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La Cultura Científica y las NuevasTecnologías en la Sociedad Moderna

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La educación ante las innovaciones científicas y tecnológicas (I)
A lo largo de su ya larga e intensa historia, cargada demiserias y grandezas, la humanidad ha acumulado uningente patrimonio de bienes culturales y de saberes quela educación transmite y valora, a través de sus muy diversasmodalidades, como principal apoyo para la vidade cada individuo y de cada sociedad.

Pero la cultura no es ni debe ser tan sólo valorar y aprovecharel pasado. También es fundamentalmente el impulsocreador y apasionado; el partir de este pasado ala búsqueda de otros horizontes. La cultura es tanto laexperiencia vivida de los valores recibidos o vueltos aencontrar como el esencial esfuerzo por buscar o porcrear un nuevo destino. Concretamente, durante las últimasdécadas se ha producido una verdadera explosióndel conocimiento humano y una revolucionariairrupción de nuevas tecnologías, gracias a los resultadosde la investigación científica y tecnológica. Estoshechos, sumados al efecto multiplicador de los ya omnipresentesmedios de comunicación, están haciendoemerger lo que podría llamarse con propiedad una culturatecnológica e incluso cultura científica. La ciencia es, probablemente, la principal energía delprofundo cambio, del cambio revolucionario que estamospresenciando en estos momentos de la historia y, consecuentemente, la ciencia es una variable clave eineludible para entender lo que está pasando o puedepasar en el futuro.

Las nuevas tecnologías son ya muchas y espectacularesmientras se revelan cada vez más. No se trata tan sólode los omnipresentes medios de comunicación social yla inmensa gama de las tecnologías de comunicación ode la microelectrónica y la informática, junto con losbancos de datos y las recientes máquinas inteligentes,ni se limitan a la ya famosa biogenética y bioquímica confármacos prodigiosos. Hoy día irrumpen por doquier enla vida cotidiana los nuevos materiales, incluidos la fibraóptica, la optotrónica, los superconductores y lascerámicas especiales para motores o estructuras súperresistentes,junto con la robotización, la genética agrariaen la revolución de la alimentación, la exploracióndel espacio y del océano, o el diseño electrónico. Y graciasa estas nuevas tecnologías, que modifican radicalmentelas estructuras de empleo tradicionales, surgennuevas profesiones junto con nuevas técnicas de trabajo,de producción y de comercio internacional, queexigen una nueva división del trabajo y aun de su concepción,introduciendo el desempleo estructural en losempleos altamente productivos a la vez que abren muchasnuevas oportunidades de ocupaciones de naturalezasocial, de autoempleo, de mantenimiento, y para lacultura del ocio. La revolución científico-tecnológica queestamos presenciando está generando, de hecho, cambiostrascendentales en las formas de vida de la nuevasociedad postindustrial.

Esta sociedad postindustrial probablemente se caracterizarápor ser una sociedad que conviva con máquinasinteligentes, con archivos y bancos de datos ingentes,con una parte de la población activa altamente productiva,con altísima tecnología y crecientes servicios, conpoblación más longeva, con conocimientos más teóricosque empíricos, que dará mayor margen a la imaginacióny a la creatividad humana, dedicándose inclusoa la colonización del espacio.

Con el proyecto de colonización espacial, por ejemplo,el hombre asume en realidad un nuevo desafío cultural.En este caso, como en otros, lo que probablemente buscael hombre con la tecnología son nuevos horizontes parareexaminar sus propios problemas. Así, con la colonizaciónespacial, el hombre habrá de desarrollar unanueva forma de vida para el espacio, la cual contribuiráa cambiar, a su vez, las viejas formas de vida de la Tierra. En nuestros días, la sociedad como un todo se ha vueltomás crítica o más «científica» frente a la realidad, comoconsecuencia de la creciente actividad científica, y, porvirtud de la tecnología, las acciones de la vida cotidianahan tendido cada vez más a la eficacia. El resultado dela interacción de ambas, actividad científica y tecnología,que no es lineal sino sinérgica, está contribuyendotambién a la conformación de los futuros sistemas sociales. La transición científica y tecnológica en curso no ha sidoaún asumida plenamente por el sector educativo.

