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Protagonistas infantiles: el dolor se acentúa

Cualquier suceso que tenga un final no deseado puede causarnos aflicción, pena, y un dolor que considero se acentúan cuando los protagonistas de estos hechos son seres inocentes. Pequeños que en ocasiones no les ha dado tiempo ni a comenzar a vivir. Distintas historias con diferentes finales, pero en todas ellas los "actores principales" fueron niños:
El Telegrama del Rif de 6 de noviembre de 1912
En la huerta de Mérida. La desgracia de ayer
De un accidente en el extremo sensible, ocurrido ayer tarde a las cinco en la huerta de Mérida Chocrón, situada en las proximidades de la antigua Posada del Cabo Moreno, tenemos que dar cuenta hoy a nuestros lectores.

A dicha hora, no lejos de la casa que en la huerta existe, se hallaba entretenido en sus juegos, el niño de diez y siete meses de edad, Santiago Pérez, hijo del arrendatario de aquella, José Pérez Sabio.

Sin que hasta ahora se sepa de dónde procedía ni quien pertenece, un caballo, en carrera desenfrenada, penetró en la huerta, pisoteando al niño y continuando en su marcha, hasta poco después, que pudo ser detenido por varias personas que cerca de allí se hallaban.

La madre de Santiago, que presenció lo ocurrido, fue acometida de un accidente. En seguida se acudió en auxilio del pequeño. Este se hallaba en el suelo, casi exámine. Presentaba gravísimas contusiones en distintas partes del cuerpo.

Como su estado era al parecer, de verdadero cuidado, fue conducido por su padre, en un coche, al Consultorio que en el barrio del Hipódrimo tiene establecido el médico primero D. Babil Coiduras.

Este, después de prestarle los auxilios necesarios, certificó la gravedad del pobre niño. Mientras tanto, se avisó al juez de guardia, que ayer lo era el Comandante de Infantería don Segismundo Fabres, el cual acompañado por su secretario cabo del Regimiento de África, Antonio Fernández, se presentó en el citado Consultorio, procediendo a la instrucción de las correspondientes diligencias.

Como decimos antes, se ignora a quien pertenece el caballo que atropelló al niño. El animal, que debía haber estado enganchado a algún carruaje, todavía tenía colocados los arreos correspondientes. El señor Fabres dispuso que permeneciera en la huerta, hasta que aparezca su dueño.

El niño Santiago, en brazos de su padre, volvió de nuevo a su domicilio. Anoche había pocas esperanzas de salvarle la vida.

El Telegrama del Rif de 8 de noviembre de 1912
En la playa de San Lorenzo. El cadáver de una reciennacida
En la mañana de ayer, varias personas que transitaban por la carretera de Triana, frente al balneario "El Recreo", llamoles la atención un pequeño envoltorio que junto a la playa había.

Se acercaron para reconocerle, y cual no sería su sorpresa al observar que contenía el cadáver de una niña recién nacida.

Avisados los agentes de la autoridad, estos pusieron el hecho su conocimiento de su jefe, Sr. Alemán, el cual se trasladó en el acto al lugar del suceso, realizando algunas gestiones, aunque con resultado negativo para descubrir a la desnaturalizada madre.

El Jefe de Policía dio cuenta de lo ocurrido a la Comandancia de Marina, de donde a poco salió el segundo Comandante D, Jacobo Gener, en funciones de Juez, dirigiéndose a la playa de San Lorenzo y dando comienzo a la instrucción de la correspondiente sumaria.

Hay quien supone que debió ser arrojado al agua hace algunos días Fundóse para ello, en un cordel que pendía del envoltorio, uno de cuyos extremos parece haber estado sujeto a una piedra.

El cuerpecito había sido envuelto en un periódico, y después oculto en un saco de los que se utilizan para el transporte de cemento.

En la playa se congregó numeroso público, que comentaba indignado el hallazgo.

El Sr. Gener dispuso el traslado del cadáver, después de reconocido por el médico D. José Álamos al cementerio de la Purísima Concepción, en donde hoy se le practicará la autopsia.

El Telegrama del Rif de 16 de julio de 1915
Niña gravemente herida
La mala costumbre de algunos padres de dejar las armas de fuego al alcance de los niños, fue causa, hace algunos días, en Ishafen, de una sensible desgracia.

Frente a una de las cantinas allí estaban establecidas, jugaban varios pequeñuelos. Uno de ellos, llamado Ramón Carmona de once años de edad, apoderándose de una pistola que encontró en el cajón de la cantina de referencia, empezó a examinarla a presencia de sus compañeros. De pronto se disparó el arma, alcanzando el proyectil a la niña de nueve años Juana Díaz Gutiérrez.

Al ruido de la detonación, acudieron algunas personas, que trasladaron enseguida a la niña a la Enfermería de aquel campamento. El proyectil le había atravesado el pecho de la infortunada criatura. Al día siguiente, y a pesar de su grave estado, Juana Díaz fue conducida a Melilla.

La desgracia de que damos cuanta produjo gran impresión en Ishafen. El autor inconsciente del hecho, se mostraba apenadísimo.

