“Para vencer al dolor, hay que disfrutar con él hasta que el disfrute sea pasión por dominarle; inclúyase como dolor la adversidad irreconocible".
Cruel, impertinente y solapado, entra sin saber por qué, si tú no lo has llamado. Es lo mismo, entra y te doblega; tu química enloquece, con el tiempo le consideraras tuyo, estás perdido, es rémora que no te guía, te marca. Pasas el tiempo entre analgésico e hipnótico. Sometido tú, lo llevas cuan carga. Te dicen ¡ande! ¡Muévase! Venza la situación para no anquilosarse. Con esfuerzo estiras los músculos, tendones o ligamentos ¡con cuidado! Día a día, minuto a minuto, pasando por los segundos inflas y desinflas el pecho. Es la recomendación especializada, tú, obedeces con mucho esfuerzo. Otra cosa es que, allá, con el tiempo, te hagas a sus altibajos; luego, con más experiencia consigues obviar en parte y de mil maneras el ataque, ese que según el clima hace a los reumáticos alternadores de su quejo o retorcimiento. No digamos si llega usted a fibromialgia, es entonces, sólo entonces, cuando como espantapájaros en el tiempo, muestras a escondidas tus gracias, ya que a la luz disimulas tus algias ¡si puedes!
Me decía mi abuela, Doña Mercedes, que el refranero bien decía que "la cara es el espejo del alma", sobre todo cuando tú te tragas el quejo y estirado (es un decir) luces sin gracia alguna, aquella de otros tiempos; y para eso la mujer es ducha en sobreponerse, bien sea por estar hecha para ello; pero llegado el momento fatal, ese de desconocida entrada e ignorancia compartida por muchos y sapiencias sabias por otros pocos, ataca el cruel misógino más a la mujer. Y cuando este la destroza a ella, hecho su cuerpo para baúl de recuerdos dolorosos, supónganse cuando a nosotros los hombres, puros machotes, sólo útiles para procrear (hoy en día ni para eso) nos da un simple cólico nefrítico y nos derrumbamos ante tal parida. Qué será cuando la algia fibroide ataque al varón… piensen. Si lo desconocen, cuídese y respira hondo, porque de hombre pasará a… eso ¡espantapájaros!
Luego, amoldaras tus quejos silenciosos, los que te dejarán boquiabierto, retorcido y masoquista perdido como adaptación a una nueva vida, entre inflamaciones y articuladas porosidades, deformaciones por esclerosis, inútil ante el ataque permanente de oscilante dolor. Y verás las estrellas con los ojos cerrados, apretaras los maxilares y sonaran tus dientes como neumático en parking cerrado. De hecho y solo por eso, tus bienestares huirán a los indefinido, siendo flujo solo de tu pensamientos; dejarás de lucir recto y engarrotado llevarás bastón con paso disminuido, y para subir a la iglesia irás si puedes por rampa. Y se convertirá tu casa en cárcel de difícil acceso de vieja construcción. Y de conducir ¡nada de nada! Es que ni soñarlo. Cederás el coche o se hará inservible y herrumbroso, y lo verás todos los días y pensarás ¡como aliciente! Que un día cualquiera no montarás de copiloto. Mientras tanto, el I+D (investigación y desarrollo) irá a su aire entre recorte y multa, mientras otras especulaciones nos seguirán hundiendo en el bache de la deuda externa ¿Por qué? Cómo es que antes sin tanta globalización éramos "como juan palomo, yo me lo guiso y yo me lo como" y nos funcionaba todo. ¡Eso sí! éramos más españoles. Y también gateábamos.
