«El melillense Pelayo Larraona volvió a disfrutar de minutos y de calidad en el segundo cuarto. Massine Fall también hizo diez minutos de baloncesto duro y contribuyó a la victoria”. «Realmente, no fue un choque para recordar por ninguno de los dos equipos. En los dos primeros cuartos tanto melillenses como ovetenses ofrecieron unos ataques muy deficientes”. Presagiábamos en la previa un partido difícil para los chicos de Alejandro Alcoba, en una cancha ‘dura’ ante un rival siempre temible, Oviedo, y sin Pedro Rivero. Afortunadamente, fue un encuentro muy cómodo para el Melilla Baloncesto, aún sin hacer un gran partido. Los del Principado de Asturias, por su parte, dejaron mucho que desear, mostrándose como un conjunto muy débil y actualmente inmerso en una crisis muy profunda, decepcionando a su parroquia.
Realmente no fue un choque para recordar por ninguno de los dos equipos. En los dos primeros cuartos tanto melillenses como ovetenses ofrecieron unos ataques muy deficientes con una selección de tiros nefasta. Solo atrás, defensivamente, el club que preside Jaime Auday era más sólido y algo más duro que en los últimos partidos disputados. Ambas escuadras se fueron a los vestuarios con un saco de errores pendientes de subsanar y el resultado llegó a su término en los primeros veinte minutos con 30-33 para los de Alcoba. Cabe destacar la presencia como rotación real de Jorge Sanz, debido a la lesión de Rivero, del melillense Pelayo Larraona, que participó en cuatro minutos importantes y que no desentonó, de lo cual nos alegramos de su actuación, ya que desde ‘Poste Alto, Poste Bajo’ reclamábamos minutos para el melillense, todavía más teniendo en cuenta que el bueno de Rivero no viajó por problemas en una de sus rodillas y la rotación real era el melillense.
El tercer periodo fue bastante diferente y el decano puso en pista cosas nuevas que tanto demandábamos desde aquí. La escuadra azulona hizo muy partícipe y protagonista la figura del 4 abierto, que apenas utilizábamos y ahí empezó el despegue del Melilla Baloncesto. Por supuesto, ese protagonista no fue otro que Héctor Manzano, que tuvo unos minutos muy buenos castigando desde cinco metros. El granadino terminó el encuentro con unos números importantes. No en vano, en 26 minutos anotó 14 puntos, capturó 7 rebotes y recibió 3 faltas personales, aunque, sobre todo, anotó en el momento clave del partido.
Otro detalle a resaltar, y que también echábamos de menos, fue la presencia de Massine Fall, quien jugó 10 minutos y puso mucha dureza y defensa en el poste bajo. También, en esta segunda parte el equipo melillense encontró el pase interior a Arteaga, algo que no había sido de capaz de encontrar en los dos primeros cuartos.
El choque finalizó con la victoria melillense por 62-73, un triunfo que podría haber sido más abultado, puesto que llegó a disponer de 18 puntos de ventaja. Victoria importantísima que no debemos celebrarla más allá de lo normal, dado que los errores persisten y cada partido de aquí al término de la liga regular es una final.
Para concluir, quiero retrotraerme al pasado viernes por la tarde, cuando, en Cope Melilla, el director del programa de deportes de esa emisora, Venancio Mateo, entrevistó al entrenador Alejandro Alcoba. En un momento de dicha entrevista, el técnico melillense decía que habían aficionados que se subían y se bajaban del carro, según como fuese el equipo. Particularmente, me parece muy injusta esa afirmación de Alcoba, ya que el club y él, en particular, ha encontrado una estabilidad por parte de la afición en general, que siempre ha estado subida a favor del Melilla Baloncesto, incluso a principio de temporada cuando no pintaban nada bien las cosas, a causa de las lesiones de casi todo el juego exterior. Si hay alguien que ha dejado que se suba gente al carro que hace años le daban fuerte sin ton ni son e intentaban que no prosperasen sus proyectos, como por ejemplo el del C.D. Estopiñán, ese es Alejandro Alcoba. Hay que tener memoria.
