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En mano de todos

Varios son los sucesos con arma de fuego que han acontecido en Melilla últimamente. Que sean ajustes de cuentas no debe servir como argumento para restar gravedad a un problema que la tiene, porque este tipo de sucesos implica que en Melilla hay armas de fuego en manos de personas que no deberían tenerlas. Nadie quiere que aquí nos terminemos acostumbrando a esto, y menos aún cuando todo apunta a que el trasfondo del asunto es que bandos rivales de jóvenes intentan obtener el poder de unas zonas de Melilla a golpe de delitos Varios son los sucesos con arma de fuego que han acontecido en Melilla últimamente. Todos en diferentes barrios periféricos, causando cierta alarma social entre los ciudadanos. Porque aunque por parte de las autoridades se ha intentado llamar a la calma afirmando que estos sucesos son ajustes de cuentas entre determinados individuos que actúan al margen de la ley, la realidad es que suceden en vías públicas que son de todos, cerca de viviendas de personas inocentes que quieren vivir tranquilas y sin estar expuestas a que un mal tiro pueda desgraciarles la vida a ellos o a sus seres queridos. Que sean ajustes de cuentas no debe servir como argumento para restar gravedad a un problema que la tiene, porque como hemos dicho en otros editoriales anteriores, este tipo de sucesos implica que en Melilla hay armas de fuego en manos de personas que no deberían tenerlas. Nadie quiere que en Melilla nos terminemos acostumbrando a esto, y menos aún cuando todo apunta a que el trasfondo del asunto es que bandos rivales de jóvenes intentan obtener el poder de unas zonas de Melilla a golpe de delitos.
MELILLA HOY ahondaba ayer en esta problemática con un amplio reportaje en el que nos hacíamos eco de diferentes fuentes conocedoras de lo que se cuece en barrios como la Cañada y Reina Regente, fundamentalmente. También intentamos recabar la opinión de los vecinos, pero fue prácticamente imposible porque el miedo impera en aquella zona de Melilla, humilde y con problemas que necesitan ser abordados desde diferentes frentes. No se trata de criminalizar aquellos barrios, como algún partido político, de manera interesada y errónea apunta cada vez que toca hablar de seguridad en los distritos IV y V. Se trata de ser conscientes de la realidad y afrontarla para ponerle solución, que es lo que quieren los ciudadanos, especialmente los que más la sufren, que son quienes viven allí.
Pero para ello, como decíamos, es imprescindible abordar el problema desde diferentes frentes, en vez de reducirlo a una solución estrictamente policial. Ésta es muy importante, sí, pero necesita complementarse con otras medidas sociales que no arrancan por miedo o comodidad, que dan lugar a un pacto de silencio denunciado públicamente por algún sindicato policial como el SUP. Y así es como entidades sociales, vecinales y ciudadanos en general optan por callar y no colaborar, a pesar de que su ayuda puede ser anónima y es fundamental para que la Policía pueda hacer su trabajo. Sólo así se pueden dar pasos adelante hacia la integración de los barrios periféricos. Mirar a otro lado es hacerle el juego a quienes buscan aislarlos con una actitud oscura que no cabe en un Estado de Derecho como el nuestro. Las administraciones públicas también tienen mucho que decir en todo esto. La solución, por lo tanto, está en mano de todos y no sólo de una parte que ya está actuando y a la que no se puede dejar sola.

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