Amine Asselman refleja en sus obras ciertas vivencias a lo largo de su vida. Según cuenta el artista, sus piezas son una protesta contra la definición "que nos han impuesto los europeos" de lo que es ser marroquí. La valla de Melilla es transfigurada a través del uso de elementos de la cultura marroquí. Asselman ha hecho con alambre una instalación que simula la valla de Melilla, sólo que en su obra las púas no tienen como fin pinchar, lastimar y, así, supuestamente evitar que los inmigrantes crucen, sino que tiene mosaicos marroquíes. Amine Asselman es un artista nacido en Francia aunque con nacionalidad marroquí que estudió en el Instituto Nacional de Bellas Artes en Tetuán (Marruecos), la única escuela oficial -de las dos únicas facultades de arte- que hay en su país. Al no encontrar una maestría -tampoco hay doctorados- en artes en Marruecos, decidió viajar a España, algo que no fue fácil según contó a la Televisión Educativa y Cultural Iberoamericana en el espacio de El Porta(l)Voz.
Asselman ha impulsado una serie de obras de artes a través de las cuales intenta transmitir una protesta contra la definición "que nos han impuesto los europeos" de lo que es ser marroquí.
El artista señala que "la valla de Melilla es un elemento que hemos adherido los marroquíes como parte de nuestra identidad. No está bien creer que somos algo por una imposición", apuntó. Es por ello, por lo que el joven mezcla elementos de la valla como alambres con mosaicos marroquíes.
Estas obras fueron expuestas y reconocidas en el mercado del arte contemporáneo que tiene una cita anual en Estampa Contemporary Art Fair en Madrid que se celebró del 22 al 25 de septiembre en Matadero Madrid.
