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Historia

Terremotos en Melilla (siglos XVII a XIX): la protección de María Santísima de la Victoria

melillahoy.cibeles.net fotos 1469 Madre protectora. FotografA a de  Luis Legido

Atrás queda una semana que la población melillense no olvidará nunca. Un fuerte temblor de tierra nos hacía saltar de la cama, a la gran mayoría. Eran las 5:23 horas del lunes 25 de enero de 2016.

Se puede decir, sin temor a equivocación, que hay un antes y un después para Melilla y sus gentes. Miedo, nervios, insomnio por no hablar de los graves daños causados en las edificaciones.

Aunque hubo heridos leves no lloramos ninguna pérdida humana en la ciudad. Si sabemos del fallecimiento de un niño de doce años en Alhucemas víctima de un infarto. ¡Todo mi apoyo y cariño a su familia ante tan triste infortunio!
Ante estas situaciones nos damos cuenta lo efímera que es la vida y lo poco o nada que se puede hacer.
Unos rezan, otros lloran y todos expectantes por si repite, por si la naturaleza vuelve a mostrarnos su poderío, su fuerza, recordándonos cuan pequeños y débiles somos ante ella.
Los terremotos no son nada nuevo para los habitantes de la zona. Existen testimonios escritos de ello. El que fuera cronista oficial de la ciudad, coronel Gabriel de Morales y Mendigutia (tristemente desaparecido durante el Desastre de Annual en julio de 1921), recogió algunos de estos episodios en su obra Efemérides de la Historia de Melilla, acaecidos entre los siglos XVII al XIX:

5 de agosto de 1660

“ En este día, festividad de Nuestra Señora de las Nieves, se sintió un temblor de tierra tan dilatado y cruel que atemorizó la gente, viendo las murallas separadas del terraplén más de una vara, dando vaivenes a una y otra parte los edificios, desmoronándose algunos; la Torre Quemada que guarda las puertas principales se agrietó, quedó hundido medio puente y absolutamente abiertos otros muchos, que después se cayeron con las lluvias, y tan resentidas las fortificaciones que si el terror hubiera permitido a los fronterizos atacar la plaza, difícil hubiera sido la defensa”.

Tres días después, volvía a suceder un hecho similar:

“Estando en la Santa Iglesia de esta ciudad, después de misa mayor, juntos en forma de Cabildo, los Sres. Don Luis Velázquez y Angulo, Alcayde y Gobernador de esta ciudad, D. José de Rivas, Vicario y el P. Fr. Antonio de Jesús, cura y los Sres. don Bernardo Colmenares, Veedor y don Juan de Peñalosa, capitán de Infantería y demás oficiales, soldados y vecinos desta dicha fuerza, para tratar de celebrar con toda solemnidad la festividad de Nuestra Señora de las Nieves, respecto de que dicho día (5 de Agosto) del presente año de 1660 como a las cinco de la tarde, hubo en esta ciudad tal temblor de tierra que se juzgó siempre no quedase casa en pié, lo cual se atribuyó a la misericordia divina de Dios y ruegos de la Virgen Santísima y habiendo conferido lo tratado dicho Alcayde, Vicario y Cura y señores Veedor y capitán y demás oficiales, soldados, vecinos, todos unánimes y conformes dieron sus votos de que se celebrase la festividad de la Virgen Santísima de las Nieves, haciéndole una procesión general por el lugar; para lo cual quedó acordado que fuese uno de los señores oficiales mayordomo de dicha fiesta, para que juntase la limosna y así se obligó el Veedor don Bernardo de Colmenares a serlo y juntar por la ciudad para que el día octavo, por este presente año, hacer dicha fiesta y procesión, para que en adelante se haga y cumpla lo tratado y así lo ordenaron y firmaron de que yo el infraescripto Notario doy fe.

Otrosí.- Ordenaron dichos señores que el día de Santa Úrsula y sus compañeros, que se ha dejado de decir algunos años la fiesta, se haga siempre con toda solemnidad, porque de nuevo lo votaron y que para dicha fiesta se pidiera por este lugar.”

