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El Torreón del Vigía

Ese alguien que viene a cenar

El portal es de aquellos amplios con una escalera sinuosa que envuelve el ascensor. Aun a la primera planta, la seguimos llamando "Principal" y la luz de la mañana entra por las vidrieras de la escalera. Subo a pie y me recreo en cada planta, en las puertas de las viviendas que a, pesar del tiempo, aún conservan su estilo. Esta noche pasaré un examen, casi sin darme cuenta y desearé que sean benévolos conmigo. Siempre pensé que era demasiado fácil hacer un menú, montar una mesa o elegir un vestuario. Pero mientras paseaba en mi mente se agolpaban recuerdos de cómo en casa, cuando era pequeño, celebrábamos la Nochevieja. Mi madre es la perfecta anfitriona, desde saber diferenciar el mantel de fin de año y el de Nochebuena hasta hacer única una velada con pequeños detalles. En el mantel del 31 se permiten más licencias, tiene colorido pero sin exagerar. Siguen los elementos florales de la estación y las velas, con la calidez que aportan pero sin que olvidemos que lo principal para ese ambiente lo creamos nosotros. Por eso nunca entendí como existen personas que utilizan estos momentos para crear tensión e ir ya predispuestos al empleo de la ironía o el menosprecio. La mesa es el lugar de compartir alimentos pero sobre todo de respetar a cada uno y comunicarnos con ellos, demostrando siempre que allí como en el juego es donde se percibe la buena educación. Recordaré su templanza para parar a aquel que en una cena habló de política o quiso hacer algo jocoso con ideas religiosas sin reparar de nuevo el respeto que todos nos merecen o a ese tío mío que casi le sube la tensión por sentarle al lado de alguien que creía su enemigo, solo por tener otros colores en un estadio. Mi padre siempre es el encargado de colocar a los invitados en la mesa. Sitúa dos presidencias, al estilo francés, en el centro y una enfrente de otra. Los abuelos en sitio preferente. Uno a cada lado. Junto a papá, la abuela. Y a mi abuelo le daba la derecha, mamá. A partir de ahí, intercalados hombre – mujer, hombre – mujer. Pero hay pequeños, a ellos los sitúa en una mesa con otros de su edad y eso sí, no recurre a lo que parece que ya es el menú infantil oficial y que causa más de un enfado. Para los mayores, elige alimentos teniendo en cuenta edades, tratamientos de salud pero sobre todo que es de noche y nos es conveniente abusar. Como tampoco del alcohol y como en cambio es un autentico placer el hacer un buen maridaje. Trato de recordar cómo se coloca la cristalería… copa de agua, y vinos según el plato que vamos a degustar. Detrás la copa flauta para el cava o champagne, salvo que desde el principio y como única bebida optemos por esos espumosos, en cuyo caso retiraremos las de vino colocándolas en ese lugar. ¿Y la vajilla?. Aquella que solo usamos en momentos únicos. De abajo hacia arriba…bajo plato, plato llano, y/o taza de consomé. Con la cubertería, siempre de fuera hacia dentro, es decir primero colocaré, a la derecha del plato, cuchara, cuchillo de pescado y de carne; y a la izquierda, también de fuera hacia dentro, tenedores de pescado y carne. La cubertería de postre, justo delante del plato. Y a la izquierda del mismo, el platito de pan. La servilleta o encima del plato o a la derecha de los cubiertos. Espero no olvidar que como anfitrión recibiré y despediré a los invitados en la puerta. ¡Feliz Nochevieja!.

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