Hoy se cumplen 20 años desde que José Antonio no está con nosotros. En la tarde del 12 de febrero de 1996, tras un accidente en las pistas de esquí de Sierra Nevada mientras practicaba su deporte favorito (snowboard), falleció. Recuerdo la llamada de Antonio, su padre, trasladándome la trágica noticia; no me lo podía creer, era algo inimaginable,…
… parecía una pesadilla, pero sucedió. Tengo que confesar que fue el palo más grande, sin lugar a dudas, que he recibido en mi vida. Perdí a una persona que era un hermano para mí, un joven de 28 años lleno de vitalidad; era extrovertido, simpático, agradable, bondadoso, apreciado y querido por todos los que lo conocían y, como cualquiera con esa edad, con muchos proyectos e ilusiones por delante.
Se fue, pero sigue entre nosotros. Durante estos años, has visto crecer a una persona que, sin aún haber nacido, ya que estaba en el vientre de tu hermana, querías con locura, tu sobrino José, un niño ejemplar y al que estabas loco por conocer; también te habrás alegrado de tener otra sobrina, Beatriz, una chica con tus mismas cualidades, ella eres tú pero en mujer. Estarás comprobando que tus padres, afortunadamente, están muy bien, y te darás cuenta que cada vez que me ven, te ven a ti. De tu hermana qué decirte, sabes que se encuentra perfectamente, la heredé como hermana, es una mujer extraordinaria, buena hija, buena esposa, buena madre y muy trabajadora.
Pasan los años y sigo recordando, como si fuese ayer, tantos y tan gratos momentos que pasamos juntos, la época del instituto, la universidad, los veranos, las navidades, nuestros negocios de hostelería que, gracias a nuestros padres, pudimos emprender, y los grandes ratos de diversión con nuestros amigos, que eran y siguen siendo muchos.
En fin, siempre te recordamos, pero hoy era un día especial que quería dedicarte personalmente.
¡Te echamos de menos hermano!
