Policías y guardias civiles cobran menos que un agente de los Mossos d’Esquadra, la Ertzaintza, la Policía Foral o muchos cuerpos de Policía Local que hay en diferentes municipios de España. No es justo, y menos aún cuando ambos cuerpos demuestran día a día su enorme capacidad de servicio, profesionalidad y espíritu de sacrificio
Los sindicatos y asociaciones que representan a las plantillas de la Policía Nacional y la Guardia Civil llevan años pidiendo una cuestión de justicia: percibir las mismas retribuciones que el resto de policías autonómicas, cuyos sueldos son más elevados que los de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, aun realizando el mismo trabajo y asumiendo el mismo riesgo en su desempeño profesional. Policías y guardias civiles cobran menos que un agente de los Mossos d’Esquadra, la Ertzaintza, la Policía Foral o muchos cuerpos de Policía Local que hay en diferentes municipios de España. No es justo, y menos aún cuando ambos cuerpos demuestran día a día su enorme capacidad de servicio, profesionalidad y espíritu de sacrificio. En Melilla tenemos muchas muestras de esta labor intachable de la Policía Nacional y la Guardia Civil en momentos difíciles en el marco de la misión que tienen encomendada para garantizar la seguridad y la convivencia pacífica de los ciudadanos, así como la seguridad de nuestras fronteras.
Aunque es una reivindicación antigua, como decíamos antes, es ahora cuando ha cobrado más fuerza y, sobre todo, ha sido secundada por la sociedad. Mucho tiene que ver la crisis política que se ha vivido en Cataluña y el papel que han desempeñado policías y guardias civiles, acatando de manera leal, como no podía ser de otra manera, los requerimientos judiciales, aunque eso les haya supuesto estar en el punto de mira de los independentistas, llegando incluso a sufrir intolerables ataques en forma de desprecio y escraches. Dicho de otra manera, a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado les ha tocado bailar con la más fea en todo este tema de Cataluña, y aún así, han desarrollado con éxito un despliegue de seguridad sin precedentes, que ha supuesto a sus agentes vivir más de un trimestre alejados de sus familias y en difíciles condiciones. Un despliegue, no lo olvidemos, que ha garantizado que se cumpla lo que la Justicia dictaba en cada momento, algo que hasta ese momento no estaba plenamente garantizado con los Mossos, como se está vislumbrando a medida que avanza la investigación sobre el papel de la Policía catalana el 1-O y los días previos y posteriores.
El Gobierno ya ha tomado nota y está trabajando en la elaboración de un documento que presentará el 16 de enero a los sindicatos policiales y asociaciones de la Guardia Civil para abordar la equiparación salarial, el material de seguridad y el mantenimiento y construcción de nuevas instalaciones policiales. Ahora que la situación económica española permite abordar estas reivindicaciones, que la inmensa mayoría de la sociedad considera justas, es el momento de materializarlas para dar una solución definitiva a los grandes problemas profesionales que afectan a los policías y los guardias civiles desde hace tantos años, como son la equiparación salarial, la actualización del catálogo de puestos de trabajo y la mejora en los medios con los que cuentan. El compromiso que han demostrado ambos cuerpos lo merece.