El Telegrama del Rif de 16 de marzo de 1919
Acto humanitario. Un niño cae del tren
En el tren mixto que sale a la siete de la mañana del Hipódromo, para las minas del Jemis, pudo ocurrir un lamentable suceso, logrando evitarlo con su pericia y arrojo, el veterano jefe de servicio de vía y obras, de la compañía Norte Africano, don Juan Jiménez Burgos.

En dicho tren viajaba la esposa de un trabajador llevando consigo un hijo de seis años y al llegar el tren al kilómetro 18, fuera porque el niño tocase al pestillo o por otra causa, la compuerta de la plataforma en que iban se abrió bruscamente, cayendo a tierra el niño.

Al jefe de servicio señor Jiménez, que asomada a la plataforma procedente inspeccionaba la vía, no puedo escapársele el suceso con todos sus detalles, y rápidamente se arrojó del tren, sin esperar que éste se detuviera, logrando con su prontitud impedir una desgracia segura, pues el pequeño, milagrosamente ileso, tan pronto como cayó se levantó nuevamente, y con la inconsciencia de su poca edad se aproximaba al convoy en marcha, en el que veía que se iba su madre.

Los últimos vagones rozaron al señor Jiménez, el tren se detuvo y cuantos presenciaron el suceso tuvieron frases de elogio y admiración para el señor Jiménez Burgos.

Consignamos con satisfacción el rasgo del Sr, Jiménez, cuyo proceder fue muy elogiado.

El Telegrama del Rif de 14 de julio de 1919
Al derrumbarse una pared
Niño moro gravemente herido
En la kabila de Benisicar se registró la noche última un desagradable accidente a consecuencia del cual resultó con heridas de bastante consideración el niño moro Ben Aisa Araan.

El hecho a que hacemos referencia, consistió con el derrumbamiento de una de las paredes de la vivienda de la familia de Ben Aisa, sobre el cual cayeron, en ocasión de hallarse durmiendo el pequeño indígena varias piedras de gran tamaño, produciéndole heridas graves en la cabeza y distintas partes del cuerpo y conmoción cerebral.

Inmediatamente los padres de Ben Aisa Arnaa condujeron a éste al consultorio indígena de Sammar, donde fue convenientemente curado por el Director de dicho benéfico establecimiento, eniente médico don José Malvá. El estado de Ben Aisa continua siendo grave.

El Telegrama del Rif de 16 de febrero de 1927
Dos niños heridos al explotar un detonador
Próximamente a las cuatro de la tarde de ayer, en la calle de Oviedo, del Barrio Real, un grupo de niños de corta edad, observaba a un moro que manipulaba gran cantidad de metal viejo.

El indígena de referencia procedió a quemar algunos trozos de bronce y de cable de acero. Poco después, se oyó fuerte explosión, que produjo la natural alarma.

Los efectos de la explosión alcanzaron a los niños Manuel García Morillo, de 13 años, con domicilio en la calle de Oviedo número 8 y José Benítez Moro, de 7 años y domiciliado en la casa número 5 de la misma calle.

Estos fueron trasladados inmediatamente a la Casa de Socorro por algunos transeúntes.

En el referido establecimiento benéfico el médico de guardia don Gonzalo Huerta, auxiliado por el practicante señor Hernández, reconoció a los dos chicos, los cuales presentaban numerosas heridas puntiformes en la cara, tronco y extremidades. Una vez curados de primera intención fueron trasladados a sus respectivos domicilios.

Parece que entre los trozos de cable y bronce había un detonador que fue el que explotó al prenderle fuego el citado indígena.

El Telegrama del Rif de 7 de junio de 1932
Una niña muerta al ser atropellada por una camioneta
Auer tarde, en la calle de Martín Cermeño, ocurrió un desgraciado accidente, a consecuencia del cual resultó con gravísimas heridas, de las que falleció a los pocos momentos, la niña de siete años Josefa Ferrer Serrano, domiciliada en la casa número 5 de la misma calle.

Según nuestros informes, la camioneta de carga número 1.575, que iba conducida por Antonio B.G. y que procedía de la calle del Padre Lerchundi, al enfilar la de Martín Cermeño, que es una de las transversales de aquella, forzó la marcha, pues dicha calle tiene una pendiente bastante pronunciada.

Cuando el vehículo había rebasado la mitad de la calle, se paró el motor, y por efecto de la pendiente y de la carga que llevaba, el vehículo empezó a retroceder, sin que el conductor pudiera poner de nuevo en marcha el motor. La camioneta, en su descenso se desvió del centro de la calle, y a corta distancia de la casa número 5 alcanzó a la infortunada Josefa, la cual recibió fortísimo golpe en la cabeza, que le produjo una gravísima herida con salida de la masa encefálica.

Inmediatamente fue trasladada a su domicilio, donde falleció al poco rato, Con dicho triste motivo, se desarrolló dolorosa escena entre los familiares de la desventurada niña, que fueron los primeros en acudir en su auxilio.

El juez de Instrucción accidental señor Sánchez Luna, con el secretario señor Lalaguna, se personó en el domicilio de la víctima. Más tarde, el señor Sánchez Luna, interrogó al conductor del vehículo y a otras personas, ordenando al detención de aquel.

Por María Isabel Migallón Aguilar

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