Cuatro años han pasado ya desde aquel mes de marzo de 2012, fecha en la que el general Luis Martínez Trascasa fue destinado a la Comandancia General de Melilla.
Burgalés de nacimiento y militar de vocación, ingresó en la Academia General Militar en 1975, ascendiendo a teniente en 1981. Desde entonces y hasta su llegada a esta ciudad, como general de brigada, ha pasado por varios destinos, dentro y fuera de nuestras fronteras.
En la revista Boina Negra, de los paracaidistas del Ejército Español, correspondiente al último trimestre de 2008 y tras haber asumido el mando de la BRIPAC, en la editorial animaba y arengaba a sus compañeros a seguir trabajando como lo habían hecho siempre finalizando el texto del siguiente modo: “Tenemos un año por delante lleno de retos ilusionantes en el cual debemos buscar la excelencia como clave de nuestro estilo paracaidista, para acabar el año con nuestra misión cumplida. Estas reflexiones, unidas a la ilusión e iniciativa propias de una unidad paracaidista, nos obliga a continuar buscando nuestro último objetivo: ser los mejores soldados de la patria”.
En junio de 2010 en el Campo de Maniobras y Tiro “Álvarez de Sotomayor”, en Almería y como jefe de la ASPFOR XXVI, tuvo la oportunidad de departir con el entonces Príncipe de Asturias, hoy Rey Felipe VI.
Apenas había transcurrido un mes de estos hechos cuando debía cumplir una nueva misión fuera de España. Ésta le llevó a Oala-i-Now, capital provincial de Bagdhis, en el oeste de Afganistán. Allí, en la base Ruy González de Clavijo, relevaba en el mando al entonces coronel de la Legión Miguel Martín Bernardi. Quién sabe si aquel cruce con un distinguido militar melillense, estaba marcando su destino profesional.
Con anterioridad y desde 1991 a 2007 ha cumplido con otras misiones internacionales en países como Grecia, Iraq, y Líbano.
Su buen hacer dentro del Ejército le ha hecho merecedor de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar con Distintivo Blanco y 8 cruces; Gran Cruz y Encomienda de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, Cruz de la Orden del Mérito Aeronáutico, de la Guardia Civil y Policial, todas ellas con Distintivo Blanco. Cruz de la Orden del Mérito Militar con Distintivo Azul. Tres Medallas de la OTAN, 2 de Naciones Unidas, así como 4 menciones honoríficas y 6 felicitaciones. En noviembre de 2015, era nombrado “Regular de Honor”, por el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas nº 52 de Melilla. Como buen paracaidista ha sabido sobrevolar, metafóricamente hablando, el cielo de esta ciudad, durante su estancia en ella con el fin de conocerla a fondo y poder llevarse en sus retinas la mejor de las imágenes, para tener un recuerdo imborrable.
El día de su toma de posesión como segundo jefe de la Comandancia General de Melilla dijo que esperaba “convertirse en un melillense más” y realmente lo ha conseguido participando en cuantos actos ha podido, en algunas ocasiones acompañado de su familia.
En ese acto también dijo que:
“QUIEN NO HA ESTADO DESTINADO EN MELILLA, NO SABE LO QUE ES ESTAR ENTRE LOS MEJORES SOLDADOS DE ESPAÑA”
Hoy, cuatro años después, nosotros tal vez convertidos en portavoces de otros muchos melillenses podemos decirle, desde el afecto y la admiración:
“QUE QUIENES HAN TENIDO EL PRIVILEGIO DE CONOCER AL GENERAL LUIS MARTÍNEZ TRASCASA, SABEN LO QUE ES ESTAR CERCA DE UNO DE LOS MEJORES SOLDADOS DE ESPAÑA”
Esta ciudad y sus gentes no le van a olvidar nunca por su cercanía para con los melillenses; participando en todo lo que se ha programado en la Ciudad. Su interés por la historia de Melilla le llevó hasta la Asociación de Estudios Melillenses, de la que es miembro, y a asistir a las charlas y conferencias que en ella se han impartido, así como a otras actividades culturales. Quienes escriben estas líneas han tenido el privilegio de tratarle, de vivir en primera persona situaciones que para siempre quedarán en nuestra memoria como un grato recuerdo de su paso por Melilla y por nuestras vidas.
Ha compartido con nosotros momentos familiares, haciéndonos partícipes de ellos.
Ahora, llegado el momento de la despedida, le deseamos todo lo mejor en esta nueva etapa que comienza. Tenga la seguridad que, en esta Melilla centenaria, deja buenos y verdaderos amigos que le admiran y le estiman. No podemos escribir un Adiós, nos resistimos a ello, por eso al dejar abierta la posibilidad de un reencuentro en el futuro le decimos.
¡HASTA SIEMPRE GENERAL!
¡LOS MELILLENSES NO LE OLVIDAREMOS NUNCA!
