Desde el año 1950, todos los 24 de enero se celebra, bajo el auspicio de la ONU, el Día Mundial de las Religiones. Las religiones han ayudado y ayudan a millones de personas en la titánica tarea de otorgar sentido a la vida y a la muerte, proponen estímulos para el buen obrar y ofrecen consuelo cuando sobrevienen las desgracias. Está claro, por otro lado, que no podemos obviar ni dejar de condenar la sangre, el sufrimiento, las torturas, las injusticias y las discriminaciones que en nombre de Dios han cometido las personas a lo largo de la Historia.
Pero cuando en 1948 se redactó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las personas allí reunidas no pudieron más que rendirse a la evidencia: que las religiones forman parte esencial de la culturas en las que se desarrollan y que en ocasiones ayudaron a crear, que deben ser tenidas en cuenta y respetadas, y que –como diría más adelante Hans Küng- “no habrá paz mundial sin paz religiosa”, por lo que su concurso es imprescindible para la consecución de un futuro más humano, en el que el respeto a la diversidad comience por un respeto mutuo entre creencias (e increencias).
El artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
Pero este derecho no es absoluto. Nunca está de más recordar que el derecho a la diferencia no implica una diferencia de derechos, y es por ello por lo que –para su correcta comprensión- el artículo anterior debe ser completado con el punto 3 del artículo 14 de la misma Declaración, en el que se puntualiza que “La libertad de profesar la propia religión o las propias creencias estará sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la moral o la salud públicos o los derechos y libertades fundamentales de los demás”.
Desde el Fórum Filosófico de Melilla les invitamos a tomar conciencia de una problemática que a todos atañe, y a asistir al café filosófico que tendrá lugar en el Café Bar LA CUEVA el próximo miércoles 24 de enero a las 18 horas. En él charlaremos sobre laicidad, secularización y ética cívica, sobre libertad individual y pluralismo cultural, sobre los abusos de poder de la creencia o la increencia. ¡Os esperamos!