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Cine

El caso Sloane

Director: John Madden. Intérpretes: Jessica Chastain, Mark Strong, Sam Waterston
A los ciudadanos de a pie, nos cuesta mucho entender el mundillo de intrigas, apariencias y puñaladas traperas ordinarias y frecuentes en las altas esferas de la política y el mundo empresarial, siempre movido por el interés económico y el ego personal. El caso Sloane comienza con la preparación de Elizabeth Sloane (Jessica Chastain) para afrontar una vista del Senado que estudia la ética de sus actos. Mientras el comité interroga a Sloane y a los testigos, la acción retrocede para contarnos las circunstancias que la llevaron hasta ese punto.

Sloane es la estrella de una compañía de lobbying de la vieja guardia dirigida por George Dupont (Sam Waterston), siempre hace cuanto sea necesario por defender los intereses de sus clientes, aunque suponga un arriesgado juego con las reglas, tanto éticas como legales. Ha conseguido una buenísima reputación a base de astucia acompañada de éxitos, convirtiéndose en una de las personas más poderosas de las que operan entre bastidores en Washington.

Cuando el jefe del poderoso lobby armamentístico recurre a ella para que le ayude a convencer a las mujeres para que se opongan al proyecto de ley Heaton-Harris, que impondría una nueva regulación, más estricta, para la venta de armas de fuego, lo rechaza y se une a una firma especializada, pequeña pero luchadora, dirigida por Rodolfo Schmidt (Mark Strong), que representa a los que respaldan el proyecto de ley. Junto a Schmidt y un grupo de jóvenes, Sloane conspira, manipula e intriga a fin de conseguir lo que podría ser una victoria sensacional, pero su celo por ganar acaba poniendo en peligro su carrera y también a la gente que le importa. Vulnerable, en peligro e investigada por el Senado, Elizabeth Sloane puede haber encontrado al fin la horma de su zapato.

El director John Madden nació en Portsmouth, Reino Unido, en 1947. Cursó estudios en Clifton College y Cambridge. Comenzó como director artístico de la Shakespeare Company de Cambridge y Oxford, pasando más tarde a la BBC para trabajar en dramas de televisión y radio.

En 1975, se trasladó a Estados Unidos para crear Earplay, proyecto dramático de la National Public Radio. Tras ganar el Prix Italia con "Wings", de Arthur Kopit, dirigió la obra para los escenarios en Yale, en Broadway y para el National Theatre de Londres. Otros trabajos teatrales posteriores son "Grown Ups", de Jules Feiffer, "Beyond Therapy", de Christopher Durang, y "Caritas", de Arnold Wesker. Durante ese tiempo, impartió clases de interpretación y dramaturgia en la Escuela de Arte Dramático de Yale.

A partir de 1984, trabaja más en televisión, dirigiendo para la BBC y para la televisión comercial: "Principal sospechoso: La niña perdida", nominada al BAFTA a la Mejor Serie; "Truth or Dare", ganadora del BAFTA escocés al Mejor Drama Individual.

En 1990 regresa a Estados Unidos para dirigir su primer película, "Ethan Frome", a la que siguieron "Golden Gate" (1994) y "Su majestad Mrs. Brown" (1997), nominada a dos Óscar y dos premios BAFTA; "Shakespeare in love" (1998), ganadora de tres Globos de Oro, cuatro BAFTA y siete Óscar, entre ellos el de "Mejor Película; "La mandolina del capitán Corelli" y "La deuda" (2001); "Proof (La verdad oculta)", dirigida por él anteriormente en teatro; "Tiro mortal" (2008); "El exótico hotel Marigold" (2012), nominada al Globo de Oro a la Mejor Película y Mejor Actriz, al BAFTA a la Mejor Película Británica, y su secuela, "El nuevo exótico hotel Marigold" (2015). Entre estas dos últimas películas, Madden trabajó en el guion de "Mi amigo el gigante", junto a Melissa Mathison, y dirigió para el canal Showtime el piloto de la serie "Masters of Sex".

El guión de El caso Sloane sorprendió a Madden por el retrato tan minucioso que ofrecía de una industria que permanece envuelta en el más absoluto misterio. "Aunque tenía una idea general sobre en qué consistía su trabajo, no sabía exactamente qué hacía un representante de lobby, e imagino que muchas otras personas se encontrarán en la misma situación. El guión era inteligente, inesperado y muy satisfactorio. Está ambientado en un mundo en el que todo es estrategia. El lenguaje natural de los personajes es la ironía y las indirectas, lo que da como resultado una película sumamente inteligente, así como muy divertida y sorprendente".

