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“Aunque pongan vallas, los inmigrantes seguirán llegando de muchas maneras”

Despin Tchoumke lleva 13 años en España, la mitad de los que vivió en su país, Camerún

“Hay africanos que también tienen cuentas en Suiza. No son, naturalmente, los que se encaraman a la valla de Ceuta y de Melilla y, al hacerlo, parecen más felices que cualquiera”. De esta manera arranca la sinopsis de ‘Camaleón, la España del extranjero’, el primer libro de Despin Tchoumke, un camerunés que lleva 13 años en España, la mitad de los que vivió en su país de origen cuando optó por emigrar para dejar atrás “el dolor de la injusticia, de la corrupción, de las vidas sin sentimiento, de los niños sin futuro”. Este libro, en el que Tchoumke intenta que todo el mundo recuerde que “no sólo existe la democracia, sino también la humanidad”, verá la luz gracias a una campaña de mecenazgo que aún sigue abierta, aunque quedan pocos días para poder participar (https://libros.com/crowdfunding/camaleon/).

Tchoumke no llegó a España saltando la valla, pero la conoce bien por otros compatriotas que sí lograron superar la frontera de alambre para alcanzar Europa. En su libro, asegura de forma rotunda que “no importa que Ceuta y Melilla tengan una valla para impedir el paso natural de los inmigrantes de un país, Marruecos, a otro, España. Los camaleones seguirán llegando de muchas maneras, tanto terrestres como marinas”.
Camaleones es como Despin Tchoumke denomina a todos los inmigrantes que, como él, salieron alguna vez de sus países en busca de un futuro mejor. Está convencidísimo de que así seguirá ocurriendo siempre porque “la inmigración es un misterio, es un hecho natural imparable que existe desde la época de los faraones de Egipto”. “Aunque muchos países han intentado romper estas dinámicas, no lo han conseguido porque es un fenómeno poderoso, como lo es la necesidad de supervivencia de los seres humanos. Si Jesucristo ya pudo emigrar, cómo no vamos a poder hacerlo nosotros”, afirma en su libro para rebatir con argumentos a quienes defienden que hay que poner obstáculos en el camino, ya sea con vallas o muros.
También tiene respuestas para aquellos que piensan que los que emigran son de por sí ignorantes, por su forma de construir su camino para alcanzar sus objetivos. “Para mí, el hecho de la inmigración es una inmensa escuela que convierte a los individuos en seres extremadamente intuitivos, prácticamente sin que se den cuenta”, afirma el autor de ‘Camaleón, la España del extranjero’, un libro concebido como “una oportunidad de entender la mirada del otro y conocerse un poco a uno mismo con ese ejercicio”.

De la España boyante, a la España crispada
Se trata, en definitiva, de un relato autobiográfico que torna ensayo social y que, en el lapso de tiempo que comprende, dibuja la España que fuimos antes de la crisis, la que somos ahora, y la que podemos llegar a ser”. Así es como este libro se autodefine en su sinopsis. La clave de este objetivo se encuentra en su interior, cuando Despin Tchoumke reivindica el papel de los inmigrantes en España: “De ese Tercer Mundo que para mí es primero, provienen muchas de las personas que también sacan adelante este otro país europeo, occidental y moderno que es España”.
Ello, a pesar de que muchos salen preparados de sus países de origen, pero cuando llegan al ansiado destino “se percatan de que el valor de su diploma no es el mismo que en su lugar de origen, aunque esté homologado”. “Es una forma de decirles que no están a la altura. El desánimo avanza como un desierto. Llegan a España y no pueden ejercer su profesión por la falta de integración social con la que se topan”, revela Tchoumke.

Un libro para intentar “despertar la conciencia humana”

Despin Tchoumke ha tardado 8 años en escribir su libro. Lo empezó cuando aún vivía en la calle, debajo del puente de Segovia, en Madrid, junto a otros muchos inmigrantes. Allí fue donde vio por primera vez “un cerebro fuera de su sitio” porque aquel viaducto era “un nido de suicidas”. “Nuestra situación no es fácil pero estamos mejor que ellos, pensaba, porque, al menos, no queremos morir”, rememora en sus páginas.
También relata en este libro cómo era su vida en Camerún, donde imaginaba junto a sus amigos “cientos de maneras diferentes de inmigrar”. “Tener una visa nos parecía tan bueno como tener un doctorado”, a pesar de las enormes dificultades para conseguir ese permiso de viaje.
Él lo consiguió haciéndose representante de una ONG que le invitó a formarse en Francia, donde permaneció durante dos años. Después, decidió ir a España, atraído por un país que presumía de tener “un porcentaje de paro tan bajo, que casi todos los ciudadanos tenían trabajo”. Corría el año 2004, y desde entonces ha podido conocer una España boyante, y otra “crispada” por la crisis económica.
En ‘Camaleón, la España del extranjero’, que se puede adquirir apoyando la campaña de mecenazgo, relata cómo han sido todos estos años, pero su verdadero objetivo, más que contar las anécdotas, es “despertar la conciencia humana” y “conservar un poco de la esencia de la vida, ya que el mundo no es perfecto”, relata a MELILLA HOY.

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Redacción

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