La Guardia Civil rescató ayer a 30 inmigrantes de origen subsahariano que trataban de llegar a Melilla en una patera, entre ellos cinco mujeres y dos menores de edad, de 3 y 17 años. Fue, según la Delegación del Gobierno, “una de las operaciones de salvamento más difíciles y estresantes” para el instituto armado en los últimos años en Melilla, ya que muchos de los subsaharianos terminaron en el agua después de que uno de los ocupantes de la embarcación neumática la rajara y forzara al resto a que se tiraran al mar. Todo ello en medio de una “tensión extrema”, confusión, gritos y las malas condiciones del mar, además de la oscuridad de la noche, que dificultaba la visibilidad. Dos de los inmigrantes fueron detenidos, uno por esta “rebelión” y otro como patrón de la patera. El patrón de la patera y el “instigador de la revuelta”, como ayer lo denominó la Delegación del Gobierno, terminaron detenidos como presuntos autores de diferentes delitos y trasladados al calabozo de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla, donde quedaron a la espera de pasar a disposición judicial.
El patrón de la embarcación está acusado de supuestos delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y favorecimiento de la inmigración irregular.
La actuación del inmigrante que rajó la neumática “podría encuadrarse en un presunto delito de homicidio en grado de tentativa”, según la Delegación del Gobierno. Se le acusa de ser el presunto autor de un delito de resistencia a la autoridad e inducción al riesgo extremo para la vida de los menores y demás ocupantes de la patera.
Avistamiento de la patera
Según la versión oficial, facilitada ayer por la Delegación del Gobierno, la patera fue avistada a las 5.50 horas de la madrugada de ayer por el dispositivo anti-intrusión de la Guardia Civil en las inmediaciones de la playa de Horcas Coloradas. Hasta allí fueron dos embarcaciones del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) del instituto armado, momento en el que tuvieron lugar “los hechos más graves”, ya que uno de los inmigrantes, que estaba hablando por un teléfono móvil, rajó la embarcación neumática en la que iban él y los otros 29 subsaharianos.
Ante la llegada de los agentes, el inmigrante que hablaba por teléfono empezó a gritar para “forzar” al resto de inmigrantes a que se lanzaran al agua, “incitándolos a la rebelión contra los guardias”. La patera no se hundió, pero la mayoría de los inmigrantes se lanzaron al agua a pesar de las malas condiciones en que estaba el mar por el fuerte viento y las bajas temperaturas.
En medio de la confusión y la oscuridad de la noche, además de los gritos de los inmigrantes, se alcanzó un momento de “tensión extrema” cuando no se sabía qué había ocurrido con el niño de tres años que también iba en la patera y que “había sido objeto de amenazas iniciales con ademanes de tirarlo al agua”.
Trasladados a tierra firme en buen estado
La Guardia Civil terminó rescatando a todos los inmigrantes y los trasladó a tierra firme en buen estado, aunque fueron atendidos por dos ambulancias de la Cruz Roja que habían sido avisadas y que acudieron de forma inmediata “haciendo gala de su habitual profesionalidad”, destacó la Delegación del Gobierno.
Una de las cinco mujeres tuvo que ser trasladada al Hospital Comarcal con síntomas de hipotermia y un cuadro de ansiedad, aunque finalmente fue estabilizada y recibió el alta para ser acogida, junto a los otros 27, en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde se les hizo la correspondiente reseña y se identificará a los menores de 3 y 17 años que iban en la patera.
La llegada de esta patera se produjo casi un mes después de la última que había arribado a costas melillenses. Concretamente fue el 24 de febrero de este año, cuando la Guardia Civil rescató a 11 inmigrantes, tres de ellos menores de edad, en la Ensenada de los Galápagos.