El 27 de septiembre de 1682, la población de Melilla volvía a sentir un nuevo terremoto:

“A las dos menos cuarto de la mañana tembló la tierra espantosamente y tan continuada que juzgamos se acababa el mundo; repitió el 28 y el 2 de Octubre.”

Curiosamente, el 21 de octubre de 1713, festividad de Santa Úrsula, antes mencionada:

“A las ocho y media de la noche sucedió un temblor de tierra que por su dilación y dureza causó en esta Plaza notable desconsuelo, Gloria a Dios no hubo desgracias.”

El mes de noviembre de 1755, fue también de cierta actividad sísmica en la Plaza, así el día 1:

“Se sintió un violento terremoto a las diez y media de la mañana, que cerró la bocana de la Laguna del Atalayón”.

En el caso anterior se hacía alusión al tristemente conocido Terremoto de Lisboa que produjo tantas pérdidas humanas y daños materiales. Casi finalizando el mes, el 27 volvía se percibió otro:

“A las once y media se sintió un terremoto que no ocasionó daños.”

El 29 de noviembre de 1775, cuando aún los melillenses tenían muy presentes los meses de sitio vividos, entre diciembre de 1774 y marzo de 1775, un nuevo movimiento les tuvo en vilo, sin mayores consecuencias:

“Entre tres y cuatro de la madrugada se sintió un terremoto que no ocasionó daños.”

Quizá el que tuvo lugar el 8 de octubre de 1790 fue similar ya que sólo se dice que:

“Se sintió un temblor de tierra.”

No así el del día 25, de mayor virulencia:

“Se sintió un fuerte temblor de tierra”

En los años siguientes fue mucho más frecuente la actividad sísmica en la zona:

“Desde este día (8 de octubre) al 31 de Diciembre se registraron 81 temblores de tierra: dos el 8 de Octubre, tres el 9, cinco el 13, uno el 14,15,16, 20 y 24, dos el 27, tres el 28, uno el 30, dos el 4 y el 11 de Noviembre, uno el 27, cuatro el 28, tres el 29 y dos el 30, uno el 1º,7,15,16,18,23,29 y 30 de Diciembre, seis el 2, tres el 3,4,6 y 12 y cuatro el 8 y 9”.

En el comienzo de 1792, persiste la actividad sísmica, así los días 1 y 17 del mes de enero”se sintieron” un total de veintiséis terremotos, siendo tal vez el peor día el 7, con cuatro movimientos.

En febrero y marzo continua y son contabilizados cinco. Los meses de abril y mayo fueron más tranquilos con un solo temblor de tierra en cada uno de ellos. El último día de agosto en cambio:

“Hubo un gran terremoto que causó muchos daños y fue seguido de 7 u 8 más pequeños”.

Ya no vuelve a haber referencia hasta los días 1 y 2 de septiembre, con cuatro.

Los primeros seísmos del siglo XIX, al menos de los que se tengan noticia tuvieron lugar en abril de 1821:

“Desde este día (8 de abril) al 9 de Mayo, se sucedieron continuos y fuertes temblores de tierra, con gran ruido y olor a azufre, que destruyeron muchas casas y fortificaciones.”

El 24 de marzo de 1848 volvía a temblar la tierra:

“A fines de este mes y principios de Abril se sintieron fuertes terremotos”.

Pasaron muchos años sin que se reflejara anotación alguna sobre actividad sísmica en la zona, hasta que el 6 de noviembre de 1887:

“Un temblor de tierra abrió la comunicación entre el Mediterráneo y la Mar Chica, a unos seis kilómetros de la Plaza.”

Trascurridos casi seis años, la tierra volvía a temblar en Melilla el 8 de marzo de 1893:

“A las dos de la madrugada se sintió un temblor de tierra.”

Lo mismo ocurría el día de San Antonio de 1899, aunque no debió de ser de grandes dimensiones.

