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Historia

¡El extraño sueño de la Reina! Carta de Su Católica Majestad Isabel I de Castilla a esposo Fernando II de Aragón

A doce de octubre del año de Nuestro Señor de mil e quinientos e tres en la villa de Medina del Campo digo:
Mi muy añorado Fernando, Soberano de mi corazón. Rey de Aragón, Castilla, Sicilia y Nápoles. Quizá muchos de nuestros súbditos y enemigos desconozcan que sois hijo de Juan II el Grande y de la que fuera su segunda esposa Juana Enríquez. Vuestra madre os pario en Sos, perteneciente a Zaragoza, concretamente en el caserón de la familia Sada un diez de marzo de mil e cuatrocientos e cinquenta e dos años porque deseaba que fueseis aragonés.
Con apenas seis años recibisteis el título de duque de Montblanc y conde de Ribagorza junto con el señorío de la ciudad de Balaguer. El primero y el último relacionados directamente con Cataluña.

Para aquellos que no supieren el porqué de ello decir que allá por el año de Nuestro Señor de mil ciento e treinta e siete, el rey de Aragón Ramiro II el Monje, en el acto conocido como "Renuncia de Zaragoza", firmado el 13 de noviembre, depositaba en su yerno Ramón Berenguer el reino, pero no con la dignidad real. A partir de entonces él firmaría como Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón y Petronila sería la Reina de Aragón. El hijo de ambos Alfonso II de Aragón, se convertiría en el primer rey de este territorio. Y tanto él como sus sucesores heredaron los títulos de "rey de Aragón" y "conde de Barcelona".

Fueron pasando los años y bajo otros Monarcas se ampliaron sus fronteras incluyendo nuevos dominios como Mallorca, Valencia, Sicilia, Córcega, Cerdeña, Nápoles, etc.

Al igual que yo, Vos no erais el heredero a la corona pero al fallecer Carlos vuestro "medio hermano" que era príncipe de Viana en mil quatrocientos e sesenta e uno. Así en la villa de Calatayud Juan II os designó heredero. Un año después recibíais el nombramiento de lugarteniente general de Cataluña y transcurridos siete más, obtendrías también el reino de Sicilia.

El Rey de Aragón, mi suegro, quiso y puso todo su empeño en unir ambos reinos a través de nuestras personas. Yo no os conocía personalmente, lo habitual en la época, pero erais la mejor elección ante las posibilidades que me presentaban; ninguno era de mi agrado y aquellas propuestas recibían mis continuas negativas.

Así que tras realizar por vuestra parte un largo recorrido en octubre de mil quatrocientos e sesenta e nueve se unieron nuestros destinos en el Palacio de los Vivero de Valladolid. Cuando os vi supe que no me había equivocado y que seríais el amor de mi vida.

Estabais entonces inmerso en plena guerra civil catalana que duró toda una década, por decisión de vuestro padre.

Como recordareis no fue esta tarea fácil ya que en Castilla no todos estaban conmigo. La muerte de mi hermano Alfonso hizo que parte de la nobleza me apoyara en tanto que otros estaban a favor de la hija de mi medio hermano Enrique IV de Castilla, Juana, conocida como "la Beltraneja", porque se especulaba con su paternidad en la Corte, diciendo que su progenitor no era el Rey sino Beltrán de la Cueva.

Finalmente gracias a vuestra eficaz contribución obtuvimos la victoria en Paleagonzalo en el año de mile quatrocientos e setenta e seis. Tres años después sufrimos un duro revés al fallecer el Rey Juan, Vos heredasteis el trono de Aragón. Ello supuso nuestra separación física. Se unían dos reinos poderosos: Castilla y Aragón, a cambio un gran sacrificio, la distancia física entre ambos, muchas eran las leguas que nos separaban. Pero éramos conscientes de que nuestras vidas no nos pertenecían del todo y nos debíamos a los reinos que nos habían proclamados sus soberanos y velar por el bien y progreso de nuestros súbditos.

Sin más dilación quiero contaros lo que me ha acontecido en estos días en los que Vos no estáis junto a mi porque vuestras obligaciones como Monarca os obligan a estar lejos, os añoro tanto que las noches son eternas y apenas logro conciliar el sueño. Desde entonces ando bastante azorada y con gran desasosiego.

Me hallaba sola en mis aposentos, la noche se había cernido sobre palacio y yo tras las oraciones en acostumbro a efectuar al finalizar el día, dejé que mi mente viajara a vuestro lado porque ya sabéis cuan grande es mi amor por Vos. Inmersa en estos dulces pensamientos logré que mis ojos se cerraran y dormir un poco.

Fue entonces cuando, os relato lo poco que recuerdo, en Cataluña había un grupo de gentes que quería separarse del resto de nuestro reino. Asemejaban aquellas revueltas que hubieron de sufrir vuestros antepasados pero vestían con extraños ropajes, nada de mi gusto por supuesto. Gran algarabía por las calles, gentes que hablaban catalán y decían algo así como "VOTEM", "JUNTS PEL SI", "REFEREDUM" y otras muchas más que no acierto a repetir.

