Subo las escaleras de la UNED al aula 10. El ascensor está estropeado y con mi bastón y algo ciega inicio los escalones despacio porque ya mis años y achaques no me permiten correr. Al final de la escalera estás tú, ¡perdón! TÚ. Cuando te abrazo el agua de sal de tus mejillas refrescan mis arrugas y siento que ese abrazo con silencios intercambia palabras que nos une.
Sin que tú lo percibas arranco con sigilo una escama plateada de tu cola y al llegar a la casa la guardo en un bolso de tela en el cual de pequeña escondía mis tesoros. Cuando cierre la puerta de mi alcoba marchita pensaré, en mi vigilia, que voy a hacer con ella. Quizás me haga un anillo o un broche para el pecho aunque, si bien decido, sería mas apropiado hacerme una lentilla para mi ojo derecho que ya no me permite distinguir las facciones de aquellos a quien quiero y que están siempre cerca y me guían con su brazo.
De momento la tengo y me siento de nuevo la niña de mis años. Ya no me duele tanto que se hayan perdido los tesoros de antaño, se fueron como pasan los días, las estaciones,…, eran versos y besos, algún que otra moneda, un dedal y un pañuelo que me dio de recuerdo la niña que vivía en esa misma casa en donde tú naciste.
Nacisteis Sole y tú como dos candeleros para inundar Melilla de música y de versos y en esta fresca noche de joven primavera he sentido la dicha de poder compartirte.
Estaba con los tuyos abrazando tu espacio y hasta los que no estaban se hicieron carne viva y sé que cuando danzando en la tarima o sentada en la mesa recitabas tus versos también los percibías. Que hermoso ha sido Nieves poder haber vivido estos momentos, hacer intrínseca tu palabra y mi oído, haberte visto volar sobre esos versos, saber que a veces me mirabas y que confías que sabré ser Mujer a los setenta. Gracias a esos pájaros que dejaron las palabras en el bosque y gracias a ti, niña mía, porque esas palabras que a ti te sanaron se han hecho bálsamo en mi corazón.
Gracias Ángel Castro por definir con empeño y cariño a la mujer, a la sirena, a la poeta, a su obra.
Tu tía M
