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Columna abierta

“La Endocrinología en Melilla, en peligro”

Coincidiendo con el Día Mundial de la Diabetes, que recuerda la importancia de la prevención y el tratamiento de esta enfermedad y de sus complicaciones, queremos advertir que, aunque la calidad asistencial de los pacientes diabéticos en Melilla ha mejorado, sin embargo, los dos médicos endocrinos sufren una gran carga asistencial, que puede comprometer en el corto plazo los resultados obtenidos.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) recomienda que una consulta general de la especialidad esté formada por unos 18 pacientes, con tiempos que oscilen entre 30 minutos para los pacientes vistos por primera vez y 20 minutos para las revisiones.

Actualmente estos dos profesionales pasan visita a 26 pacientes diarios citados, con tiempos de consulta muy inferiores, de ahí que siempre exista una masificación intolerable en la sala de espera y que, los tiempos reales que se pueden dedicar a los pacientes, sean tan exiguos que podrían comprometer la seguridad del paciente.

Además, estos facultativos sufren con frecuencia (al igual que la mayoría de los facultativos melillenses) el fenómeno de la “agenda forzada”; esto es: se incluyen pacientes de forma irregular, no previstos en la estructura de la agenda.

Todo esto implica, no sólo que los pacientes en consulta se ven en tiempos ínfimos (es auténticamente deplorable que la Ministra de Sanidad exija a las comunidades autónomas que se cumplan los tiempos mínimos por paciente y que, en INGESA, que depende directamente de ella, sea la mayor incumplidora, hasta límites insospechados, temerarios, si nos permiten), sino que el resto de actividad: pacientes hospitalizados, interconsultas (son una de las especialidades que más interconsultas hospitalarias reciben), pruebas funcionales, etc, se realizan fuera del horario de trabajo de manera habitual).

El Sindicato Médico de Melilla denuncia que esta presión asistencial desorbitada puede tener dos graves consecuencias:

  • En primer lugar, la asunción de graves riesgos de errores, tanto por la premura de tiempo, como por el agotamiento mental de los facultativos.
  • En segundo lugar, la marcha de los mismos, fuera de la ciudad, buscando mejores condiciones laborales, como ya ha pasado en tantas ocasiones.

Esto último resulta especialmente curioso, ya que la ministra de Sanidad ha convocado este miércoles al pleno del Consejo Interterritorial, para, entre otras cosas, recomendar a las comunidades autónomas estrategias para impedir la fuga de médicos. Decimos curioso, pero realmente es lamentable, porque INGESA tiene la tasa de fuga de médicos más alta de España, a años-luz del segundo; esto es como si el alumno más torpe de la clase, diese lecciones magistrales al resto, consumándose el viejo aforismo de que, con INGESA, los pájaros disparan a las escopetas.

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