Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Carta del Editor

“Por el presente y el futuro de Melilla”

Novedad: jueces y fiscales se manifestaron en las calles de varias ciudades españolas y ahora anuncian huelgas por reclamaciones salariales. Sorprendente, pero han sido más decididos que los más frecuentes escribidores en los wasap de la Plataforma de Comerciantes melillenses, quienes llevaban meses entre el sí, el no y el ya veremos en cuanto a una o varias manifestaciones reivindicativas, algo que finalmente se producirá, si no hay impedimentos, el próximo día 22, coincidiendo con la manifestación de Ceuta y bajo el lema "Por el presente y el futuro de Melilla", algo genérico pero que, evidentemente, nos interesa a todos. Novedad: jueces y fiscales se manifestaron en las calles de varias ciudades españolas y ahora anuncian huelgas por reclamaciones salariales. Sorprendente, pero han sido más decididos que los más frecuentes escribidores en los wasap de la Plataforma de Comerciantes melillenses, quienes llevaban meses entre el sí, el no y el ya veremos en cuanto a una o varias manifestaciones reivindicativas, algo que finalmente se producirá, si no hay impedimentos, el próximo día 22, coincidiendo con la manifestación de Ceuta y bajo el lema "Por el presente y el futuro de Melilla", algo genérico pero que, evidentemente, nos interesa a todos.

Jueces y fiscales pidieron en sus manifestaciones públicas menos intromisión de los gobiernos en sus tareas, especialmente en la elección de los miembros del Consejo Superior del Poder Judicial, el órgano máximo de la judicatura, y más respeto a la presunción de inocencia, sin duda una de las bases de una buena justicia, que algunos jueces -dicho sea sin ánimo ofensivo alguno- acostumbran no respetar en algunas de sus actuaciones previas y sentencias. Sentencias que, por supuesto y en la mayoría de los casos, satisfarán a algunos y disgustarán a otros, quienes tienen -me parece- todo el derecho a criticar dichas sentencias sin tener que temer represalias de ningún tipo, algo que a veces no ocurre, como la experiencia nos demuestra.

En lo que a mí personalmente me atañe y consciente de que la profesión de editor de un periódico implica asumir altos riesgos, he de decir que en mi experiencia con los juzgados ha habido de todo, incluyendo una juez que me condenó hace treinta años porque había quedado "probado" que en una reunión solos los dos y a puerta cerrada con el entonces alcalde de Melilla, Gonzalo Hernández -de infausto recuerdo- yo, sacando del bolsillo mi bolígrafo, le había dicho: con esta pluma te voy a hundir, frase por demás ridícula que yo sería y soy incapaz de pronunciar, pero que, además, sería imposible de "probar" en las circunstancias en las que se produjo la reunión. El PSOE de aquel tiempo aireó, con entusiasmo, mi "condena". Como los necios de ahora con el absurdo tema de la presunta y absolutamente falsa teoría de que no se había cobrado determinada cantidad en el campo de golf público de Melilla a los jugadores. Está fuera de toda duda que nadie se haya quedado con un solo euro, pero, basándose en un erróneo cálculo de la Consejería de Deportes de la CAM, que, desoyendo sus propios informes internos, confundió visitantes del campo de golf con jugadores, olvidó que la gestión del Club Campo de Golf había ahorrado en cuatro años más de un millón de euros a la CAM, obvió que los bonos se aplicaban mucho antes de la creación de Club (y mintieron en sede judicial al decir que no sabían que se estaban aplicando bonos), no mencionó que ellos (no el Club) eran los responsables finales del cobro de las tasas y pasaron por alto que los ingresos por jugar en el campo decayeron tras intervenir ellos. Es imposible entender por qué no reconoce el Consejo de Gobierno algo cualitativa y cuantitativamente evidente: que la Consejería de Deportes de hace años, con Miguel Marín al frente, cometió un inmenso error, de cálculo, primero, y de sumarse a una malintencionada y falsa denuncia política dirigida incluso contra algunos de ellos mismos, a continuación. La situación me recuerda a la del ciudadano Joseph K. de la novela de Kafka, "El proceso", en la que un invisible Tribunal procesa al mencionado ciudadano por unos delitos desconocidos. ¿De qué se le acusa? No se sabe, pero lo que sí se sabe, desde el comienzo de la novela, es que el protagonista es inocente, tanto como que no podrá hacer nada para evitar ser ejecutado.

Lo que va de ayer a hoy. Otro ejemplo, en la Gaceta Local que publicamos todas las semanas y que es un inapreciable documento para conocer cómo era Melilla, me llamó la atención uno de los resúmenes de El Telegrama del Rif, realizado por José Antonio Cano, y correspondiente al 30/3/1918, o sea, hace 100 años. Decía la nota: "En San Juan de las Minas, suicidio de una joven. En S. Juan de las Minas ocurrió ayer un lamentable suceso. Según parece, en aquel poblado y por motivos que no estaban suficientemente aclarados, puso fin a su vida una agraciada joven. Los medios que pusiera en práctica para ello, así como el nombre de la joven suicida son extremos que no hemos conseguido averiguar". Por lo menos averiguaron que era "una agraciada joven". Eso sí que eran buenos periodistas, no los molestos moscones de ahora, que pretenden saber más que las "autoridades" (como les denomina mi amigo José Luis Martínez Lázaro), dirá más de uno de los actuales y numerosos políticos, de indisimulable tinte dictatorial.

Sobre el presente y el futuro de Melilla, lema de la manifestación del próximo día 22, hay mucha controversia, desde los que lo ven todo negro (muchos ciudadanos y empresarios) a los que lo ven todo rosa (muchos de los políticos en el poder y miembros de la administración pública). Mi tesis, como economista, editor del MELILLA HOY y ávido lector, es que el color presente de Melilla no es ni negro, ni rosa y, en todo caso, eso no es lo más importante, porque el presente pasa rápidamente a pasado. Lo importante es el futuro y sobre todo el futuro próximo, y para que este sea bueno sólo hay un camino: privatizar la economía melillense, aligerar la pesadísima losa de una administración pública (políticos incluidos) que impide e impedirá -como la experiencia ha demostrado y sigue demostrando- que el futuro de nuestra ciudad sea bueno, sea todo lo bueno que puede ser, no lo que será si todo continúa igual. Y repito, SODEMEL, una sociedad privada creada para el desarrollo de Melilla, aunque algunos políticos y funcionarios pretendan minimizarla o ignorarla es un instrumento fundamental, imprescindible para lograr el no menos imprescindible desarrollo económico de Melilla. El desarrollo, en resumen, sólo puede llegar vía la iniciativa privada. La inversión pública ayudará, que no es poco, pero sólo ayudará. No comprenderlo es un inmenso error, como que lo público cercene o dificulte las iniciativas privadas, que es lo que está pasando aquí (y en otros muchos lugares de España, no lo olvidemos).

Loading

Enrique Bohórquez López-Dóriga

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€