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Lacalle: “Melilla debe romper el diferencial con respecto a la península”

El Doctor en Economía Daniel Lacalle ofreció, durante su conferencia de ayer en el Salón Dorado del Palacio de la Asamblea, una visión constructiva del futuro económico de Melilla, en base a las oportunidades de futuro que se presentan en el marco de la recuperación económica nacional. Lacalle intervino en solitario durante aproximadamente una hora y participó, posteriormente, en dos mesas redondas con instituciones y prensa respectivamente. Durante su intervención se centró principalmente en las oportunidades que brotan del gran potencial de la ciudad.

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) ofreció a los asistentes al Palacio de la Asamblea su visión acerca de la realidad actual y el futuro melillense en el marco de la recuperación económica nacional, que calificó de “espectacular” al asegurar que había superado todas las expectativas.
Lacalle prefirió comenzar analizando los tres factores esenciales que marcan, tras un análisis superficial, el “diferencial” con el resto de la península: La renta per cápita, el elevado desempleo y las extremadamente particulares condiciones geoestratégicas de la ciudad. Lacalle afirmó que “estos tres factores, que componen la foto fija de Melilla, no nos pueden quitar lo que ha sido una evidentísima mejora en los últimos 10 años y, sobre todo, que la salida de la crisis se está percibiendo también en Melilla”.
Con respecto a los grandes retos que debe afrontar Melilla, Lacalle consideró que el desempleo local está “basado en una amplia economía sumergida” y tiene un significativo paro estructural “enquistado por el fracaso escolar y la política de prestaciones”, que supone un “desincentivo, al no resultar atractiva la incorporación a la fuerza de trabajo”, sobre todo cuando el ecosistema empresarial es débil y “la economía es de bajo valor añadido” y hay bajos salarios. Para Lacalle, la clave en la lucha contra este desempleo está en impulsar el crecimiento de las microempresas melillenses (un 87% de las empresas tienen menos de 3 trabajadores) para generar una economía de mayor valor añadido.
“Una economía basada en microempresas y orientada a los servicios se ve mucho más afectada por los ciclos económicos”, por lo que el estímulo del entorno empresarial es fundamental.
Las inversiones en infraestructuras (ampliación del puerto) y la negociación de condiciones para la integración aduanera con preservación del marco fiscal beneficioso de Melilla, son algunas de las medidas de desarrollo económico propuestas por Lacalle, quién también aseguró que el potencial turístico de la ciudad no se encuentra explotado y que la receta para su explotación no es la de la mera promoción del destino, sino que dicha promoción debería ampliarse a la experiencia completa: “El turista, cuando se plantea dónde pasar sus vacaciones, no piensa sólo en el destino, sino también en cómo va a ocupar cada una de las horas que pase en él”. Junto con la necesidad de desarrollo y promoción turística, Lacallle defendió la necesidad de desarrollar también el ocio de la ciudad.
Además afirmó que la ciudad podría beneficiarse, en el caso de llevar a cabo las pertinentes inversiones en infraestructuras, de nuevas soluciones energéticas más limpias y eficientes, como las placas solares o el gas natural.
Según Lacalle tanto el enorme crecimiento de las clases medias de Asia y África como el envejecimiento poblacional de Occidente generarán unas enormes demandas de ocio y servicios que supondrán infinidad de oportunidades, oportunidades que Melilla podría aprovechar.

La productividad de las subvenciones

P- ¿Cómo se puede estimular la economía con las políticas de subvenciones sin correr el riesgo de caer en la generación de una economía “zombie”, no productiva, dependiente exclusivamente de los fondos públicos?
R- “Fundamentalmente orientando dichas ayudas a la consecución de objetivos, para evitar que se conviertan en incentivos perversos. Siempre funcionan mejor las deducciones fiscales que las subvenciones directas, puesto que dichas subvenciones generan un “efecto llamada” que a veces es incorrecto… En España lo hemos vivido con la agricultura, con las energías renovables, etc. Dicho “efecto llamada” atrae a un capital inversor de muy baja calidad, de muy pobre rentabilidad y además muy endeudado. Es complicado, pero la combinación de deducciones fiscales y ayudas orientadas a la rentabilidad económica real pueden ser la respuesta para que las subvenciones estimulen la economía.

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Fernando Lamas Moreno

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