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Buenos días

¿Por qué?

melillahoy.cibeles.net fotos 1646 ANDRES HERNA NDEZ

¿Qué induce al terrorista a inmolarse? ¿Sabe lo que hace?… ¿Qué sabe? ¿Procede por voluntad propia, o esa voluntad está manipulada, corregida, absorbida y encausada por otra voluntad?… ¿Qué persigue esa otra voluntad?…

¿Esa otra voluntad es voluntad o simplemente interés? ¿Interés de intereses…? ¿Interés religioso?… ¿Tiene lo religioso interés? ¿O el interés de lo religioso es Desinterés?…
¿Qué induce a la vida a destruirse destruyendo? El Cristo dice: “Nadie me mata. Soy yo el que entrega su vida”. Ese proceder tiene una incomprensible pero conmovedora razón. Sobre ella se ha edificado toda una generación que ajena al tiempo, intenta descubrir en sí misma esa razón, para llegar a saber el porqué de la misma.

No es un suicidio, como alguien pudiera pensar de las palabras de Jesús. Es una entrega. Una dádiva para un intercambio. El mismo lo dice, camino de la crucifixión: “He venido a hacer todas las cosas nuevas”. Acabar con lo viejo… ¿Qué es lo viejo?…Aquello que ha tenido tiempo… ¿Qué es el tiempo? Lo que no tiene presencia en lo nuevo. ¿Qué es lo nuevo? Las cosas que surgen de la entrega del Cristo…
Si en un momento de confusión, desánimo o falta de esperanzas, alguien decide poner fin a su vida, es lamentable. Pero sucede a veces, pasando sin otro comentario que el de algún allegado al suicida, y en muy raras ocasiones, la Ley interviene para analizar conociendo los motivos que originaron esa muerte. Silencio, sepulcro y olvido. Sólo Dios tendría la solución del enigma.

Pero, cuando hay una inmolación propia, dirigida a otras muertes inesperadas, el suicidio deja de ser suicidio para ser asesinato. Y si este crimen, se lleva a efecto, haciendo cómplice a la única verdad que no tiene complicidad, ya que si la tuviese dejaría de ser Verdad, para ser “verdades”, entonces, la acción se enfrenta al autor de la misma, en dos epílogos culpables.

Primero: ser autor de asesinatos de inocentes.

Segundo: querer implicar como cómplice, precisamente a Aquel que ordena no matar, intentando anular Su mandato, anteponiéndole una orden, un deseo, un interés, personal a lo divino.

Se contradice todo este atropello humano y “espiritual”, que cada día se presenta con mayor virulencia, en esta oscuridad que le promociona y en esa indiferencia absoluta y desconsiderada, a lo que en realidad, debería de promocionarle.

Buenos días y…

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