Desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) denuncian las agresiones que están sucediendo en los últimos meses a los guardias civiles en el puesto fronterizo de Barrio Chino, las tres últimas el pasado 19 de enero. Según AUGC estas agresiones y accidentes entre porteadores están siendo una "tónica general" en la que espera que Delegación de Gobierno, Ciudad y mandos actúen. AUGC denunció las agresiones que sufren los guardias civiles en el puesto fronterizo de Barrio Chino en diversas ocasiones. La última, el pasado 19 de enero, en el que dos pertenecientes a la unidad de Seguridad Ciudadana y otro de Fiscal sufrieron múltiples agresiones. Desde la asociación advirtieron en un comunicado de que estos casos se están convirtiendo en una "tónica general" y es que en dicho control se producen "altercados" entre los porteadores y "casi siempre" una ambulancia tiene que acudir al lugar para atender a los heridos.
AUGC explicó que en ocasiones se deben a "caídas o accidentes", sin embargo, "en otras muchas por peleas donde no titubean a la hora de agredirse entre ellos y a los guardias civiles con piedras, botellas e incluso navajazos". Por todo ello, lamentan la "desidia total" que se muestra por parte de la Delegación del Gobierno, de la Ciudad Autónoma, así como de los mandos de la Guardia Civil. Al respecto, la asociación el pasado 21 de enero solicitó a la Delegación por escrito cerrar la frontera para asegurar a los agentes, algo que aquejan no se haya producido aún.
AUGC explicó que situaciones como las sucedidas en la última semana de enero son consecuencia de la decisión tomada hace unos años por un capitán de escoger a varios porteadores habituales de la zona para que hicieran de interlocutores de los guardias civiles a la hora de indicar a los demás porteadores dónde y cómo debían acceder al control y dónde debían permanecer. La principal razón para esta medida era el idioma.
La asociación explicó que a estos porteadores se les proporcionó una gorra con un número serigrafiado, de ahí el hecho de llamarles "gorrillas". Como agradecimiento por sus labores, a los gorrillas se les permitía que introdujeran en Marruecos dos o tres bultos sin tener que esperar la cola establecida, relatan desde AUGC.
Sin embargo, desde la asociación advierten de que ahora los gorrillas "son contratados directamente por el empresario, quien para asegurarse de que su mercancía va a pasar les paga más dinero a ellos y ya no son un par de bultos los que pasan, sino furgonetas enteras".
En este sentido, la asociación señala que "lo curioso" es que el requisitoriado es también uno de estos ciudadanos marroquíes que trabajan en la frontera para la Guardia Civil, motivo por el que la asociación entiende que "viene la responsabilidad de los mandos de la guardia civil de Melilla que autorizan como ayudantes a personas con antecedentes penales".
