En 2012, apoyado por el Banco Mundial y la FMAM, Marruecos inició un “experimento” de desarrollo en la región Oriental, que incluye a la provincia vecina de Nador. Dicho experimento implicaba el desarrollo de nuevas “explotaciones” que a día de hoy han provisto a un gran número de marroquíes de un sueldo estable del que antes no disponían. Miel, algas u oliva son ahora fuente de desarrollo tras un experimento exitoso que a buen seguro será replicado en esta, la región más deprimida de Marruecos. Hace cinco años, Marruecos iniciaba un “experimento” de desarrollo en las zonas costeras de la región nor-oriental del Reino, concretamente en la región de Oriental, cuya capital es la ciudad de Oujda; una de las doce regiones en las que se divide Marruecos desde 2015.
Esta región, que incluye las provincias de Oujda-Angad, Nador, Berkane, Driouch, Taourirt, Figuig y Jerada, engloga el Rif oriental en su totalidad y es una de las zonas más deprimidas y subdesarrolladas del Reino de Marruecos.
El experimento iniciado por el Gobierno marroquí, con el apoyo del Banco Mundial, pretendía acelerar el crecimiento, luchar contra la pobreza, reducir las disparidades sociales y contribuir a la sostenibilidad de la explotación de los recursos naturales a través de la creación de nuevas explotaciones de recursos como la miel, el olivo y las algas.
Desde la concesión de la subvención (que alcanzaba los 5,8 millones de dólares) otorgada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (FMAM) en 2012, varias cooperativas y docenas de beneficiarios individuales (un total de 575, incluidas 135 mujeres) han recibido capacitación técnica y vocacional, además del equipo mecesario para desarrollar sus actividades en el marco del proyecto regional. Para los proyectos de apicultura, por ejemplo, se dotó a los nuevos apicultores de un total de 1.400 colmenas (550 vacías y 850 llenas), así como de equipos de apicultura.
Gracias al apoyo del Banco Mundial en este proyecto piloto, que ahora Marruecos pretende extender a otras regiones deprimidas, se ha producido un leve desarrollo. Las mujeres que trabajan en el sector de la apicultura, por ejemplo, tienen una ganancia de 70 dirhams por día, mientras que antes no contaban con ningún tipo de ingreso y no existían perspectivas de conseguirlo.
Algas en Nador
La producción de miel, como ya se ha mencionado, no es la única nueva fuente de ingresos que ha surgido en la región. En el Municipio de Bouarek, Nador, se ha introducido el cultivo y el procesamiento de algas marinas en el que ya es el mayor proyecto de acuicultura de todo el continente. Este proyecto ha permitido a un gran número de pescadores, que estaban sufriendo los rigores del cambio climático y la sobreexplotación de los mares, reconvertirse y dedicarse a este sector, que a diferencia de la pesca, se mantiene todo el año (no es estacional).
Las algas marinas son un recurso muy preciado por la industria cosmética, y de ellas se obtiene el agar-agar, un gelificante muy popular en la industria alimentaria. Actualmente, en la Mar Chica, hay una granja de algas de 12 hectáreas que permite a los trabajadores extraer hasta 120 toneladas de algas al año, produciendo unos ingresos mensuales medios de 2100 dirhams.
Desarrollo incipiente
La aparición de nuevas industrias y explotaciones en la región del Rif Oriental es una señal de que Marruecos está tratando de sacar del ostracismo a una de las regiones más abandonadas del reino; una región que hasta el día de hoy ha subsistido mediante la explotación pesquera, minera (de áridos y minerales) y el contrabando a través del puesto fronterico de nuestra ciudad.
Aunque sea extremadamente discreto, el hecho de que existan nuevas fuentes de ingresos allá donde no existían previamente es precisamente un indicador de desarrollo. La creación de tejido productivo en el Rif puede ser beneficiosa para Melilla, si Melilla es capaz de convertirse en un centro de provisión de servicios, en un centro de negocios, en un centro de formación y/o en un centro de provisión de tecnología y maquinaria.