A los soldados los llamaban Guardias Civiles, Policía Nacionales y Mossos d´esquadra. Ninguno de ellos portaban armaduras. Parece ser que quien está al frente de todo esto es un hombre que no viste como rey creo recordar que su nombre es CARLES PUIGDEMONT. Hay también una mujer, que no se si será su esposa con la que mantiene muchas reuniones y que vive en Barcelona como él, es ADA COLAU. ¿Qué extraño verdad?
Pues llevada por mi curiosidad pregunté que si era correcto mi recuerdo por lo mucho que me asombraba y me dijeron que este nombre es de origen judío "Adah" y que significa "La bella, la adornada". Debes creerme mi adorado esposo que todavía quedé más perpleja aún porque en mis sueños no aparecía ni bella ni adornada e incluso poco femenina en sus maneras. ¡Paradojas de la vida!
Nadie lleva pendones como los usados por nosotros, pero si algo que llaman "Estelada"
No acierto a comprender el significado de este sueño que me angustió de tal forma que desperté tan sobresaltada y bañada en sudor que me vi obligada a llamar a mi doncella y que me ayudase a cambiar la camisa para poder continuar en mi lecho, tan vacío desde que no estáis.

Lo he comentado con mis consejeros más leales y no saben dar respuesta a ello. Dicen que no debo temer nada que a día de hoy todo está tranquilo en Las Españas, aunque allá en las tierras conquistadas por Colón siempre surge cualquier cuestión pero en suelo peninsular no hay hecho alguno que deba perturbar la paz, nunca total, de la que ahora disfrutamos.

Sé, mi Señor, que si hay algún problema ambos lo resolveremos como hemos hecho hasta el momento. Muchas cuitas hubimos de pasar hasta que en mil quatrocientos noventa e dos el reino nazarí de Granada nos era entregado por Boabdil. ¡Por fin vimos cumplido nuestro sueño! Excepto Portugal prácticamente todo era dominio nuestro de ambos.

En este año, Dios Nuestro Señor, estuvo con nosotros ya que además de esta gran victoria, el almirante llegaba a nuevos territorios que tomaría y conquistaría en nuestros nombre. Ampliábamos sobremanera la extensión de las Españas. Reconozco que tenía fe ciega en Don Cristóbal y que nada malo podía venir de sus ideas.

Yo deseaba seguir propagando la Fe Cristiana y Vos con más visión política deseabais haceros con el control del Mediterráneo por eso en mil quatrocientos e noventa e siete gracias al duque de Medina Sidonia la pequeña población de Melilla, en el norte de África era ocupada por su contador Don Pedro de Estopiñán y Virués y pasaba a formar parte de nuestros territorios.

En mis solitarias meditaciones pienso si es un sueño premonitorio de lo que pueda ocurrir en tiempos futuros ¡No lo permita Dios Nuestro Señor! porque aunque siempre han sido personas muy conservadoras de sus costumbres y formas de hablar, ello no ha impedido que participasen en expediciones y campañas lideradas por Nos. Sin ir más lejos el almirante Cardona conquistaría Mers-el-Kebir. Recordad también al ampurdanés Pere Bertrán i de Margarit que acompañó en su segundo viaje a Colón.

Por más que relato, lo más detalladamente posible aquello que permanece a mi memoria, de lo vivido en el mundo de lo onírico, nuestros hombres de ciencia y los estudiosos no saben darme una respuesta. Comprendo que es todo muy raro pero entendedme Amado Esposo que ahora que me hallo delicada de salud y siento que mis reaños no son los de antes, tema profundamente que todo nuestros esfuerzos y sacrificios, al igual que los de aquellos súbitos que pagaron con sus vidas el que pudiéramos unificar todo el suelo peninsular. No quiero pensar ni por un instante que todo ello no sirva para nada y en el futuro, que por supuesto no veremos, vuelvan a haber conflictos y separaciones entre nuestras gentes.

Los Consejeros sabedores de mi angustia y desazón intentan tranquilizarme diciendo que todo es un mal sueño. Los galenos lo reafirman y dan como causa los males que aquejan mi cuerpo y que esta fragilidad ha llegado a apoderarse de mi mente.

Tal vez tengan razón, pero necesitaba escribiros y contaros esto que tanto me aflige a la par que expresaros mi deseo de que vuestro regreso sea con prontitud. Siento que mi debilidad es cada día mayor y que mi fin está cerca.

No quiero pensar en que no pueda veros y teneros cerca de mi antes de emprender el que será mi último viaje. Cuando estéis junto a mi os seguiré relatando más detalladamente este "mal sueño" que se ha vuelto a repetir en alguna ocasión más.

Os espero con impaciencia y pido a Dios que os traiga sano y salvo junto a vuestra familia que cada día os añora más. Siempre vuestra

ISABEL REINA

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