En Trasmediterranea tenemos el firme convencimiento de que nuestro crecimiento debe ser respetuoso con el entorno en el que operamos, y no nos conformamos con cumplir las normas internacionales al respecto (hace más de 10 años que contamos con la certificación ISO 14.001), sino que dedicamos nuestros mayores esfuerzos a la búsqueda de medidas mitigantes del impacto de nuestras operaciones en el medioambiente.
Los buques de Trasmediterranea que actualmente conectan Melilla con la península son el ejemplo más plausible de este esfuerzo. Tanto el Fortuny como el Sorolla montan en sus dos hélices (que entregan los casi 40.000 caballos de potencia generados por sus cuatro motores), unas palas denominadas "CLT", fruto de un ambicioso proyecto de investigación hidrodinámica, que permiten reducir la huella de carbono producida por cada barco en un 7%. Además, se ha modificado el esquema de pintado de la obra viva (la superficie del casco sumergida), apostando por nuevos materiales fluopolímeros, que ofrecen un 60% menos de rugosidad y, por tanto, menor resistencia al avance.
Además del exhaustivo control de emisiones que realizamos y la precisa conducción de los sistemas que conforman los principales focos de consumo y emisiones de un buque, los convenios de buenas prácticas medioambientales con la Administración o la elección de consumo de combustibles de bajo contenido en azufre, son sólo un ejemplo de la anticipación que muestra el equipo de Compañía Trasmediterranea al posible impacto sobre su huella de carbono.
El conjunto de estos esfuerzos ha tenido su fruto, y nos sentimos orgullosos de haber reducido la emisiones de CO2 de manera sustancial en los últimos cuatro años.
El 90% de las mercancías a nivel mundial se transportan por vía marítima. Es un hecho incontestable que el buque es la forma de transporte más eficiente que existe. Aunque tan sólo el 3% de las emisiones de CO2 a la atmósfera tienen su fuente en el transporte marítimo (frente al 20% aportado por el transporte terrestre), los más recientes estudios indican que, si no se toman medidas urgentes, en el año 2050 la huella de carbono excederá el doble que la actual.
Por eso, ninguna medida será suficiente si no mantenemos la visión a largo plazo y la absoluta alineación de todas las personas que formamos esta centenaria Compañía con los objetivos estratégicos de sostenibilidad que, desde la Dirección, se establecen con carácter quinquenal.
En ese sentido, ya se trabaja de manera intensa y multidepartamental en una serie de medidas que nos permitirán mantener los excelentes resultados que venimos mostrando. Entre ellas destacan el estudio de propulsión de los buques con Gas Natural Licuado, que no sólo reduce más de un 20% las emisiones de CO2, sino que consigue que los gases con contenidos en Azufre y Nitrógeno desaparezcan, o la instalación de grandes sistemas de filtrado de gases (los llamados "Scrabbers") que actúan a modo de catalizador. También trabajamos en el estudio de consumo de combustibles con contenidos menores de 0,1% de azufre (Ultra Low Sulfure Fuel Oil), así como las modificaciones de las formas de los cascos de los buques, en conjunción con la adaptación de los diámetros de sus hélices, en pos de conseguir el régimen óptimo de consumo.
En 2017, Compañía Trasmediterranea celebra su centenario, y revisamos con orgullo nuestra contribución a un desarrollo sostenible, con acciones concretas que nos sitúan como una compañía líder mundial al respecto.
Pero no circunscribimos este esfuerzo sólo a nuestros barcos, sino a toda la actividad e instalaciones con las que contamos. Como muestra, todos los eventos que formarán parte de la celebración de nuestros 100 años de existencia serán neutros en Carbono.
Sólo con esta filosofía de ser de Compañía Trasmediterranea podremos cumplir con orgullo otros 100 años de respeto al medioambiente.
Ramón Piñeiro Rey
Director de Explotación de Trasmediterranea
