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Cara y cruz en el transporte

Los transportes de Melilla viven su particular cara y cruz. El lado positivo es que de un tiempo a esta parte, los melillenses tenemos más donde elegir a la hora de desplazarnos, tanto en compañías como en horarios e incluso precios, aunque lo más importante es que las posibilidades de dar el salto de un lado a otro y viceversa aumentan, algo vital en territorios extrapeninsulares como el nuestro. La cruz es la pérdida de las rutas aéreas menos usadas, como son las de Almería y Granada Los transportes que conectan Melilla con el resto del territorio nacional viven su particular cara y cruz. El lado positivo es que de un tiempo a esta parte, los melillenses tenemos más donde elegir a la hora de desplazarnos, tanto en compañías como en horarios e incluso precios, aunque lo más importante es que las posibilidades de dar el salto de un lado a otro y viceversa aumentan, algo vital en territorios extrapeninsulares como el nuestro. Parecen lejanos los tiempos en que el monopolio dominaba el transporte por mar y aire, pero hace sólo cinco años que la competencia llegó al puerto y poco después, al aeropuerto, lo que ha redundado en un salto en cantidad y calidad al que melillenses y foráneos han respondido de buen grado.
Así se ve en las estadísticas de tráfico de pasajeros que, como ya avanzó MELILLA HOY a principios de esta semana, ha alcanzado la barrera simbólica del millón de personas que han cogido el barco o el avión en los diez primeros meses de 2016. Ese listón, que parecía inalcanzable a lo largo de la historia de Melilla, ahora es prácticamente pan comido como estamos viendo en los últimos cinco años, lo que favorece al desarrollo económico y social de esta ciudad. Este mismo mes se abre un nuevo escenario que ya hemos vivido durante el verano, en el que habrá tres compañías operando en el puerto, las tres más importantes del sector marítimo en España, Trasmediterránea, Naviera Armas y Baleària. Las tres destinando los mejores barcos de su flota puestos a nuestras líneas y poniendo toda la carne en el asador, seguramente para intentar hacerse con el próximo contrato marítimo, como ya ocurriera en el que está actualmente vigente, al que se presentaron las tres navieras en el tercer intento de adjudicación con una competencia cuasi feroz entre ellas.
Está claro que quienes salimos ganando somos los melillenses y que tenemos que aprovechar este momento dulce del transporte marítimo, el preferido y más accesible para quienes viven en la ciudad, por diferentes razones que pueden ir desde la tradición hasta el precio, pasando por la posibilidad de descansar durante la travesía o la de transportar vehículo y mercancías. La mejora de la calidad de los buques y su mayor velocidad, que acorta las travesías frente a lo que ocurría antaño, también es otro punto a favor por el que más de 800.000 personas, que se dice pronto, han cogido el barco este año en las líneas de Melilla.
Pero ese despegue inimaginable que vive el transporte marítimo tiene consecuencias, como es la pérdida de pasajeros en un sector del transporte aéreo, concretamente en las rutas menos usadas, como son las de Almería y Granada, que serán suprimidas como informa MELILLA HOY en esta edición. Es la cruz a la que nos referíamos al principio de estas líneas, una mala noticia, aunque lógica si se tiene en cuenta que el avión sigue siendo un medio caro y limitado frente al barco, especialmente en los viajes de urgencia y última hora. El punto fuerte del avión, que es la rapidez, pierde fuelle cuando hay que perder tanto tiempo en los aeropuertos y, sobre todo, frente a buques cada vez más veloces que permiten dar el salto de una orilla a otra en menos tiempo que antaño.

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