Protestas como la de ayer son importantes para concienciar de la magnitud de un problema que nos concierne a todos. Lástima que algunos trataran de politizar el asunto, como los dirigentes políticos del PSOE local, aun cuando este partido también es responsable de que no se hayan construido centros educativos desde que en 2009 se inaugurara el último La Educación es, junto con la Sanidad, uno de los denominados pilares del Estado del Bienestar. Es, de hecho, un tema de ciudad que incumbe a todos, no solamente a quienes tienen hijos en edad escolar, pues en las aulas es donde se forman las nuevas generaciones. Gracias a la Educación, se construyen los cimientos del futuro de cualquier sociedad. Cuanto mejor sea la calidad formativa que se ofrece a nuestros niños y jóvenes, más fuertes serán esos pilares sobre los que se sostendrá el desarrollo económico, social y cultural de la ciudad a medio y largo plazo.
De ahí la reivindicación permanente de que las futuras generaciones tengan la Educación de calidad que todos queremos, alumnos y profesores los primeros, porque son quienes sufren en primera persona los muchos problemas que aún arrastra este importante ámbito. Uno de ellos, las elevadas ratios que se ven en las aulas de colegios e institutos como consecuencia de la gran proporción de población infantil y juvenil que tiene Melilla y el aumento demográfico que se viene produciendo desde hace unos años, lo que ha agravado las limitaciones de los centros educativos de Melilla, donde que en algunos casos roza la treintena en etapas como Primaria.
Es evidente desde hace más de una década que Melilla necesita nuevos centros educativos. En la anterior legislatura se logró desbloquear la construcción de un colegio en Gabriel de Morales y un instituto en el Jardín Valenciano después de muchos años de parálisis administrativa provocada por las diferencias políticas de los dos grandes partidos que han liderado los diferentes Gobiernos en los últimos años.
Todo el mundo es consciente de que llevamos retraso en este aspecto y, aunque ya se están dando avances, es desesperante la lentitud con la que se han ido cumpliendo los procedimientos administrativos previos al inicio de las obras. Una velocidad muy reducida para la magnitud de las necesidades que sufre la comunidad educativa, que ayer se echó a la calle para protestar por estas ratios que están fuera de lo que indica la Ley.
La Junta de Personal Docente se encontró con un amplio respaldo en su convocatoria porque la reivindicación es justa. De nada vale que las autoridades digan que se está construyendo un nuevo instituto en el Jardín Valenciano y que ya se están dando pasos en ese mismo sentido en cuanto al colegio cuando llevamos años escuchando hablar de estos dos proyectos mientras las necesidades y los problemas en las aulas se han ido acrecentando.
La situación ha llegado a un extremo que hace necesario empujar desde Melilla para que se agilicen los trámites administrativos y también la construcción de estos dos centros, porque mientras eso no ocurra, seguiremos teniendo aulas masificadas que dificultan que se pueda ofrecer una educación de calidad como merecen nuestras futuras generaciones.
Por eso, protestas como la de ayer son importantes para concienciar de la magnitud de un problema que nos concierne a todos. Lástima que algunos trataran de politizar el asunto, como los dirigentes políticos del PSOE local, aun cuando este partido también es responsable de que no se hayan construido centros educativos desde que en 2009 se inaugurara el último. El colmo es que este partido, desde su organización juvenil, saliera en defensa de los alumnos que se concentraron por la mañana frente a la sede ministerial sin haber pedido la autorización previa que exige la Ley a todo el mundo en este país. Alentando ese incumplimiento hace un flaco favor a los estudiantes a los que defiende, porque no les está dando, precisamente, el mejor ejemplo como representantes públicos que son sus integrantes.
