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Desarrollo económico, social, cultural y tecnológico: Los nuevos perfiles ocupacionales y su componente educativo

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La educación: nuevos objetivos ante la vida activa en la sociedad futura (II)
Son muchos y muy diversos los factores que inciden sobre las modalidades de la vida activa y los que determinan sus características y cuantía. Los profundos cambios sufridos durante las últimas décadas y los probables por venir, sobre todo en términos del desarrollo económico, social, cultural y tecnológico, modifican sensiblemente el panorama actual y futuro de la vida …

…activa frente al panorama al que nos tenían acostumbrados los aún no muy lejanos años del desarrollismo, con la exigencia social de pleno empleo productivo.

Aquella situación suponía un crecimiento material sostenido e indefinido apoyado en una industrialización a ultranza, gracias a materias primas infravaloradas que a menudo eran derrochadas y a un consumo alentado por el crédito internacional fácil sin previsión adecuada sobre las consecuencias de un endeudamiento excesivo. La insolidaridad y la imprevisión han pasado entretanto parte de la factura, resultado de la cual es buena parte del desempleo que flagela al mundo.

Una de las primeras consecuencias positivas de este estado de cosas ha sido la revisión del concepto de desarrollo, para cualificarlo más bien en término de desarrollo selectivo u orgánico, con énfasis en el progreso social y cultural, así como en la calidad de vida, lo que a su vez requiere, sin embargo, el crecimiento material.

Las recientes políticas de ahorro de recursos naturales frente al derroche previo, la mejora de la gestión, la previsión creciente y de investigación para el desarrollo, apoyadas en la innovación y la creatividad, con la irrupción de las nuevas tecnologías (microelectrónica, biotecnología, nuevos materiales, exploración de los océanos y del espacio), van abriendo un nuevo horizonte de esperanza. En particular, y como trasfondo esencial, aparece hoy en día la explosión casi geométrica del conocimiento en muchos sectores; la informática se está convirtiendo en herramienta con un potencial aún insospechado en prácticamente todos los ámbitos del quehacer humano; y la comunicación en sus diversas modalidades tecnológicas, con un constante «bombardeo» de información, parece ser va a caracterizar esa nueva sociedad en ciernes, acrecentando la movilidad de las ideas y reduciendo la necesidad de la movilidad de los hombres…

En consecuencia, todo parece replantearse: La comunicación y la información, con los sistemas integrados y los bancos de datos; los servicios, con las nuevas y crecientes expectativas sociales de calidad de vida y de participación ciudadana, en plena reestructuración demográfica de los índices de natalidad, de la composición de la unidad familiar y de la urbanización rural, entre otros; la agricultura, enfrentada con el necesario ahorro energético y a punto de ser revolucionada por la genética agraria y por las sustituciones industriales de muchos de sus productos naturales; y la industria, con la introducción masiva de la microelectrónica y el comienzo de la robotización, además de los nuevos materiales de todo tipo y la creciente miniaturización de sus productos. Incluso en el plano cultural parece haberse iniciado un profundo cambio de consecuencias incalculables, sobre todo a causa de la cada vez más extendida influencia de los medios de comunicación social gracias a la cual está empezando a tomar forma una cultura universal que, a pesar de respetar ciertas diferencias nacionales, regionales y locales que sin duda habrán de mantenerse, quizá explique mejor el vigor de las reivindicaciones de las identidades culturales en nuestro tiempo.

En todos estos fenómenos subyace el potencial de ese factor intangible que es la información (no pocas veces desinformación o datos manipulados que contaminan el aprendizaje), la cual modifica la moderna economía al aparecer como componente de valor creciente junto con los productos industriales (el knowhow, el software).

