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Y al fin, la claridad

Han tenido que pasar casi seis años para que los melillenses empecemos a ver la luz al final del túnel respecto al futuro Hospital Universitario. Parecía que no iba a llegar el día, pero después de todo un calvario administrativo y judicial, el reinicio de las obras tiene ya luz verde Han tenido que pasar casi seis años para que los melillenses empecemos a ver la luz al final del túnel respecto al futuro Hospital Universitario. Parecía que no iba a llegar el día, pero después de todo un calvario administrativo y judicial, el reinicio de las obras tiene ya luz verde y la actividad volverá dentro de poco al solar del antiguo Hospital Militar, destinado desde hace más de una década el emplazamiento del futuro Hospital Universitario. Los melillenses ya nos habíamos incluso acostumbrado, tristemente, a pasar por la calle Luis de Ostáriz y ver el esqueleto del centro hospitalario, con las obras a medio hacer y las grúas paradas. Pero afortunadamente, después de cinco años y medio que se han hecho eternos, y muchos ríos de tinta, parece que al fin el desbloqueo llega para el Hospital Universitario de Melilla, llamado a ser ejemplo mundial de cómo no hacer las cosas.

Porque desde su misma génesis, este proyecto tan ilusionante para una Melilla necesitada de buenas infraestructuras sanitarias ha sido un completo desastre. Una obra que Zapatero prometió en 2006, para empezarla en 2007, y que no puso su primera piedra hasta noviembre de 2009, casi cuatro años después de haberla anunciado. Entonces dijo la ministra Trinidad Jiménez que las obras estarían terminadas en 2012. Pero estamos en la recta final de 2017, y cuando ya deberíamos llevar unos años disfrutando de un hospital nuevo, amplio y moderno, la realidad es que seguimos sin él porque las obras empezaron tarde y mal y encima fueron paralizadas cuando se encontraban en mitad del recorrido.

Y así es como hemos estado cerca de seis años los melillenses, teniendo que sufrir un hospital viejo cada vez más deficiente, y encima asistiendo, después de todo, al lamentable espectáculo de la polémica política en torno a una obra de primera necesidad para Melilla mientras las grúas seguían paradas por imperativo judicial. Varias han sido las sentencias que se han emitido en este tiempo sobre el futuro Hospital Universitario, una de las cuales apuntaba a que el Gobierno de Zapatero, en el año 2009, adjudicó de manera irregular la dirección facultativa de la obra, un trámite que hubo que hacer de nuevo. Después llegó otra nueva sentencia de la Audiencia Nacional, por la cual se instaba a rescindir el contrato de la obra y hacer un nuevo proyecto para terminar la construcción.

Afortunadamente para los melillenses, como decíamos antes, ya se empieza a ver la claridad en este oscuro asunto y ayer se firmó el acta de replanteo con representantes de la empresa pública Tragsa, que se encargará de hacer la obra para ahorrar meses de trámites administrativos que supondrían volver a sacar a concurso de adjudicación la reanudación de unas obras que hace años que deberían estar acabadas.

Es una buena noticia para todos que este culebrón esté tocando a su fin, porque la posibilidad de ver el hospital terminado algún día está cada vez más cerca. Eso es lo que todos deseamos, además de que todo lo ocurrido sirva al menos para que no vuelva a repetirse nunca más. Ni en Melilla, ni en ningún sitio, porque nadie merece un calvario de este tipo en una obra tan necesaria como es la construcción de un hospital a la altura de lo que la sociedad necesita.

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