La revolucióncientífico-tecnológica en marcha es productoprecisamente de los sistemas educativos, pero se imponennuevas estructuras, contenidos y métodos a lossistemas educativos del futuro. Hasta ahora, la educaciónha sido fundamentalmente un proceso de transmisiónde conocimiento y de información sistematizada alo largo de los años, es decir, que la educación trabajabacon conocimiento organizado, siendo las universidadeslas encargadas de investigar y ensanchar lasfronteras. Pero, ante el vertiginoso y sorprendente crecimientoactual del conocimiento y de la información,éstos se vuelven rápidamente obsoletos en gran parte yla educación empieza a operar muchas veces sobre unconocimiento anticipatorio, pendiente de sistematización.Solamente quienes desde la juventud se han familiarizadocon el nuevo entorno de la microelectrónica,la informática, la biotecnología, la energía nuclear, laexploración del espacio y de los océanos, los nuevos materiales, la optotrónica, etc., serán capaces de adaptarserealmente a la nueva lógica del pensar y del quehacerque implican las nuevas tecnologías en las queestaremos cada vez más inmersos. De ahí que sea altamenteaconsejable una familiarización temprana con losprincipios científicos sustentados en las nuevas tecnologíasque de ellos se derivan, gracias a una graduaciónpsicopedagógica de la teoría y práctica a lo largo de todoel sistema educativo, empezando, claro está, con la formacióndel profesorado y la actualización de los planesde estudio y programas de enseñanza, especialmentepara la enseñanza de las ciencias y las prácticas tecnológicas,pasando por una renovación del equipamientode aulas, laboratorios y talleres con la tecnología educativamás apropiada.

En este proceso, el profesor deja de ser un depositarioy transmisor del saber social para iniciar un nuevo modelosocial de la educación en el que interviene la reciprocidad dinámica entre profesores y alumnos, en laque estos últimos aportan también el conocimiento y laintuición creativa que estimulan los medios de comunicaciónde masas de la sociedad moderna. Los adultos de la tercera edad, por su parte, pueden ydeben participar en este profundo cambio, procurandocontinuar el proceso de su elevación cultural y de suaprendizaje, como agentes activos de la «unidad educativa"en la que puede ser muy eficaz y ciertamente valiosala capacidad creativa que genera el mantenimientodel ejercicio intelectual en esas edades, según revelaninvestigaciones recientes, además de aportar la sabiduríapotencial que todas las grandes civilizaciones hansabido reconocer en sus mayores.

Los cada vez más numerosos conocimientos científicosdisponibles y la consecuente tecnología, cuya aceleradaoferta hace incluso difícil que la industria siga ya el actualritmo del potencial innovador, son esencialmente elresultado de un trasfondo cultural que necesita ser retroalimentadopara que no disminuya su capacidadcreativa. De ahí que la ciencia y la tecnología no solamenteno desplazan ni rivalizan con la cultura literariay humanista; diría, más bien, que son básicamente subsidiariasde ese principal acervo de la humanidad.

Y frente a tantas nuevas realidades, los sistemas educativosimperantes no ofrecen una base cultural suficientementesólida y elevada, tanto para aprovechar losbienes disponibles de la ciencia y tecnología modernas,orientándolas a su recta utilización, como para defenderal hombre de sus peligrosos abusos y efectos negativos.Por ello, la nueva sociedad emergente no tardaráen generalizar los estudios postsecundarios, conscientede la necesidad de bases culturales cada día más amplias,además de promover la autonomía de los centroseducativos para lograr la deseable innovación y mejorade la calidad. Pero la clave de ese proceso ha de ser, unavez más, la reconquista del ocio cultural con la lecturadegustada de escritos de calidad, la visita serena a museosy exposiciones, la escucha de la buena música, dela palabra inspirada y del incomparable espectáculo del teatro.

Bien puede decirse que la hora de los valores culturalesha sonado precisamente porque estamos ante el impactocada día mayor de la innovación científica y tecnológica.

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