El presidente de CISEG, entidad que organiza (junto con el Centro UNESCO Melilla) la jornada de prevención de radicalización terrorista en menores, atendió a Melilla Hoy para explicar los principales objetivos de esta actividad y parte de la problemática que existe actualmente en relación con la radicalización violenta de menores. La jornada tiene como objetivo fundamental la extensión de la formación en éste ámbito al sector civil, a fin de facilitar la detección temprana y la valoración de los indicios de radicalización. Para Garriga, Melilla es un “punto caliente”, al ser una zona de paso, ya que tiene una población itinerante que, de acumularse, “puede convertirse en un problema de seguridad”. David Garriga es el presidente de la Comunidad de Inteligencia y Seguridad Global (CISEG), una asociación sin ánimo de lucro -no vinculada con la policía o con ningún partido político- cuyo objetivo principal es la difusión de conocimiento y la formación en torno al fenómeno de la radicalización violenta.
Hoy mismo, a partir de las nueve de la mañana, CISEG, junto con el Centro UNESCO Melilla, organizan una jornada enfocada a la prevención de la radicalización violenta en menores. El presidente de CISEG, uno de los expertos (criminólogo) que participan en la actividad, resaltó la importancia de extender la formación al ámbito de la sociedad civil, más allá de las fuerzas de seguridad, a fin de que los profesionales de dicho ámbito civil sean capaces de “detectar y valorar los primeros indicios de radicalización”.
Según Garriga, los objetivos de la jornada de hoy son precisamente “acercar este conocimiento sobre el radicalismo” a la gente y tratar de encontrar soluciones para “comprender qué es lo que falla” y qué ocurre para que los menores se radicalicen, contando para ello con una “heterogénea” selección de expertos, que ofrecerán puntos de vista muy variados.
Zona de paso
Según el presidente de CISEG, Melilla es un “punto caliente” en cuanto a radicalización se refiere, principalmente debido a que se trata de una “zona de paso” y a la gran cantidad de menores, concretamente MENAS, que hay en la ciudad, lo cual consideró “un grave problema al que se debe poner solución no sólo desde aquí, sino también desde el país vecino”.
“Melilla tiene el problema de que, al ser una zona de paso, tiene una población itinerante que se puede ir acumulando hasta convertirse en un problema de seguridad”.
Garriga insistió en la importancia de centrarse en los niveles más básicos de radicalización, a fin de “evitar que los jóvenes evolucionen hacia una radicalización violenta”, “que es lo que no se está haciendo”.
Riesgo de futuro
Ceuta y Melilla, pese a ser puntos calientes en materia de radicalización, “tienen la suerte de contar con unas fuerzas de seguridad muy bien formadas”, no obstante, existe la posibilidad de que al aumentar el radicalismo se produzcan “altercados violentos contra la población local”.
Cataluña
Según informaciones publicadas por el Ministerio del Interior esta semana, Cataluña es la primera región de España en cuanto a alertas ciudadanas de radicalización.
Al ser preguntado por los motivos de que Cataluña sea en la actualidad un “punto caliente” de radicalización islámica violenta, cuando a priori no debería serlo, Garriga hizo referencia a la amplia presencia de “una población de ideología manifiestamente salafista de corte wahabita”, una ideología que, si bien “no está prohibida, ya que no todos los salafistas son terroristas”, es un caldo de cultivo perfecto para la aparición de la violencia yihadista.
Además de la importante presencia de población salafista, David Garriga, hizo referencia a una realidad que, “aunque las autoridades no la quieran reconocer”, se está dando en Cataluña. Dicha realidad es la existencia de “ciudades paralelas, por no llamarlos guetos”, zonas donde “sólo se habla árabe”.
Esta guetificación es una de las principales causas del problema en Cataluña; es “muy peligrosa” y “debe evitarse y controlarse”, “aprendiendo de lo que ha ocurrido en otros países de nuestro entorno”.