Entre las muchas consecuencias de estos y otros muchos desarrollos en marcha, la vida activa está sufriendo también cambios profundos en nuestras sociedades, empezando por el desempleo coyuntural y estructural, así como por la aparición de nuevas profesiones, debidas tanto a los cambios tecnológicos como a la modernización de la gestión económica y social o a los nuevos hábitos y expectativas colectivos. La propia aceleración de estos continuos cambios introduce el principio generalizado del cambio de profesión al menos una vez a lo largo de la vida profesional, junto con el consecuente reentrenamiento periódico como parte de esa situación de facto que viene a hacer del sistema educativo formal y no formal una «modalidad social del empleo» en las políticas laborales. Pero la principal consecuencia de las nuevas circunstancias es la enorme dificultad, cada vez más evidente, de ofrecer en el futuro a todos un empleo productivo, sobre todo teniendo en cuenta la prioridad del empleo juvenil, la justa aspiración de igualdad de oportunidades para la mujer y el drama social creado para amplios colectivos de la tercera edad a causa de la jubilación forzosa. La respuesta que parece diseñarse de cara al futuro con mayores posibilidades de viabilidad es la creación masiva de oportunidades de ocupación eficaz remunerada, además de las fórmulas de empleo a medio tiempo y de empleo alternativo con períodos de aprendizaje.

La ocupación eficaz remunerada se refiere a las actividades de carácter social que las nuevas características socioculturales de las sociedades modernas van a requerir inexorablemente en gran cuantía, sustituyendo en buena medida prestaciones de las respectivas seguridades sociales y financiadas gracias a la mayor productividad de los sectores de producción antes apuntados.

En todo caso, cualquiera que sea la configuración futura de las modalidades de la vida activa en las respectivas sociedades más o menos desarrolladas, parece evidente que los perfiles ocupacionales van a modificarse sustancialmente, tanto en sus aspectos generales como en los específicos de cada empleo. Hoy como nunca parece evidente en todas las profesiones y actividades la necesidad de una capacidad para la comunicación así como para la participación, además de imaginación, creatividad, suficiente iniciativa, buenas relaciones personales, disposición para el trabajo en equipo, espíritu de solidaridad, disciplina, actitud democrática y tolerante, capacidad de esfuerzo y de sacrificio, continuidad y perseverancia en las tareas, y adecuada capacidad de análisis y de síntesis acorde con el ámbito y alcance de cada cometido. A lo anterior se suman las cualidades más concretas deseables en los distintos sectores de actividad, incluyendo características psicológicas y antropométricas, pudiendo dejar de ser inconvenientes la vejez o minusvalías tales como la sordera y la ceguera. Lo que resulta cada vez más evidente es que los conocimientos y destrezas que deben acreditar los títulos académicos y profesionales, aun siendo requisito imprescindible, no son suficientes para acreditar la idoneidad para el puesto de trabajo concreto, en el que cuentan cada vez más la formación general (la correspondiente «plataforma cultural») y las características personales. El componente educativo de los perfiles ocupacionales ha de poner cada vez más énfasis en la capacidad de comunicación verbal y escrita, incluyendo las lenguas extranjeras instrumentales y el nuevo lenguaje informático.

Dentro de esta o de otra visión de las relaciones de la vida activa con el desarrollo en la sociedad futura cabe formularse algunas preguntas, tales como las siguientes:

  • ¿Cuáles son los principales derroteros probables del desarrollo económico, social, cultural y tecnológico que han de condicionar la vida activa en la futura sociedad de acuerdo con los cambios actualmente en marcha?.
  • ¿En qué medida parece diseñarse una futura sociedad del conocimiento, de la información o de la comunicación en sustitución o en paralelo de las sociedades rurales en desarrollo y de las sociedades industrializadas de los países más desarrollados?.
  • ¿Es posible una política laboral de pleno empleo productivo o qué alternativas deseables y viables cabe vislumbrar?.
  • ¿Cuáles son los componentes o características generales esenciales de los perfiles ocupacionales actuales y futuros? ¿Cuáles los otros aspectos generales a tener en cuenta según sectores, aparte de los específicos de cada puesto de trabajo?.
  • ¿Cuál es el alcance y naturaleza del componente educativo y cuáles sus principales requisitos y aportes en un planteamiento global?.

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