Por espacio de casi setenta años, desde abril de 1931 -recién proclamada la Segunda República- y hasta julio de 1998, en que entró en servicio el buque Ciudad de Málaga, la mayoría de los buques de Compañía Trasmediterránea ostentaron nombres de ciudades españolas, la mayoría de provincias marítimas, pero también algunas de tierra adentro, caso de Zaragoza, Huesca, Teruel, Pamplona, Oviedo, Salamanca, Burgos, Toledo, Badajoz y Granada. Sevilla tuvo dos barcos con el nombre de la bella capital del Guadalquivir y hubo casos concretos de otras poblaciones no capitalinas, como Ciudad de Algeciras, Ciudad de Alcira, Ciudad de Compostela, Ciudad de La Laguna y Villa de Agaete.
De los barcos que navegaron en el Estrecho, hubo uno llamado Victoria, que conmemoraba el paso de las tropas del general Franco en agosto de 1936; Virgen de África, en homenaje a la venerada imagen de Ceuta; y Ciudad de Tarifa. Los tres buques fueron todos del mismo modelo y hemos de recordar que se trataba de los primeros de su clase tipo ferry con acceso por popa. Los dos primeros estuvieron habilitados en sus primeros años para el transporte de vagones de tren con sus correspondientes raíles.
Personalidades
Compañía Trasmediterránea rindió homenaje a destacadas personalidades de la naviera, caso de Juan José Sister, Antonio Lázaro, Vicente Puchol, Juan José Dómine, Ernesto Anastasio, Juan March, Manuel Soto y José María Entrecanales. Algunas islas navegaron enarbolando el gallardete de la empresa, caso de Menorca y La Gomera y ciudades que tienen el honor de poseer el título de villa, caso de Madrid y Bilbao también tuvieron el privilegio de navegar en los barcos de Trasmediterránea.
En los años de la Segunda República hubo un buque llamado Fernando Póo, único dedicado a Guinea española y en la década de los sesenta fueron construidos cinco barcos bautizados con nombres de patronas, tres de ellos de Canarias (Santa María del Pino, Santa María de Candelaria y Santa María de las Nieves) y dos de la Península, Santa María de la Paz y Santa María de la Caridad.
Princesas y peces
Hubo "princesas" que volaban sobre el mar de Canarias en forma de jet-foil, una de las embarcaciones de alta velocidad mejores del mundo: Princesa Voladora, Princesa Guayarmina, Princesa Guacimara, Princesa Dácil y Princesa Teguise. Todo un hito desde 1980 y por espacio de 25 años. Peces como Pez Volador, Tiburón, Barracuda, Marrajo y Tintorera viajaron en las líneas rápidas, lo mismo que los novedosos fast-ferry Alcántara y Almudaina y los catamaranes de la serie Milenium y Alborán. También hubo cuatro vientos que navegaron con los nombres de Cierzo, Siroco, Monzón y Levante.
Ciudades
Cádiz, Ceuta, Málaga, Melilla, Alicante, Valencia, Tarragona, Barcelona, Palma de Mallorca, Mahón, Ibiza, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de La Palma fueron nombres de ciudades marítimas españolas peninsulares, insulares y norteafricanas que ostentaron los barcos de Compañía Trasmediterránea desde su fundación en 1916, hace ahora casi un siglo. Lo mismo que el buque Ciudad de Tánger, único caso en el que ha ostentado una población de Marruecos muy relacionada con la historia de la naviera española.
Figuras del arte
Trasmediterránea también rinde homenaje a figuras destacadas del arte español. Dos de sus mejores barcos ostentan los nombres de Sorolla y Fortuny. Tienen la consideración de superferries, por su tamaño, espacio, velocidad y calidad de los servicios a bordo. Lo mismo que otros barcos llamados Murillo y El Greco, serie a la que también pertenece el buque Zurbarán, que sigue en servicio, lo cual acredita el compromiso de la compañía con aquellas personalidades que han legado tanto prestigio.
En los últimos años, en los que la velocidad se ha impuesto como uno de los atributos del transporte marítimo, son los buques Superfast Baleares, Superfast Levante, Superfast Galicia y el citado José María Entrecanales los que marcan la pauta de los nuevos tiempos. Camino que había emprendido unos años con los buques Superfast Canarias y Superfast Andalucía, a quienes correspondió acreditar el rumbo del nuevo milenio.
Juan Carlos Díaz Lorenzo