Como bien sabemos en 2016 celebramos el CCLX aniversario de la ratificación de Nuestra Señora de la Victoria como Patrona. En el documento que se escribió entonces y que forma parte de los fondos del Archivo Histórico de Melilla, entre los datos aportados, se relataron también los muchos terremotos vividos hasta entonces,1756, por los melillenses.
Pero si de algo estaban seguros es que gracias a la intercesión de quien ellos consideraban su Madre Protectora, Melilla se salvó de haber sufrido peores consecuencias. Así fue como lo reflejaron entonces:

“Temblores de Tierra.

En cinco de Agosto de mil seiscientos y sesenta dia en que se celebra la festividad de N(uest)ra señora de las Nieves, alas seis dela tarde, se sintio un temblor de tierra tan dilatado, y cruel, que atemorizo la gente, viendo las Murallas separadas del Terraplen mas de una vara, dando vaivenes a una y otra parte los edificios, desmoronándose algunos y del todo los alojamientos; abierta la torre quemada, que guarda las puertas principales, hundido medio puente, y absolutamente abiertos otros muchos, que despues se cayeron totalmente con las lluvias, y quedo esta Plaza con mui poca, o ninguna seguridad por lo respective a Murallas, fuertes y demas edificios, por cuyo motibo pareze que esta Guarnicion, voto una fiesta anualmente enel propio dia de N(uest)ra señora delas Nieves, y se continua de presente, haviendo señalado el Gov(ernad)or Veedor, y ofiziales de Estado maior, y Compañias de Dotacion, la limosna que por razon de sus empleos deben dar, en una Junta general que celebraron eld ia cinco de Agosto de mil setecientos veinte y uno para que por ningun pretexto, [descaezca] este piadoso Voto: En veinte y uno de Octubre de mil setezientos y treze, dia de S(an)ta Ursula a las ocho y quarto de la noche, se sintio un temblor de tierra, y en los dias primero de Nov(iemb)re de mil setezientos cinq(uen)ta y cinco a las diez y media del dia, y veinte y nueve del propio mes entre tres y quatro de la madrugada se sintieron iguales [terremotos] pero con tanta felicidad, que ni en estos, ni otros menores que en el mes de Diciembre antezedente, y el presente se han reconocido; hemos experimentado daño alguno, quando por lo debil del material con que estan fabricadas las Casas, y algunos Quarteles, pareze imposible, ayan podido resistir la continuación de tanto combate, siendo asi que otras ciudades de España, y Africa, han quedado tan lastimadas, como nos manifiestan las memorias que se han recibido. Por todo [lo] qual y considerando la grande misericordia que su Divina Majestad ha usado con nosotros, mirándonos con [piadosísimos] ojos, en tan lamentable estación, conformándome lo expuesto por el estado mayor, ofiziales e Individuos su pedimento…”

Estas son unas breves líneas que recuerdan las situaciones vividas por quienes nos precedieron y que nosotros, tristemente, hemos sentido y percibido en primera persona en este mes de enero de 2016.
Para los creyentes, como yo, buscamos con nuestros rezos el consuelo y la protección de la Virgen de la Victoria, Patrona Coronada y Alcaldesa Perpetua de Melilla.
Es este un año mariano, la Real y Franciscana Congregación de Nuestra Señora de la Victoria, tiene previsto celebrar una serie de actos para rememorar la ratificación que hicieron en el siglo XVIII.
El primero de ellos será el próximo día 3 de febrero a las 20:30 horas en el Real Club Marítimo. En un principio era el Salón Dorado del Palacio de la Asamblea el lugar elegido para tal evento, pero los desperfectos en nuestro querido “Ayuntamiento” como consecuencia del terremoto del pasado lunes obligan a cambiar de emplazamiento por precaución.

Sea donde sea, estoy segura que María Santísima de la Victoria estará junto a todos los asistentes y continuará velando por el Pueblo de Melilla como lo ha hecho siempre. ¡Paz y Bien!.

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