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El Rincón de Aranda

Pedro Segura, Diego Segura o Juan Segura, ¿-Fue alférez o cabo?

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En noviembre de 2012 escribí dos artículos: «Una calle con nombre incierto», y «¿Quién fue Pedro Segura?». Ese nombre, como ya saben, es el que está rotulado en la glorieta-calle del monumento a los Héroes de Taxdir, junto Comandancia General. Yo preguntaba, a la vez que indagaba con amigos, muy puestos en el tema, sin llegar a conclusión alguna. Comprobé que en el callejero de la A.E.M. «Historia de Melilla a través de sus calles», pag. 153, dice que Pedro Segura fue un Cabo que defendió con valor el fuerte de Santiago en 1679, pereciendo con 25 de sus compañeros. Pero claro, como mi curiosidad es cual mosca cojonera, leo que G. de Morales, en «Datos para la Historia de Melilla. 1497-1907», volumen I, páginas. 71 y 72 dice que el 14.09.1678 (sic), los moros sitiaron el Fuerte de Santiago:
«…Después de haberles dado humazo por debajo de tierra, un lienzo de la muralla se desplomó, momento que aprovecharon para asaltarlo, siendo inútil el valor del Cabo D. Diego (sic) Segura, y sus 24 soldados, que los pasaron a cuchillo.» En «Efemérides de la Historia 1497-1913», página 71, del mismo autor, también figura el nombre del Cabo D. Diego Segura, inclusive los de sus 24 compañeros. También en «Población General de España», de Juan Antonio Estrada, existe ese Cabo, también con el mismo nombre de Diego Segura.
Entonces, como hay personas, que sin título alguno colgado en la pared, son verdaderos historiógrafos e historiadores de un prestigio, no reconocido, como los que investigan nuestro pasado, los que se dedican, durante décadas, en recopilar datos de archivos públicos, noticias que les pareció interesante para su archivo privado; y también los que la escriben y publican, como es mi buen amigo José Luís Blasco López, que yo lo llamo, con merecido lirismo: «Fontana Verde», nombre digno de un cardenal renacentista y mecenas, por su altruismo cultural e histórico. José Luís como fecundo en Historia de la Iglesia de Melilla, fue el que me dió la clave, clave que está en el Libro 2º de Defunciones, Folio 35, depositado en el Archivo del Obispado de Málaga, (La «Manquita» Catedral). Un relato firmado y rubricado por el Capuchino Fray Diego de León, presente en la Iglesia de Ntra. Señora de la Concepción de Melilla, y sacerdote, que: «…Ofició las exequias por las almas de dichos soldados, que no fueron recogidos (sic) para ser enterrados dentro de los muros de la Plaza, por temor a una traición de los moros». En el relato de este Capuchino se contabilizan, 25 cristianos. No dice si el Cabo se llamaba Pedro o Diego, sino JUAN (sic). También Estrada y Paredes, en «Población General de España», en edición de 1768, pág. 554, indica: «… Se perdió en repetidos abances (sic), el día 14.09.1679, y 24 hombres que lo guardaban». Estrada cambia la palabra «cristianos» por «hombres», y tampoco da los nombres, y rebaja el número de los que cayeron, en uno menos. G. Morales dice; «… Fue inútil el valor del Cabo Diego Segura y de sus 24 soldados, todos fueron pasados a cuchillo». De nuevo son 25 muertos, y esta vez se sustituyen las palabras «cristianos» y «hombres», y se añade «soldados».
También, José Luís, me indicó que leyera el Acta de la Junta de Arbitrios de 30.12.1903, en la que, entre otros temas de la ciudad, se puede leer: «…A propuesta del Mayor de la Plaza para que se nombre y se coloquen luces en las nuevas calles del ensanche del Polígono, el Sr. Ferrer (Vocal Secretario, abogado D. Manuel Ferrer), indicó que sería justo se diera a tres de dichas calles los nombres de Pedro Segura, Alférez (sic) que murió mandando el Fuerte de Santiago exterior en unión de 25 hombres que componían la guarnición, …». Los otros nombres son Carlos de Arellano y Luís de Sotomayor. Pablo Vallescá propuso también que se pusiera una calle al General Buceta que, «… con el plano a la vista se asigne nombre a todas las calles del Llano de Santiago, …».
Y para finalizar, yo creo que los historiadores de «ojana», «postineros» y «postureros», tienen un buen trabajo de investigación. ¡Ay!, ya se me olvidaba, qué cabeza la mía: Le digo a la Sra. Consejera de Cultura, que el nombre de Napoleón, aún lo tengo en mi cacumen, en espera de una contestación por su parte, para saber si lo retira del callejero o va a seguir haciendo caso omiso a las sempiternas peticiones que le vengo haciendo al respecto. A veces creo que va a ser como con el monolito de los Héroes de Monte Arruit, que después de tanto peregrinar por la ciudad, al final lo colocaron en el interior del Cementerio, que era donde yo pedía, pero no al pié de la escalera de acceso al mismo Panteón, sino en la puerta principal del mismo.

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Juan J. Aranda

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