Y aunque, de momento, Puigdemont ha anunciado su decisión de continuar en Bélgica no se descarta que a lo largo de la campaña electoral catalana pueda regresar para ser detenido y aprovechar con fines electorales ese golpe de efecto y volver a exagerar como suele hacer de manera recurrente el victimismo, tanto en Cataluña como en el resto de España y ante los países de la Unión Europea, donde cada vez cuenta, si es que alguna vez la tuvo, con menor credibilidad Son muchos los que consiguen como días de asueto del 2 al 6, y en este caso lo denominan puente de la Constitución, mientras que otros optan por el período vacacional del 8 al 11, y lo llaman puente de la Inmaculada. En ambos casos, conlleva un paréntesis en el trabajo, en la antesala de la Navidad, uno de los acontecimientos religiosos junto a la Pascua y Pentecostés, más relevantes del año para el calendario cristiano
Como viene siendo ya habitual en este largo puente de la Constitución y de la Inmaculada, se produce en Melilla uno de los éxodos vacacionales más significativos hacia Marruecos y la Península.
Un fecha, por tanto, muy esperada por un gran número de ciudadanos que, en esta ocasión, además ha sido coincidente con uno de los inicios de campaña electoral más insólitos que se han visto en este país y es que el aldabonazo de salida de los históricos, excepcionales, únicos, y decisivas comicios catalanes ofrece un panorama, cuanto menos, singular.
A las doce de la noche del pasado lunes arrancaba oficialmente la campaña electoral para las elecciones catalanas del próximo 21 de diciembre. En los momentos previos miles de personas se concentraban en la barcelonesa plaza Sant Jaume para dejar constancia de su rechazo a la decisión judicial del magistrado Pablo Llarena, del Tribunal Supremo que horas antes había optado por mantener en prisión provisional a cuatro de los diez líderes independentistas catalanes que estaban encarcelados por supuestos delitos de sedición, rebelión y malversación de fondos públicos en relación con el procés Por tanto se iniciaba la campaña electoral con Oriol Junqueras, exvicepresidente de la Generalitat; Joaquim Forn, exconseller de Interior; y los Jordis (Jordi Sánchez, expresidente de la ANC, y Jordi Cuixart, presidente de Ómnium Cultural) en la cárcel. Pero no son solo éstas las singularidades de los comicios catalanes ya que el presidente catalán cesado y número uno de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, permanece huído en Bruselas y al parecer sin intención de momento de regresar a España a dar la cara como al menos han hecho sus compañeros independentistas.
Y ahora podría hacerlo ya que ayer el juez Llarena acordaba retirar las euroórdenes y órdenes internacionales de detención dictadas contra el ex president Carles Puigdemont y contra los ex consellers Antonio Comín, Lluís Puig, Meritxell Serret y Clara Ponsatí, también huidos a Bélgica. La decisión del magistrado en contra de lo que alguien pueda pensar es una mala noticia para el ex president, ya que desaparece la opción de aprovechar el funcionamiento de las órdenes europeas de detención y entrega para eludir en última instancia una acusación por rebelión en España.
Sin embargo, tanto Puigdemont como sus acompañantes podrán moverse libremente por cualquier país sin ser detenidos, pero en el momento que vuelvan a Cataluña serán arrestados y trasladados ante el instructor del Supremo para responder por rebelión, porque las órdenes de detención en España continúan vigentes. Por tanto, el rodillo de la Justicia española está desmontando su estrategia.
Y aunque, de momento, ha anunciado su decisión de continuar en Bélgica no se descarta que a lo largo de la campaña catalana pueda regresar para ser detenido y aprovechar con fines electorales ese golpe de efecto y volver a exagerar, como suele hacer de manera recurrente, el victimismo, tanto en Cataluña como en el resto de España y ante los países de la Unión Europea, donde cada vez cuenta, si es que alguna vez la tuvo, con menor credibilidad.
