Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

CARTA DEL EDITOR

Así está España

melillahoy.cibeles.net fotos 1562 flor

Un gran pacto Ceuta-Melilla para defender conjuntamente los legítimos intereses de las dos ciudades españolas norteafricanas sería una de las pocas alternativas de progreso que las dos ciudades, tan diferentes y tan parecidas, tienen. Un gran pacto que no sea sólo de dos presidentes de las Ciudades Autónomas, ni siquiera sólo de las Asambleas de las dos ciudades, sino de ambos pueblos, de sus gentes, de sus empresarios, de sus Casas (en Melilla existe la Casa de Ceuta, en Ceuta no existe la de Melilla), de sus diversas organizaciones sociales.
Desde hace meses he venido diciendo y escribiendo que las elecciones generales se iban a repetir, en contra de la generalizada opinión de que PSOE, Ciudadanos, Podemos e independentistas catalanes, vascos y gallegos terminarían por pactar, con un programa de un sólo punto en el que todos estaban de acuerdo: echar a Rajoy y, con él, al Partido Popular. Pensé entonces, y lo sigo pensando ahora, que un nexo de unión cuyo único soporte es eliminar algo o a alguien, es demasiado débil como para soportar a continuación las tensiones de la ocupación de los cargos (presidente, vicepresidente, ministros, etc) y la molesta (para los partidos) obligación de hacer público un programa electoral (obligación que ya se sabe que es ineludible, aunque también saben los políticos, como los ciudadanos, que los programas electorales están para no cumplirse, y sirva como ejemplo reciente lo que hizo el PP con su prometida bajada de impuestos). Los hechos han demostrado que es imposible aprehender separatismo y unión, dependencia pública y libertad individual, comunismo y empresa privada, egos gigantescos con otros egos no menos gigantes y así un largo etcétera. El resultado ha sido que habrá nuevas elecciones el 26 de junio.

La mayoría de los medios de comunicación nacionales han reaccionado con titulares como los de «naufragio de los partidos, un futuro lleno de incertidumbres» o «fracaso general de los partidos» y con propuestas del tipo «que dejen de cobrar, desde ahora y hasta después de las nuevas elecciones, todos los diputados y senadores, que han fracasado en su cometido de formar gobierno», una propuesta acertada pero que, como todos sabemos, no se va a llevar a cabo. Muchos de los medios de comunicación que hablan de naufragio de los partidos son aquellos que, acostumbrados a influir, cuando no decidir, lo que deben hacer los partidos, han propuesto un acuerdo PP- PSOE como única solución de gobernabilidad, algo manifiestamente imposible no sólo por la inocultable animosidad entre Rajoy y Sánchez, sino por la verdadera naturaleza de los hasta ahora dos mayores partidos políticos españoles. El PP necesita, como propone hasta Aznar, una renovación y una verdadera vuelta al liberalismo, a semejanza de los grandes partidos democráticos de centro-derecha o conservadores que hay en el mundo desarrollado, necesita ya, ahora, otros líderes, otros objetivos, menos miedos, compaginados con el agradecimiento a Mariano Rajoy por los servicios prestados. El PSOE necesita, como le pasó a Alianza Popular, un cambio radical, una refundación y dejar de ser un partido cuasi comunista para ser uno realmente social-demócrata, como lo son los partidos socialistas o demócratas (en el caso norteamericano) del resto del mundo; y con líderes que no sean del tipo de Pedro Sánchez, sino que se parezcan un poco más a Felipe González, por ejemplo.

Ahora la gran incógnita es qué va a pasar, cuál va a ser el resultado de las nuevas elecciones generales. Muy parecidos a los del 20 de diciembre, dicen las encuestas y los medios de comunicación nacionales. No tan parecidos, creo yo y me baso en que ahora los ciudadanos españoles conocen más a los que lideran los partidos, especialmente a los nuevos, y saben más sobre las alianzas intentadas, o no, por unos y otros. Creo que el PP va a mejorar algo sus resultados anteriores, porque son los mejores o porque son los menos malos y porque la alternativa al PP que se vislumbra -Podemos-Pablo Iglesias-Comunistas-separatistas- ahora es más visible y más aterradora para España o lo que pueda quedar de ella. Elegir entre los menos malo y lo horrible será menos difícil en junio de lo que fue en diciembre. Y también porque, se quiera o no, la economía manda y afortunadamente nuestra economía, la de todos los españoles, no depende sólo de lo que decide el gobierno español de turno sino, en gran medida, de lo que decidan en la Unión Europea con su dinero. Y lo que la Comisión Europea ha dicho ya a España es que tiene que reducir su déficit público en nada menos que 4.000 millones de euros y que tendrá que pagar una multa por haber excedido el déficit pactado, cuyo aumento es lo que propugnan los Podemos y compañía. No parece nada probable que la Unión Europea, que aporta a España unos 1.500 millones de euros anuales más que los que recibe de nuestro país, vaya a contemplar sin actuar cómo un gobierno a la griega dilapida aún más dinero público…ajeno.

Lo que suceda en España en general va a ser también muy importante para Melilla, en particular. Nuestra ciudad, en conjunto, no va bien. Acabo de estar, el fin de semana pasado, en Ceuta, que va, se puede observar a simple vista, económicamente mejor que Melilla, estancada y con una administración pública gigantesca y casi paralizada por el miedo y las denuncias judiciales, sumadas a las luchas intestinas partidistas y a un resultado electoral que ha llevado a un pacto de gobierno contra natura y que implica graves riesgos futuros. Un gran pacto Ceuta-Melilla para defender conjuntamente los legítimos intereses de las dos ciudades españolas norteafricanas sería una de las pocas alternativas de progreso que las dos ciudades, tan diferentes y tan parecidas, tienen. Un gran pacto que no sea sólo de dos presidentes de las Ciudades Autónomas, ni siquiera sólo de las Asambleas de las dos ciudades, sino de ambos pueblos, de sus gentes, de sus empresarios, de sus Casas (en Melilla existe la Casa de Ceuta, en Ceuta no existe la de Melilla), de sus diversas organizaciones sociales. Estuve hablando de eso con el presidente ceutí, Juan Vivas, una persona sumamente amable al que la idea de avanzar en ese sentido de colaboración eficaz y profunda entre melillenses y ceutíes le gustó, como la de crear organismos conjuntos privados que faciliten pasar de la intención a la imprescindible acción.

Posdata. Mientras que el tan injustificadamente condecorado y que tanto daño ha hecho a tantos melillenses inocentes capitán de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Melilla, Sergio Rodríguez, nos denuncia, con el apoyo de una fiscal, al director del periódico y a mí, el asunto del terrorismo callejero del que fuimos víctimas, dos días después de haber publicado este periódico parte de las declaraciones que nos hicieron contra ese capitán representantes de otros guardias civiles, sigue sin esclarecerse, sin que nos conste que la fiscalía haya intervenido en este gravísimo tema. Ver para creer o así está España, como diría un castizo.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€