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Nuevo golpe

Pero no se trata de comparar ni los niveles de afección, ni las zonas geográficas castigadas en mayor o menor medida. El daño es el mismo y la impotencia también. Lo único cierto es, que es tal la frecuencia de los últimos atentados, que corremos el peligro de acostumbrarnos a que esta sinrazón pase a formar parte de lo habitual, algo en lo que jamás debemos caer. Los más noctámbulos se acostaron ya en la noche del lunes con ese agrio malestar y ese pellizco en el estómago ante la execrable noticia de un nuevo atentado yihadista que acababa de sacudir la ciudad de Manchester donde al menos 22 personas, entre ellas varios menores de edad, han muerto y 59 han resultado heridas tras un nuevo ataque perpetrado al término del concierto de la artista estadounidense Ariana Grande, en el pabellón Manchester Arena. Y es que por frecuentes que sean nunca nos acostumbraremos a esta sinrazón por parte de unos auténticos asesinos, como les calificó con gran dureza y por vez primera en esos términos la Casa Real en su mensaje de condolencia, a los autores de estos deleznables actos de barbarie terrorista.

Los minutos de silencio, las banderas a media asta y los lutos oficiales en las instituciones se extendían ayer a lo largo y ancho del país y en Melilla, como no podía ser de otra manera, representantes públicos y particulares se reunían a mediodía ante la fachada del Palacio de la Asamblea, la Delegación del Gobierno y la Jefatura del Cuerpo Nacional de Policía, para manifestar su rechazo al criminal hecho. Un nuevo ataque que representa una cruel pero mínima parte de los atentados cometidos por organizaciones de corte yihadista alrededor del mundo. Y es que cada vez es más necesaria la unidad de paises, gobiernos y movimientos ciudadanos para repeler en lo posible unos atentados que en Europa van ya teniendo nombre propio en demasiadas ciudades. Uno de los actos terroristas más graves tuvo lugar en Madrid en marzo de 2004, cuando un grupo vinculado a Al-Qaeda causó 191 muertos y mas de 1600 heridos en varios ataques con explosivos en la Estación de trenes de Atocha.

Pero no es Europa el continente más castigado. En total, a mediados de 2016 más de 72.000 personas murieron a causa de estos actos terroristas en los últimos años y la mayoría, en países donde el Islam es la religión mayoritaria. La mitad de los ataques de organizaciones islamistas se llevaron a cabo en países que han sufrido graves conflictos bélicos como Irak (27%), Afganistán (15%) y Pakistán (9%). En estos tres países la religión musulmana representa a más de un 96% de la población. Pero es en parte comprensible que por la cercanía nos sintamos más afectados por los que tienen su radio de acción en el Viejo continente. No obstante, Europa también ha comenzado a sentir el peligro que países de Oriente Medio y Asia Central, principalmente, llevan sufriendo con mayor incidencia durante la última década.

Pero no se trata de comparar ni los niveles de afección, ni las zonas geográficas castigadas en mayor o menor medida. El daño es el mismo y la impotencia también. Lo único cierto es, que es tal la frecuencia de los últimos atentados, que corremos el peligro de acostumbrarnos a que esta sinrazón pase a formar parte de lo habitual, algo en lo que jamás debemos caer. MELILLA HOY se une a los sentimientos de repulsa y condena por lo ocurrido y reitera “nuestro apoyo solidario contra la locura y la lacra del terrorismo”.

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