Melilla, por su inmejorable posición geoestratégica en el Rif, no debe desarrollarse mirando exclusivamente hacia el interior. El desarrollo de nuestra ciudad está estrechamente vinculado al desarrollo de la región colindante, siendo dicho desarrollo marroquí muy positivo para Melilla, debido principalmente a las nuevas oportunidades empresariales que podrían surgir y que deberían ser aprovechadas incentivando la diversificación de la economía local, a fin de evitar el anquilosamiento del sistema y el aislamiento de la ciudad.
El sistema económico melillense está profundamente marcado por la relación que la ciudad tiene con su entorno próximo. Los cambios en las demandas que broten de Marruecos afectarán, por tanto, a la vida económica de la ciudad de Melilla, aunque, si bien dichos cambios pueden suponer la aparición de nuevas oportunidades de negocio e intercambio comercial, también pueden, en el caso de ser ignorados, provocar el aislamiento de la ciudad.
Desde SODEMEL se parte de la premisa básica de que entre Melilla y Marruecos (concretamente el área del Rif) existe una relación de interdependencia que podría ser aprovechada para convertir Melilla en un polo de desarrollo económico. Del mismo modo, desde SODEMEL también se defiende la idea de que el desarrollo del Rif no sólo resulta beneficioso para sus propios habitantes sino también para el futuro económico de nuestra ciudad, si se consigue diversificar la actividad económica de Melilla de manera que la ciudad pueda convertirse en un centro de servicios que sirva a la región.
Tomando como referencia ambas ideas -que existe una interdependencia y que el desarrollo de Marruecos es positivo para el futuro de Melilla- se puede comprender la razón de que, desde SODEMEL, se haga tanto hincapié en aprovechar las excelentes relaciones entre nuestro dos países para conseguir poner en marcha nuevas iniciativas empresariales con proyección a ambos lados de la frontera. Melilla es un paraíso para las empresas que, como dijo Daniel Lacalle, quieran extender sus tentáculos comerciales a ambos lados del estrecho.
Partiendo de la base de que la actividad privada es el motor de la actividad pública, en la medida en que ésta última no puede existir sin la financiación proveniente de gravar las actividades privadas, para Melilla sería positivo que la ciudad asumiera el papel de centro de servicios, más allá del tradicional papel de nodo comercial que viene desempeñando desde hace muchos años. Apostar por la diversificación supone estimular el desarrollo marroquí sacando partido del mismo, además, la diversificación sentaría las bases de nuevos modelos de negocio futuros.
Limitar la actividad económica de Melilla a los fondos públicos, la subvención, el consumo interno y el comercio transfronterizo no hará sino condenar a la ciudad al aislamiento, toda vez que la estimulación de la demanda interna no generará nuevas oportunidades.
Melilla debe ser un actor relevante en el futuro desarrollo del Rif, si no quiere quedarse fuera.
Los problemas de desarrollo del Rif
En primer lugar, está la cuestión regional: El Rif se encuentra lejos de las principales bolsas económicas del país y no está conectada a la red nacional de comunicación. Las conexiones norte-sur son muy precarias y el transporte público regional es insuficiente. En segundo lugar, las fuentes de desarrollo: El desarrollo económico está basado en el comercio, los servicios y una agricultura de baja productividad. En tercer lugar, la falta de ordenación y planificación: Hay una ausencia total de planes de gestión local para que las formas de crecimiento sean ordenadas y sostenibles. Por último, hay está la cuestión de la inversión pública: Es totalmente insuficiente para satisfacer las necesidades derivadas del crecimiento demográfico. Dos buenos ejemplos son el precario sistema y la también precaria sanidad pública.
En estos vacíos de desarrollo, Melilla puede jugar un papel determinante, ofreciendo trabajo, inversión y servicios que, de igual manera, acaben redundando en beneficio de la ciudad y sus empresarios.
