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Le piden 2 años por pegar a su mujer: “si le quitan la residencia por esto me mata”

En la noche del pasado 30 de diciembre, la Policía Local atendió una llamada en la que los vecinos alertaban de un posible caso de maltrato en el ámbito doméstico. Una vez desplazados a la vivienda, situada en la calle Azucena, frente a las naves, se encontraron con una mujer con claros signos de haber sido agredida -sangre en la boca, pelo alborotado y gestos de dolor- y con su marido, que se encontraba tumbado “como si nada” en la habitación del matrimonio. Aunque la mujer contó a los agentes que las agresiones eran frecuentes y que temía por su vida si le denunciaba, finalmente se negó a declarar en el juicio. La Fiscalía pide para el acusado un total de 2 años de cárcel y 4 años de orden de alejamiento y prohibición de comunicaciones. Según los hechos descritos por la acusación, que corrió a cargo del Ministerio Fiscal y de un letrado que ejercía de acusación particular -letrado que acabó por retirarse siguiendo instrucciones de su cliente-, sobre las nueve de la noche del día 30 de diciembre se produjo un fuerte altercado familiar en una vivienda situada en la calle Azucena, junto a las naves del Real.
Los vecinos, alertados por los gritos de auxilio de una mujer y los golpes, llamaron al 091 para denunciar un posible caso de malos tratos y pedir la asistencia de una patrulla, y a los pocos minutos se personó en el lugar una pareja de la Policía Local.
Según describieron los propios agentes en su declaración ante el juez, al llegar a la vivienda llamaron al telefonillo y no les atendió nadie, por lo que les tuvo que dar paso un vecino. Una vez dentro del edificio, los agentes declararon haber escuchado golpes, gritos y “ruido propio de un forcejeo” conforme subían las escaleras, aproximándose a la puerta. Al llegar a la vivienda tocaron a la puerta, identificándose como agentes, haciéndose en ese momento el silencio en el interior. Los agentes, tras insistir varios minutos, fueron recibidos por la víctima, que presentaba una herida abierta en la boca y que abrió la puerta de la casa “encorvada, con claros signos de dolor, como si le hubieran golpeado en el estómago”; además, la mujer se encontraba “muy nerviosa” y “con el pelo alborotado”.
Tras acceder a la vivienda, que no se encontraba especialmente desordenada, los agentes encontraron al supuesto agresor, el acusado, “tumbado en la cama”, “bien vestido, como si no hubiera pasado nada”.
Según el testimonio de los agentes la mujer, que ejerció en el juicio su derecho a no declarar (al igual que el acusado, su marido). afirmó aquella noche que las agresiones eran “habituales” y que tenía miedo de que la matase si las labores judiciales conducían a que él perdiese el permiso de residencia: “Si le quitan la residencia porque lo denuncio me va a matar”. El matrimonio tiene un hijo en común, tema en torno al cuál giraban las discusiones que desembocaban en las peleas y las supuestas agresiones del marido a la víctima.

Fiscalía y defensa
Si bien la acusación particular fue retirada, el Ministerio Fiscal interesó para el acusado un total de 2 años de prisión, uno por un delito de amenazas y otro por un delito de violencia de género en el ámbito doméstico, además de una prohibición de comunicación y aproximación de 200 metros durante 4 años.
La defensa, por su parte, pidió la libre absolución del acusado basándose en que, dado que los agentes no presenciaron directamente agresión alguna y dado que “no son médicos” para determinar relaciones de causalidad entre las supuestas agresiones y las lesiones que presentaba la víctima, no se podía acreditar que hubiera nada más que una discusión. Según la abogada de la defensa, las heridas de la mujer podrían haber sido fruto de una “autolesión” o tener cualquier otra causa.

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Fernando Lamas Moreno

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