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El vicario pide que la luz de Belén ilumine la convivencia melillense y guíe a los inmigrantes

Representantes de tres comunidades encendieron la Luz de Belén
(Autor: Guerrero)

El vicario episcopal, Roberto Rojo, oró ayer porque la Luz de la Paz de Belén, que vuelve a Melilla por quinto año desde tierra santa, contribuya a iluminar y enriquecer la convivencia y hermandad entre los melillenses de todas las culturas. Además mostró su deseo porque esta ilumine el camino de los inmigrantes que llegan a la ciudad huyendo de la guerra y el hambre, y haga posible que sus sueños se hagan realidad. El Sagrado Corazón acogió ayer la ceremonia del encendido de la luz de Belén, que llegó al templo portada por inmigrantes del CETI. A las siete de la tarde partía desde las puertas del CETI, rodeados por la oscuridad de la noche, la comitiva de inmigrantes del Centro de Estancia Temporal y el grupo de representantes de las parroquias de la ciudad en dirección al Sagrado Corazón. La Policía Local abrió el camino del grupo que amenizó el recorrido de la Luz de Belén, con villancicos y la imposición de estrellas en las solapas de los transeúntes.

Pasadas las ocho de la tarde el grupo hacía su entrada en una iglesia arciprestal atestada de melillenses y con las luces apagadas. A modo de oración, los presentes corearon "Dios es la luz".

El vicario episcopal, Roberto Rojo, acompañado por varios representantes de la Mesa Interconfesional, en este caso el de la Comunidad Hindú y la Musulmana, (el de la Comunidad Judía no pudo acudir por el Sabbath) se unieron para llevar la luz de belén y encender un cirio pascual con la palabra pax.

Luz de Belén
A lo largo de la ceremonia, enriquecida con villancicos, se escucharon varias lecturas, como el relato navideño de un adolescente melillense, o la experiencia personal de otro joven de la ciudad que afirmó que en toda su vida nunca se alejó de Dios, para afirmar que "Jesús nunca te soltará la mano".

Tras la lectura del Evangelio que recuerda el nacimiento de Jesús, tomó la palabra el vicario Roberto Rojo, que afirmó que con la llegada de la Luz de Belén ya es Navidad en Melilla. Explicó que esta llama ha recorrido miles de kilómetros, porque cada año un joven scout la prende de las luminarias que rodean y alumbran la cueva de la Basílica de la Natividad en Israel en la que se supone Jesús vino al mundo.
"Esa cueva tan pequeña donde los grupos que la visitan cantan como si fuera siempre Navidad, fue el lugar donde nació Jesús, esa paz tan grande y tan necesaria que debe inundar nuestros corazones, y que en Melilla debemos hacer extensiva a nuestros vecinos y a todas las culturas, porque es una luz que ilumina el mundo", dijo.

Esta luz de la paz de Belén, heredera de "aquella que iluminó a los pastores y los Reyes Magos, este año la traen aquí (los inmigrantes del CETI), personas que buscan luz, seguridad, libertad y bienestar como todos lo hacemos, porque en sus países no lo tienen". Por ese motivo "esta Navidad es diferente".

Aseguró Roberto Rojo que hace unas semanas volvió a ver a Jesús, lo hizo recordando una canción de su infancia en la que se preguntaba de qué color era la piel de Dios y terminaba aseverando que no tiene colores, "y es que Dios se nos presenta de forma sencilla, con las manos abiertas, esperando que nos acerquemos y le hagamos grande. Dios no tiene color de piel, porque es sensibilidad, cercanía y amor, ese amor que es el mejor regalo".

Dios es la luz, dijo, "porque personas que huyen de guerras, nos han traído este año esta luz de paz, y este encendido de velas con la participación de todas las culturas de la ciudad", representada en la Mesa Interconfesional, "es un testimonio por el que tenemos que apostar para que a través del diálogo se note la fraternidad entre las culturas melillenses, que es algo por lo que rezo todos los días".

Añadió que celebrar la Navidad no es hacerlo solo en casa, junto a la familia, sino hacer posible que esta luz de la paz "presida nuestras mesas y que recordemos que la luz de Dios nos tiene que hacer brillan a todos, que nos acerquemos a Él". Finalizó pidiendo que esta luz ayude a los inmigrantes "a encontrar su luz verdadera, su paz, su felicidad, su bienestar y la mano que necesitan para que su sueño sea realidad".

Tras sus palabras se procedió al encendido de las velas y quinqués de los numerosos presentes en el atestado templo. Acto seguido, una comitiva encabezada por el vicario, se dirigió feliz hacia el Belén oficial, el del Foso del Hornabeque, donde también se llevó la luz de la paz de Belén.

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Jesús Andújar

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