Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Vida Universal

¿Habrá merecido la pena mi vida terrenal?

Quien examina seriamente este mundo ve con espanto hacia donde se dirige la masa de los seres humanos. Muchas, muchísimas personas se mueven inquietas y con mucho bombo hacia el confortable trasatlántico «Titanic», que como sabemos está condenado a hundirse. Realmente no sirve de nada el que la persona hable mucho de Dios, si al mismo tiempo le ata el cordón de los zapatos a Satanás para que éste avance a pasos más rápidos para ocasionar nuevas desgracias. Muchos de los llamados predicadores hablan del camino hacia Dios, pero quien solamente habla del camino pero él mismo no lo sigue, no conoce ni la meta ni el camino. Y como no conoce ni lo uno ni lo otro, conducirá a muchos a la confusión. Todo aquel que aspira a la verdadera meta para encontrar la Verdad eterna, que lo hace pleno y sabio, tiene que ir desmontando primero paso a paso y con la ayuda y la misericordia de Dios, la montaña de su ego humano y de todo aquello que se opone a la ley de Dios. Al hacerlo puede estar seguro de la ayuda y del amor de Dios. Tampoco las melodías «sagradas», las oraciones ni los proverbios piadosos llegan al corazón de Dios, pues quien sólo habla y no realiza la voluntad de Dios tampoco tiende la mano hacia Dios, hacia Su amor y misericordia. Según las palabras de Jesús sólo hay dos posibilidades: o Dios o Satanás. Jesús dijo: «El que no está conmigo, está contra mí». Aquel que se orienta al mundo y sus seducciones será agarrado de la mano por el adversario de Dios, que tirará de él cada vez más profundamente hacia el hervidero de gusanos que es lo demasiado humano. El eslabón decisivo en la cadena de nuestra vida tanto aquí como en el Más allá es respectivamente el final de una encarnación. Las cargas que el alma porta consigo en ese momento se las lleva al reino de las almas. Allí no tiene la posibilidad de borrar sus culpas mediante el autorreconocimiento, tampoco podrá ya purificarlas antes de que lleguen los efectos, – lo que es de suma importancia como ser humano, pues así es posible adelantarse a éstos y poder suavizarlos o evitarlos -. En el Más allá al alma le queda sólo el amargo camino de la expiación. Por esto sería aconsejable, a más tardar en la edad madura, en la última fase de la vida terrenal, ser autocrítico y echar una sincera mirada retrospectiva de uno mismo. ¿Ha merecido la pena esta vida terrenal? ¿Qué me llevo al otro lado, al reino de lo «invisible»? ¿A quién he pertenecido y a quien he servido con todo mí pensar, hablar y actuar, con todas las luchas con Dios, con mi envidia y con mi hostilidad, con la lucha contra lo demás? ¿Me ha guiado Dios o he sido conducido por una fuerza negativa invisible? Si esto último ha sido así, ¿Quién ha dirigido el barco de mi vida y cómo continuará para mí después? Con respecto a este inventario habría que considerar que no toda persona llega a una edad madura, sino que en determinadas circunstancias la encarnación termina para ella en la juventud o en la mediana edad. Si hemos reconocido que un balance de vida así podría ser valioso para nosotros y nuestra alma, sería consecuentemente bueno no tardar mucho en llevarlo a cabo. Tras la muerte corporal, al alma sin cuerpo, cuyo barco de la vida dio vueltas y vueltas en el océano de la existencia terrenal, le será difícil orientarse en el «Más Allá». Aquel que no sujete con fuerza el timón de su barco de la vida, irá fácilmente a la deriva hacia allí donde él realmente no quería. La fuerza de Dios la recibe multiplicada sólo aquella persona que se orienta a la energía vital eterna y pura, cumpliendo paso a paso los Mandamientos de Dios y las enseñanzas de Jesús, la ley divina, que yo quiero denominar en su conjunto, dice Gabriele la autora de estas líneas, «La Regla de oro para la vida». Y para esto no se necesita ninguna iglesia de piedra, ningún predicador, solamente al Cristo de Dios, el Espíritu eterno, la energía divina que vive y actúa en cada alma y en cada hombre.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€