La Ciudad Autónoma de Melilla ha retirado 870 huevos de gaviota patiamarilla, en el marco del plan que puso en marcha hace varios meses para devolverla a su hábitat natural y echarla del casco urbano, donde había llegado a provocar un “colapso” por su elevado número. En rueda de prensa, el consejero de Coordinación y Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, explicó ayer que la retirada de estos huevos se debe a que por primera vez se ha declarado en Melilla la gaviota patiamarilla como plaga, gracias al decreto que él mismo firmó. A partir de entonces, y tras un acuerdo con los ecologistas, la Ciudad Autónoma está desarrollando un control de la gaviota patiamarilla desde el 15 de abril y hasta el 15 de agosto, periodo que abarca la época de reproducción de esta especie, que había adquirido “niveles preocupantes” en nuestra ciudad.
Para ello, la Consejería de Coordinación y Medio Ambiente está recurriendo a seis aves de cetrería, “más que nunca en la historia”, lo que ha permitido retirar hasta el 1 de julio un total de 870 huevos. El objetivo de este plan es devolver a la gaviota patiamarilla a los acantilados y evitar que con su proliferación expulse a otras especies de aves protegidas o “de mayor valor”.
Quevedo insistió en que es el plan de control “más importante y decidido con normativa” que se ha llevado a cabo “en la historia de Melilla”, ya que la gaviota patiamarilla no está protegida pero ataca a otras que sí lo están, a mascotas y en ocasiones a quienes pasean por la parte vieja de Melilla.
Riesgo para los aviones
Estas gaviotas representan además un riesgo para los aviones en el aeropuerto de la ciudad, sobre el que el año pasado se avistaron 688 ejemplares.
La gaviota patiamarilla (Larus michahellis) es una de las aves marinas más abundantes de la cuenca del Mediterráneo, presenta un elevado éxito reproductor, es depredadora de pollos de otras especies y genera problemas de ruido, suciedad y deterioro de edificios, según la Sociedad Española de Ornitología, SEO/BirdLife.
