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El viento coge el relevo del terremoto tirando un muro y la antena de los Bomberos

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Melilla está “resentida” por el terremoto que hace hoy justo dos semanas zarandeó a una ciudad entera con sus más de 85.000 habitantes. Esta es la explicación que ayer daban los Bomberos para explicar por qué las rachas de viento que empañaron el domingo, sin sobrepasar los 65 kilómetros por hora, causaron verdaderos estragos tirando la antena de la Sala de Emergencias 112 y un muro en el Industrial. Fue un milagro que nadie saliera herido porque los ladrillos aplastaron, literalmente, los ocho coches que estaban aparcados al lado. El desprendimiento del muro tuvo lugar poco antes de la una del mediodía. La suerte, como el día del terremoto, se alió con la ciudad aunque el suceso sembrara el pánico en la calle Carlos V. El tabique de ladrillos que cierra los bajos del edificio ubicado en el número 30 se vino debajo de repente provocando un gran estruendo. “Se oyeron gritos desgarradores. La gente pensaba que el edificio se venía abajo”, explicaba poco después la senadora Sofía Acedo, vecina del bloque, aún con el susto reflejado en su cara.

Ella misma se encargó de avisar a los consejeros Manuel Ángel Quevedo e Isidoro González, responsables de Medio Ambiente y Seguridad Ciudadana, que siguieron muy de cerca junto al presidente Juan José Imbroda la labor de los Bomberos y la Policía Local tratando de recobrar la normalidad cuanto antes.

El edificio de viviendas no se vio afectado, ya que lo que se desplomó fue el tabique de ladrillos que cierra los bajos. El propio Quevedo admitió que tenía “ciertos defectos de construcción” porque no llegaba hasta el techo, ya que en su parte alta tenía huecos entre los ladrillos para su ventilación. Este tipo de cerramientos son, como recordó el consejero, algo “provisional”, pero lo cierto es que éste llevaba ya cerca de diez años así. Eso, unido a los posibles efectos del terremoto y el viento que de ayer, hizo que terminara cediendo.

La fortuna quiso que justo en ese momento no pasara nadie por esa acera ni tampoco pillara a nadie saliendo del portal. “Si esto llega a pasar el sábado, con toda la gente que pasa por aquí para hacer la compra y el local infantil de al lado, aquí hubiéramos tenido que lamentar una desgracia”, aseguró convencida Acedo.

Probablemente esa desgracia no se produjo por pocos segundos porque cuando se desplomó el tabique sobre los coches, una mujer estaba metiendo precisamente en uno de ellos a sus dos hijos pequeños. Ninguno de los tres resultó herido, aunque se llevaron un enorme susto, como relató más tarde Gislam, una camarera de la cafetería situada justo enfrente que acudió rápidamente junto a su compañera para socorrerlos.

Ella no vio cómo se desplomaba el muro, pero sí escuchó el estruendo. “Parecía como si explotara una bombona de butano”, rememoró la joven camarera aún un poco nerviosa, que en un principio pensó que era una réplica del terremoto hasta que se dio cuenta de que el suelo no temblaba.

Aunque se saldó sin heridos, el suceso provocó numerosos daños materiales. Al menos ocho coches que estaban estacionados junto al edificio se vieron muy afectados. Los Bomberos se encargaron de retirarlos para echar abajo completamente el tabique, cuyos escombros retiraron después los servicios operativos. La Policía Local, por su parte, se encargó de cortar el tráfico y realizar los atestados por los daños en los vehículos, de los que probablemente se hará cargo el seguro del local.

Quevedo, que dijo que él también “había vuelto a nacer” porque dos horas antes había pasado por la acera afectada para ir a desayunar, señaló que las consejerías de Fomento y Medio Ambiente estudiarán ahora la situación de ese local situado en los bajos del edificio, que estaba siendo utilizado como garaje de coches Toyota sin matricular. El dueño, Carlos Lalchandani, no quiso hacer declaraciones, aunque opinó que lo que ocurrió ayer pudo ser como consecuencia del terremoto.

La caída de las antenas
Minutos antes de este suceso, el viento ya había hecho estragos en el Parque de Bomberos, donde la antena de la Sala 112, ubicada en la parte alta del inmueble, también se vino abajo. Según señalaron los Bomberos, la estructura metálica se había debilitado y uno de los vientos se había partido, de modo que terminó cediendo. No obstante, no hubo ninguna suspensión de las comunicaciones del servicio de emergencias ni de los Bomberos, que ayer también tuvieron que retirar otro poste de antenas en el Barrio de la Victoria.

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Redacción

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