Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Carta del Editor

Un programa para España

Bastante más de media España es "de derechas", como la Historia demuestra. Un programa de derechas, un programa para España, sería: "Abandonar el ruinoso camino de la socialdemocracia; devolver las ilusiones perdidas a los votantes de derechas; bajar los impuestos y que desaparezcan los de doble y triple imposición; que se derogue la Ley de Memoria Histórica; que se recorten las alas de los taifas autonómicos; que no se transija con los separatismos; que las competencias de Educación, Sanidad, Justicia y Hacienda vuelvan al Estado; que se ponga coto a los excesos garantistas; que no se fomente el aborto; que se ampare a la familia; que la dialéctica de los sexos no derive a guerra de géneros; que los poderes públicos dejen de meter las narices en la vida privada de las personas; que cese el flujo migratorio; que no se antepongan los caprichos de las minorías a los deseos de las mayorías… en fin, atreverse a ser de derechas. Muchos otros, en Estados Unidos, en Asia y en Europa lo están haciendo y ya se ve lo bien que les va". Bastante más de media España es "de derechas", como la Historia demuestra. Un programa de derechas, un programa para España, sería: "Abandonar el ruinoso camino de la socialdemocracia; devolver las ilusiones perdidas a los votantes de derechas; bajar los impuestos y que desaparezcan los de doble y triple imposición; que se derogue la Ley de Memoria Histórica; que se recorten las alas de los taifas autonómicos; que no se transija con los separatismos; que las competencias de Educación, Sanidad, Justicia y Hacienda vuelvan al Estado; que se ponga coto a los excesos garantistas; que no se fomente el aborto; que se ampare a la familia; que la dialéctica de los sexos no derive a guerra de géneros; que los poderes públicos dejen de meter las narices en la vida privada de las personas; que cese el flujo migratorio; que no se antepongan los caprichos de las minorías a los deseos de las mayorías… en fin, atreverse a ser de derechas. Muchos otros, en Estados Unidos, en Asia y en Europa lo están haciendo y ya se ve lo bien que les va".

Lo entrecomillado no es mío. Lo anterior lo escribió Fernando Sánchez Dragó y lo publicó el domingo pasado El Mundo. Estoy convencido -y lo que ha ocurrido con Pablo Casado lo corrobora- de que más de media España, y aproximadamente el 80% de los votantes de Melilla, está de acuerdo con lo que escribió Sánchez Dragó. Yo estoy especialmente de acuerdo en eso de que los poderes públicos dejen de meter las narices en la vida privada de las personas. En el fondo, como escribió Karl R. Popper en su magistral y transcendental libro "La sociedad abierta y sus enemigos", lo que hoy persiguen los movimientos totalitarios y reaccionarios es destruir la civilización, la sociedad abierta -"que pone en libertad las facultades críticas del hombre"- para volver a la organización tribal o cerrada, con su sometimiento a las fuerzas mágicas, presuntamente superiores, siempre totalitarias, que meten sus narices en nuestra vida privada.

Como recoge Maria Elvira Roca Barea en uno de los mejores libros sobre España que he leído, "Imperiofobia y leyenda negra": "Muchísimos años antes de que Thomas Jefferson escribiera -desde su hermosa plantación de esclavos- en la Declaración de Independencia que todos los hombres son creados iguales e independientes, el jesuita español Francisco Suárez había escrito: Todos los hombres nacen libres por naturaleza, de forma que ninguno tiene poder político sobre el otro…toda sociedad humana se construye por libre decisión de los hombres que se unen para formar una comunidad política". España ha sido el gran imperio de la historia del mundo y lo que habría que preguntarse -coincido con Roca Barea- "no es por qué el Imperio español se vino abajo en la primera mitad del siglo XIX, sino cómo consiguió mantenerse en pie durante tres siglos, porque ningún fenómeno de expansión nacido desde la Europa Occidental ha conseguido producir un período más largo de expansión con estabilidad y prosperidad".

Fuimos lo que fuimos, un gran Imperio, y ahora somos otra cosa, "parte desgajada de un organismo mayor", pero desde luego no somos lo que el "racismo protestante dominante", el pensamiento correcto en el mundo financiero y mediático internacional, nos considera a "los del Sur": corruptos, vagos, malos socios y malos pagadores, a diferencia de los países del Norte, "de tradición calvinista y protestante, que son cumplidores, laboriosos y exigentes con la moral". El hecho es que, a diferencia de Alemania -que manda económicamente en la Unión Europea- España nunca ha dejado de pagar sus deudas. Entonces, ¿cómo se puede explicar que la prima de riesgo de Alemania se haya mantenido alrededor de cero mientras que la española ha llegado a alcanzar el 3 por ciento? El hecho es que "dos generaciones de españoles, al menos, van a trabajar más y ganar menos que otros europeos para pagar un sobrecoste de financiación cuyas causas carecen de explicación racional". ¿Quién tiene la culpa mayor?. Contesta Roca Barea: "nosotros, porque no fuimos capaces de defender nuestros intereses y los suyos", los de nuestros hijos y nietos.
¿Vamos a defender nuestros intereses nacionales con dirigentes políticos como los actuales, que intentan aumentar la deuda pública con su correspondiente sobrecoste de financiación con la falaz argumentación -que por repetida da asco- de que va a haber más dinero para sanidad, educación, funcionarios públicos, pensionistas, etc.? ¿Quién va a generar ese dinero que permita pagar la deuda pública? ¿Los empresarios, a los que se fríe a impuestos y se les desmotiva? ¿Por qué tenemos que pagar tanto, con enormes impuestos indirectos y directos, a tantos ministros, asesores públicos, senadores y diputados nacionales y autonómicos activos o retirados, tanta superposición de administraciones, tantos independentistas golpistas, desenterramientos de muertos (personas e ideas), tamaño desprecio al factor humano transformado en simple cantera de votantes y un largo etcétera de cosas corruptas e innecesarias, excepto para el ego ideológico y la captación de votos de incautos de los patéticos gobernantes de turno, indefectiblemente de visión a cortísimo plazo y de indisimulado desprecio a la inteligencia de los ciudadanos?

Posdata
"El PP no necesita reforma sino resurrección" (Fernando Sánchez Dragó). O resucita en España con Pablo Casado, o -digan lo que digan las ridículas encuestas del CIS cocinadas por el PSOE- adiós . Es verdad que Patroclo cayó, como cayeron Héctor y Aquiles, mientras prevaleció Ulíses, el astuto (Stefan Zweig, en su biografía de Fouché, el genio tenebroso). Pero Ulises fue astuto, no trilero, como tantos dirigentes políticos actuales.

Lo que estamos pasando en nuestra empresa en Melilla con la compra de maquinaria de imprenta y de periódico supera todos los límites del gasto, la incompetencia, la obstrucción y carestía administrativa, en suma, la paciencia. La situación de Melilla, que ni es Europa ni deja de serlo, que no es ni comunidad autónoma ni ayuntamiento, que tiene como vecino un país peor que incómodo, que no está en la Unión Aduanera Europea, es, desde el punto de vista empresarial, un desastre monumental. Para invertir aquí e intentar fabricar algo hay que ser, como yo y a diferencia de Ulises, un poco, sino bastante, loco.

Loading

Enrique Bohórquez López-Dóriga

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€