¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo debe primar el derecho a la educación de un individuo sobre el mismo derecho del conjunto de los alumnos y alumnas? ¿Hasta cuándo tiene que soportar un docente que la actitud de un individuo concreto le impida desempeñar su trabajo en las condiciones exigibles?
¿Hasta cuándo debe un alumno cuyos problemas exigen una solución más allá de la capacidad y funciones del sistema educativo regular ser obligado a mantenerse en él y verse privado de esas soluciones? ¿Hasta cuándo van a tener los alumnos que ver en riesgo su integridad física por la actitud de un individuo concreto? ¿Hasta cuándo va a tener un docente que dedicar sus clases a velar por la seguridad de sus alumnos y por la suya propia ante hechos que se suceden en el aula y el centro con demasiada frecuencia? ¿Hasta cuándo van a tener los docentes que permanecer en la situación de indefensión que esta situación le genera? ¿Hasta cuándo va a haber que estar dando parte de estas situaciones para que se tomen medidas eficaces? ¿Hasta cuándo se ha de aguantar que las actuaciones se limiten a pasarse la pelota de unos a otros, de unos centros a otros, cuando la medida se ha revelado absolutamente inútil? ¿Hasta cuándo va a tener SATE-STEs que reiterar sus escritos a la Dirección Provincial para que tome cartas en el asunto con medidas realmente eficaces ante el problema? ¿Hasta cuándo va seguir la Dirección Provincial delegando la responsabilidad en los equipos docentes sin dotarlos de herramientas para evitar estos graves riesgos? ¿Hasta cuándo mirará la Dirección Provincial hacia otro lado? ¿Hasta que ocurra una desgracia irremediable?
