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Carta del Editor

“Todos trabajarán tan poco como puedan” o bajistas profesionales

Un ejemplo de eso de trabajar tan poco como puedan, entre jocoso y triste, es el de un funcionario de Alicante que lleva 15 años sin trabajar, pasando de bajas médicas de un año y medio a vacaciones de un mes y medio
Aquí, en Melilla, también hay ejemplos notables de bajistas profesionales, por acción u omisión, y no es Joaquín Martínez el único y último ejemplo.

Lo anunciado por Imbroda de iniciar los trámites para pedir el ingreso de nuestra ciudad en la Unión Aduanera Europea, algo por lo que en SODEMEL venimos luchando desde hace tiempo, me parece una gran noticia.

La decisión de convocar elecciones en Cataluña tan pronto, tan cerca de la aplicación del ya famoso artículo 155 de la Constitución, se ha demostrado ya -visto el resultado de tales elecciones- como un fracaso, como una vuelta a lo que se pretendía evitar El mayor experimento de un sistema de trueque centralizado que recolectaba productos de los granjeros y artesanos especialistas y los distribuía a los que los necesitaban se realizó en la Unión Soviética, y fracasó estrepitosamente: la frase "todos trabajarán según sus capacidades y recibirán según sus necesidades" se transformó, en la práctica, en "todos trabajarán tan poco como puedan y recibirán lo que puedan conseguir", que, a veces, no es poco, aunque los medios para conseguirlo no sean ni éticos, ni legales.

Un ejemplo de eso de trabajar tan poco como puedan, entre jocoso y triste, es el que oí esta semana en una radio. El caso de un funcionario de Alicante que lleva 15 años sin trabajar, pasando de bajas médicas de un año y medio a vacaciones de un mes y medio. Así, sin trabajar durante quince años y ya próximo, supongo, a la jubilación, llegará al final de su presunta vida laboral sin haber trabajado y ni dejar de cobrar. "Dejar la chaqueta y largarse" es, según lo comentado en la radio a la que me refería, otra de las situaciones frecuentes entre parte del funcionariado, derivada de la existencia de esos "bajistas profesionales" a los que denunciaba el periodista Carlos Herrera. Aquí, en Melilla, también hay ejemplos notables de bajistas profesionales, por acción u omisión, y no es Joaquín Martínez el único y último ejemplo.

A pesar de los bajistas profesionales, a pesar de todos los tontos que puede haber, y los hay, en la política, el caso es que España es un gran país (y Melilla un ciudad llena de posibilidades desaprovechadas) que ha mejorado mucho durante los últimos cuarenta años. Sirva como ejemplo lo que comentaba esta semana con Mariano Remartínez. Me hablaba de su primera estancia de tres meses, años ha, en París, de lo poco, por no decir nada, que valía la peseta y lo poquísimo que, entonces, éramos -a ojos de los franceses- los españoles. Hoy, evidentemente, la situación es muy diferente, utilizamos el euro (no el trueque) y la mayoría de los españoles que salen, estudian, trabajan y viven en el extranjero se parecen muy poco a aquellos emigrantes de maleta de cartón de años pasados, ya lejanos, pero no olvidados.

Y hemos mejorado mucho a pesar del partido del "progretariado", no del ""proletariado", como define Federico Jiménez Losantos al comunismo de personas como "Pablenín", o sea, Pablo Iglesias, cuya última transgresión ha sido apoyar de nuevo al separatismo en Cataluña, intentando distraer con el fantasma de su preocupación por los españoles (no de los venezolanos) que no pueden llenar la nevera, algo que no es su caso, evidentemente, ni el de la inmensa mayoría de los españoles, más preocupados por el sobrepeso que por el hambre, no menos evidentemente.

Por cierto, la decisión de convocar elecciones en Cataluña tan pronto, tan cerca de la aplicación del ya famoso artículo 155 de la Constitución, se ha demostrado ya -visto el resultado de tales elecciones- como un fracaso, como una vuelta a lo que se pretendía evitar. Tiene razón Albert Rivera cuando avisa que si el Gobierno cree que Roger Torrent, nuevo presidente del Parlamento catalán, es conciliador, "es que no lo conoce… y (Torrent) va a seguir trabajando por la secesión", de manera que, según Rivera, el nacionalismo va a ser el problema más importante de España en los próximos años, porque "van a cuestionar la soberanía nacional, la unidad del país, la igualdad de los españoles e incluso la pertenencia a Europa". El golpismo es algo sumamente grave, con el que, por mucho que algunos insistan, no se puede ni dialogar, ni pactar. Y el PSOE debe revisar su política en Cataluña, si no quiere que le ocurra lo que le está ocurriendo al Partido Socialista francés, que, según el socialista y ex presidente de la República, Francois Hollande, "puede desaparecer", después de que, en las últimas elecciones, el candidato del PS, Benoit Hamon, obtuviera el peor resultado de la historia del socialismo francés, solo el 6,36% de los votos, y pasara de 291 diputados a 31. Lo del PP en Cataluña, por otras razones diferentes a las del PSOE, ha sido también un desastre, que se ha producido no por defender a España allí -como dicen los portavoces habituales- sino precisamente por todo lo contrario, por no defenderla, por no defender a los catalanes que se sienten españoles y quieren seguir siéndolo, y que, como se ha demostrado a pesar de todo lo ocurrido y permitido, son más que los separatistas.

A propósito de posibilidades desaprovechadas en Melilla, justo es destacar lo que se está haciendo para solucionar ese evidente problema. Lo anunciado por Imbroda de iniciar los trámites para pedir el ingreso de nuestra ciudad en la Unión Aduanera Europea, algo por lo que en SODEMEL venimos luchando -como otros partidos políticos- desde hace tiempo, me parece una gran noticia. Por supuesto que defender y mantener la actual fiscalidad de Melilla es indispensable. No hay duda de que, una vez que Ceuta y su Gobierno, junto con la oposición, habían decidido tramitar el ingreso en la Unión Aduanera, Melilla estaba aún más obligada a hacerlo. Pero, en fin, más vale tarde que nunca, sabiendo que tal ingreso de Melilla en la Unión Aduanera -como el de la ampliación del Puerto- no es, no son, fines en sí mismos, sino medios que, si se utilizan bien y se aprovechan las oportunidades que ofrecerán, posibilitarán el ansiado desarrollo de nuestra ciudad. Político, por supuesto, pero también económico, en absoluto menos importante -e incluso más necesario aún- que aquel.

Posdata
Lluvias, vientos y grandes nevadas en todo el mundo. Mi nieto mayor, por ejemplo, se hiela cada vez que sale a la calle en Filadelfia, la cuna de la Independencia de los Estados Unidos. Es muy extraño, ciertamente, este "calentamiento global del planeta".

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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