La madre de Nayra, la niña de tres años que falleció en la madrugada del 24 de enero poco después de recibir el alta en el Hospital Comarcal, prestó ayer declaración ante el Juzgado de Instrucción número 4, en el marco de la investigación que se ha abierto de este caso. María José Fernández explicó que si en un primer momento no accedió a que se le hiciera la autopsia a su hija es porque una mujer del Hospital Comarcal le dijo que “era haram” (pecado en tamazight). Cree que la manipularon para que no diera su consentimiento para hacer esta prueba “clave” para el esclarecimiento de los hechos. La madre de Nayra dijo no saber quién era aquella mujer, ni siquiera si era médico o enfermera. Pero sí apuntó que llevaba una bata blanca, con una placa identificativa y un fonendo colgado. También que llevaba un pañuelo en la cabeza, por lo que “intuye que era musulmana”, y que cuando se dirigió a ella, lo hizo hablando en tamazight en el despacho del pediatra.
Según recoge la declaración de la madre en el juzgado, aquella mujer “le dijo que la iban a abrir y a cortarle la cabeza a la niña para hacerle la autopsia”. “Le dijo que no le dejaran hacer la autopsia, que la niña “era un ángel” y hacerle aquello “era ‘haram’ (pecado)”, agrega la declaración.
Uno de los dos abogados de la familia, Francisco Parres, excusó a los padres porque “son de cultura muy elemental” y es posible que en aquel momento, con el “dolor” que supone la pérdida de un hijo, ni siquiera supieran en qué consiste una autopsia. Pero tras hablar con su defensa sobre la necesidad de hacer esta prueba “clave” para saber qué ocurrió, la familia solicitó hace dos semanas que se le practicara, lo que obligará a una exhumación del cuerpo.
Parres lamentó que la jueza que lleva el caso aún no haya autorizado la necropsia, y anunció que presentará un escrito para solicitar que se haga con agilidad, ya que teme que la descomposición del cuerpo les pueda dejar sin pruebas. Recordó, además, que esa descomposición es más rápida en los entierros por el rito musulmán al estar el cuerpo en contacto con la tierra.
También lamentó el letrado que el hospital no comunicara al juzgado de oficio la muerte de Nayra, ya que si eso hubiera sido así, la Justicia habría solicitado la autopsia de la pequeña.
“Aquí hay indicios muy peculiares, muy sospechosos. ¿Por qué el hospital no da parte al juzgado del fallecimiento, de la forma que se ha producido? Eso indica que ha pasado algo”, apuntó Parres, que también mostró sus sospechas sobre la extracción de mocos que le hicieron a Nayra en su segunda visita a Urgencias, ya fallecida, metiéndole un tubo con una perola en la boca. “¿Se le hizo para borrar el rastro de los mocos que provocaron la muerte de la niña?”, quiso saber.
Para el abogado, estas circunstancias “son miguitas que indican que no se ha tenido el cuidado adecuado en el tratamiento de la niña”, aunque insistió en que todo esto son “especulaciones y sospechas” porque “la clave está en el cuerpo de la niña”. De ahí su interés en que la jueza dé su autorización para practicar la autopsia cuanto antes.
Asimismo, dijo haber visto por parte de la fiscal “muy poca defensa de los intereses de la niña”, y anunció que la familia podrá tener acceso hoy al historial médico de Nayra en una reunión con el gerente del hospital, si bien se preguntó por qué ha tardado el Ingesa dos semanas en facilitarlo: “¿Qué están haciendo con el historial?”.
Francisco Parres cree que en este caso hay indicios de que “por lo menos habría culpa civil por parte de los médicos” y pide que la familia reciba una indemnización.
