En la tarde del miércoles se daba fin a tres días de juicio donde se juzgaba a Juan Manuel Coronil por un presunto delito de homicidio por acabar con la vida de la joven Zineb Manae con 24 años de edad. El acusado, quien ha ido con diversa vestimenta durante los dos días y medio, ha estado tranquilo y observador durante todas las sesiones, en ocasiones, era inevitable que estallara a llorar tras escuchar a su familia y sus amigos hablar de él. Por otro lado, otra de las partes destacadas de la sesión ha sido la gran participación del Tribunal del Jurado quien ha preguntado y repreguntado todas las cuestiones que no le habían quedado aclaradas. Tanto para la familia de Juan Manuel Coronil, como quizás más para la familia de Zineb Manae, enfrentarse a las diferentes pruebas durante tres días de juicio ha sido duro, dado que con el fin de esclarecer los hechos, se han tenido que ir rebatiendo mediante testigos y pruebas forenses cada uno de los detalles de aquella madrugada del 27 al 28 de octubre de 2013 en el que la joven marroquí de 24 años habría perdido la vida.
En estos días Coronil no ha perdido los nervios en ningún momento, aunque sí ha mostrado diferentes momentos su rabia o tristeza cuando estaba escuchando especialmente a todos los testigos de su defensa como su hermana, su cuñado, sus amigos y algunos análisis psicológicos sobre cómo era su personalidad. Aún así, el acusado se mostraba atento y tal y como avanzó ayer este periódico, también estuvo cada momento con bolígrafo y papel escribiendo cosas tanto para él, como para su abogado. Al contrario que en otras ocasiones como el acusado del doble asesino de la Alcazaba, Coronil si que ha ido cambiando de vestimenta cada uno de los tres días.
Ante estos llantos, los murmullos de la bancada de la derecha donde se encontraba gran parte de los familiares y allegados de Manae aumentaban. Tal fue así, que incluso los murmullos pasaron a palabras en el caso del cuñado de la víctima durante la lectura de conclusiones de la defensa, mientras explicaba, que el cadáver de la joven no mostraba signos de violencia en las extremidades y se preguntaba, "¿cómo la golpeó contra el suelo entonces?".
El cuñado de la víctima increpó al letrado y gritó "¡por el pelo!", algo que la defensa ignoró aunque hábilmente introdujo en sus conclusiones señalando que no se encontraron restos del pelo de ella en el garaje del padre de Coronil donde sucedieron los hechos. Paralelamente, el magistrado se vio en la obligación de advertir al familiar de Manae de que cómo volviera a hacer algún comentario le echaba de la sala donde estaba como audiencia pública.
Un tribunal muy activo
La elección de las personas que conforman el Tribunal Jurado es arbitraria y existen pocos condicionantes que eximan a una persona de rechazar ser parte de un jurado popular. Es por ello, que en los juicios puede existir mayor o menor implicación por parte de los miembros. En el caso de este juicio, las siete mujeres y los dos hombres del jurado han tenido un papel muy activo a la hora de intentar esclarecer los hechos.
Entre otras preguntas claves, la del tribunal a la médico forense sobre los efectos de la herida que principalmente causó la muerte de Manae. En este caso, la forense explicó que pueden existir dos opciones o que entre en un estado de inconsciencia y fallezca o que directamente pierda su vida por la propia hemorragia.
Testigos claves
Lo adelantaba la acusación particular, en representación de la familia de Manae, los únicos que pueden certificar al cien por cien lo que ocurrió aquella madrugada del 28 de octubre son Manae y Coronil, y una de ellas perdió la vida presuntamente por el otro, es por ello que el jurado deberá inferir lo ocurrido de las pruebas periciales y de los testigos. Así, quienes pudieron dar más pistas fueron principalmente los médicos forenses que evaluaron el cuerpo, así como la guardia civil quien obtuvo las diversas pruebas que ubicaban a Manae y Coronil en aquel garaje.