Los representantes de lobbies son profesionales de élite de la comunicación, su trabajo consiste en asesorar e influir en los encargados de tomar las decisiones en el mundo, entre ellos los legisladores más poderosos de Estados Unidos. Su estereotipo es el de persona misteriosa, reservada e increíblemente poderosa. No está claro el origen del término, aunque se cree que lo acuñó el presidente Ulysses S. Grant para referirse a representantes de intereses especiales que esperaban para asediarlo en el vestíbulo del hotel Willard.

El guionista Jonathan Perera es abogado, educado en Gran Bretaña, que abandonó el ejercicio de su profesión para probar suerte como guionista cuando tenía veintitantos años, en pos de aspiraciones más creativas. Mientras trabajaba como profesor de inglés en una escuela de primaria en Corea del Sur, Jonathan escribió El caso Sloane, aunque nunca había estado mucho tiempo en Estados Unidos. En vez de inscribirse en una escuela de cine, leyó tantos guiones como pudo conseguir. El germen de la idea para escribir El caso Sloane se lo proporcionó una entrevista que escuchó en BBC News sobre un representante de lobby llamado Jack Abramoff, que cumplía pena en prisión por haber hecho algo mal . Perera no sabía gran cosa sobre la industria de los lobbies, pero sabía que podía ser un buen argumento para una película.

El caso Sloane nos lleva a las salas insonorizadas en las que se realizan conferencias de una industria que mueve millones de dólares pero que, normalmente, pasa desapercibida para la gran mayoría de ciudadanos. Perera lo define como una especie de intersección entre la política y el espionaje: "Se ciñen al máximo posible a los límites de lo legal para presionar a los representantes. Y no siempre logran mantenerse dentro de la ley. Quería llevar a un representante de lobby al límite de la legalidad y ver adónde iba la historia".

El copresidente de producción y adquisiciones de FilmNation Entertainment, Ben Browning, quedó impresionado cuando llegó a sus manos el guión de Perera: "Me enviaron un guion de un guionista que no conocía. Era lo primero que había escrito en su vida y era genial. En poco más de un año, la película estaba hecha. En mi experiencia, eso no pasa nunca en Hollywood". Todo guión tiene varias correcciones. Madden y Perera pasaron varias semanas en Londres documentándose sobre los fundamentos políticos y procedimentales de la historia, para profundizar en el tema y darle un poco más de cuerpo, matizando relaciones y situaciones de los personajes y su evolución, sobre todo de Elizabeth Sloane.

Dado el tema que trata El caso Sloane, John Madden sabía que podía producir cierta controversia. El éxito de la película estaba sujeto a la fidelidad con la que reflejara el mundo de los lobbies. Madden contactó con la compañía de lobbying Glover Park Group, veteranos que llevan mucho tiempo en Washington y han asesorado a otros cineastas, quienes corrigieron algunas ideas ya desfasadas, porque la industria de los lobbies, y las cuestiones éticas que rigen la buena praxis, han tenido que cambiar después de los escándalos de Jack Abramoff.

El equipo de Adam Blickstein, del Glover Park Group, ayudó a dar forma a la historia con los cineastas einstruyó a los actores sobre la labor que desempeña un representante de lobby. Blickstein da fe de la autenticidad del retrato que ofrece la película: "El caso Sloane refleja las distintas complejidades y facetas de Washington D. C., ya se trate de algo legislativo que esté sucediendo en el Capitolio o entre bastidores en una sala de juntas corporativa. Se trata de un proceso estructurado, estratégico y que exige hacer campaña, y normalmente cambia al día siguiente. La película muestra la incertidumbre, la agilidad y los fundamentos estratégicos de Washington D. C. de una manera que pocos filmes han hecho jamás".

El caso Sloane se ha rodado en Toronto. Madden fue muy exigente con el diseñador de producción, Matthew Davies, para que las localizaciones reprodujeran fielmente el aspecto físico de Washington D. C. Davies y su equipo se desplazaron dos veces a la capital para documentarse sobre lugares específicos y recrearlos en Canadá. Davies comenta:
"Washington es una ciudad elegante y muy completa, en la que residen muchos agentes de poder sumamente importantes. Parece tener lo último en vehículos híbridos de gama alta. La red de metro es casi futurista. El Capitolio está maravillosamente mantenido y todos los edificios de mármol blanco están inmaculados. Queríamos reflejar la abundancia y elegancia de la vida política de Washington D. C. A John le interesaba mucho reflejar la autenticidad y los detalles que dan carácter a las firmas de lobbying político de la Calle K". Una de las primeras cosas que notó Davies es el valor que dan al espacio, sobre todo en lugares de prestigio: "La vista desde tu ventana es más importante que los metros cuadrados de tu oficina". Entre otros espacios, Davies y su equipo recrearon una sala de audiencias del Senado en la Universidad de Toronto.

El resultado final es un convincente retrato de algo que desconocemos. Parece un contrasentido, pero ahí está la magia del director y todos sus colaboradores para lograrlo.

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