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El rincón de Aranda

Carta desde La Purísima nº 80

melillahoy.cibeles.net fotos 1737 Juan Aranda web

Para mí escribir estas “Cartas”, es como el que escribe poesía: Donde se le aparece una elegante dama, con un vaporoso vestido, se le acerca, y muy suavemente le dicta el primer verso, y luego se marcha, dejándole un halo de felicidad en el alma. Claro que después el rapsoda debe ingeniárselas para continuar con la composición.

Porque para escribir no solo se necesita lápiz y papel, es también saber mirar de una cierta manera, con un grado singular de intensidad y lucidez; en este caso del cariño a la memoria de nuestros Héroes. La “Carta” de hoy la escribe un Soldado, y dice así:
“Queridos melillenses: Me llamo Jesús Rodríguez, y soy Soldado de la Brigada Disciplinaria de Melilla. Nací en Brosmos, cerca de Sober, un pueblecito de la provincia de Lugo, hace 35 años. Desde muy joven aprendí el oficio de barbero; cosa que he practicado en el cuartel desde que me destinaron a Melilla. Mis restos descansan en el Osario del Panteón de Margallo desde el 9.07.1909, cuando los moros me mataron en el Valle de Beni Enzar. Debo decir que ese mismo día, también mataron a los trabajadores de las Minas del Rif: Emilio Esteban, Cristóbal Sánchez, Salvador Pérez, y el liberto, Tomás Almeida. Eso ocurría cuando se disponían a cimentar un puente en el arroyo de Sidi Musa, abatiéndolos los moros, y una vez todos en el suelo, moribundos, los remataron con piedras. Desde la Posada del Cabo Moreno, salieron al mando del General Marina, la Brigada Disciplinaria, a la que yo pertenecía, con el Teniente Coronel D. José Aizpuru, y las secciones de Artillería al mando del Capitán Pastorfidio, y la de a pie, del Capitán Lobera, con dos compañías del África, y otras dos de la Disciplinaria, logrando rechazar el ataque en las lomas de Sidi Musa. Mi Teniente, señor Salcedo, un buen hombre, también cayó muerto. De vez en cuando, al atardecer, solemos pasear con estos trabajadores, civiles, que cayeron de “bala mora”, como dice Tomás Almeida. Éste cubano mulato, no suele comentar el motivo por el que lo enviaron a Melilla, pero dice que desde el 22.12.1906, le concedieron el 4º período de pena o de circulación (Condición de Liberto), al poco tiempo de su llegada al Presidio; por eso estaba trabajando en la construcción del ferrocarril de las minas, como uno más de los trabajadores. También, algunos días, suele acercarse a nosotros Paco Flores: Soldado de Intendencia, perteneciente a la Comandancia de Sevilla. Éste es un muchacho muy simpático, con la gracia de su tierra, que apenas llegó el 23.08.1921, ya nos dijo que solo sabía hacer “pan de munición, pero del mejorcito”. Nos contó que cuando lo trajeron ya llevaba muerto desde el domingo 21, cuando los moros lo mataron. En espera de que esta humilde “Carta”, haya sido grata lectura, que servirá de respuesta a nuestras almas; desde el patio donde descansan los legionarios caídos por la Patria; nos asomamos a la Rambla del Agua, (Calle Castelar), despidiéndonos de ustedes con todo nuestro cariño. Reciban un fuerte abrazo.”
A veces pienso que las plantas tristes del Cementerio lloran desconsoladas, y de pena, por el abandono que algunos políticos les tienen a sus Héroes, que las alimentan desde sus tumbas silenciosas. El poeta José Hierro decía: “Antes cuando moría un español se mutilaba el universo”.

Para terminar, desde hace siete años, no me cansaré de recordar a las autoridades competentes, que la Purísima sea denominado: “Cementerio Nacional de Héroes de España”.

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