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El cine documental iberoamericano, protagonista en el festival de cine de Nador

Por Marco Rober

El repiqueteo de la lluvia sobre la carpa instalada en el paseo marítimo presagiaba un festival pasado por agua en la vecina ciudad de Nador desde el primer día. Y es que la última edición del festival internacional que organiza la vecina ciudad tuvo que celebrarse en el mes de otoño debido a unos imponderables que, finalmente, y para mayor alegría de los amantes del séptimo arte, pudieron ser solventados a tiempo, circunstancia que ha permitido un año más la celebración de este importante acto cultural en la ciudad de Nador. Sin duda este festival, al margen de los buenos momentos pasados entre quienes hemos tenido el privilegio de convivir unos días con parte del equipo organizador, se ha caracterizado por la gran cantidad de cine documental proveniente del otro lado del Atlántico.
Como era de esperar, la calidad de los documentales presentados superó las expectativas, pues en total, de los cinco premios concedidos, cuatro de ellos son de habla hispana, ya que éste año, tal y como había sido planteado desde un inicio, se pretendía explotar el filón que representaban los lazos culturales entre los dos lados del Atlántico, con una especial dedicación a Iberoamérica. Colombia, Perú y República Dominicana han sido los tres países protagonistas y junto a ellos la ciudad de Casablanca, ya que uno de los documentales, de nacionalidad española, estuvo dedicado a la ciudad del Atlántico y a la comunidad hispana que ahí habitó, un ejercicio de memoria colectiva en torno al pasado de unas gentes cuyo recuerdo sigue impreso entre los blanquecinos muros de las calles de esa mítica urbe.

Una vez más Nador volvió a acoger con afecto a los participantes del festival y a quienes tan solo fuimos ahí para hacer de cronistas de un evento que sigue creciendo año tras año con una clara vocación internacional, como muestra el premio a la mejor película, la polaca 'Rage'. No fueron los únicos actos a lo largo de una semana de festival que se negaba a dejar la ciudad rifeña, pues una vez más y como ha sucedido en otras ocasiones, talleres, conferencias y exposiciones han edulcorado una programación que pretende acercar el cine a todos los ciudadanos interesados.

En cualquier caso, por encima de cualquier consideración técnica, sin lugar a dudas habría que destacar el calor humano que se respiró durante toda la semana. Así, tanto el director del festival, Abdeselam Boutayeb como el resto del equipo, estuvieron siempre pendientes de quienes acudimos a Nador a las jornadas culturales, muy en particular Rafael Guerrero y Mariam María, ésta última directora artística del evento. Sin duda fueron unos días de cierto ajetreo aunque siempre hubo momentos para descansar en torno a una humeante taza de café. Charlamos con algunos compañeros de Iberoamérica, en particular con Pablo Orellana, peruano y con Lizette Lemoine, francesa, aunque muy comprometida con el conocimiento de la realidad de una Colombia tantos años sacudida por la violencia. También estuvimos un rato con Margerie David, francesa igualmente y enamorada del continente americano. Con su documental pudimos viajar a la Amazonía ecuatoriana. Con Marianne Eyde conocimos el problema de la violencia desatada por el grupo terrorista Sendero Luminoso en el Perú pues su magnífico documental 'Dibujando Memorias' hizo un retrato de las secuelas de un conflicto que aún pervive en la conciencia colectiva de muchos pueblos indígenas.

Precisamente fue esta cinta la ganadora del premio al mejor documental. Por su parte, Amnesthesie, de Lizette, se llevó el premio del centro de la memoria común para la democracia y la paz. Junto a ellos dos no podemos olvidar el premio a la mejor investigación para el trabajo 'Caribbean Fantasy', proveniente de República Dominicana y por último, el premio de la Fundación Tres Culturas otorgado al documental español 'La fabulosa Casablanca', un paseo por la memoria de la colonia española en aquella ciudad, un bonito recorrido por el recuerdo de quienes un día, ya lejano, habitaron el que creyeron ser su pequeño paraíso. Son muchos más los trabajos presentados, imposible recordarlos todos en una pequeña crónica, aunque sí me gustaría destacar la investigación realizada por el director Eduardo Cubillo con su trabajo 'Isleños, a root of América', pues narra la historia de la presencia canaria en la Luissiana, Estados Unidos. Por último, mencionar los dos premios de la película Iperita, rifeña, y el premio al mejor actor para trece días de Octubre, película ésta última española.

El festival fue transcurriendo con rapidez aunque aún hubo tiempo para conocer a algunos amigos de la Fundación Tres Culturas y a la escritora marroquí Mouna Hachim, una mujer valiente que dice lo que piensa y escribe lo que siente, y que está dando un pequeño vuelco al conocimiento de la historia de Marruecos. No hubo tiempo para más, el festival acabó, se apagaron los focos y el silencio se adueñó por unos instantes de la sala de proyecciones aunque duró poco. La algarabía en la calle nos hizo salir del hotel unos minutos pues Marruecos, después de dos décadas, había logrado clasificarse para el mundial. Quien sabe, a lo mejor el año que viene vemos un documental sobre este tema. El tiempo dirá y si podemos, también escribiremos una crónica sobre ello.

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