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“La diferencia en la gravedad de las penas según el sexo es un error”

El decano de los jueces, Fernando Portillo

Fernando Portillo, decano de los jueces, atendió a MELILLA HOY para ofrecer su visión acerca del acalorado debate en torno a la posibilidad de derogar, modificar o mantener la actual Ley de Violencia de Género. Si bien sostiene que la LVG ha supuesto enormes avances en la lucha contra la lacra del maltrato, no comparte la asimetría penal que la LVG establece en función del sexo. El decano de los jueces en Melilla, Fernando Portillo, atendió a MELILLA HOY para abordar la polémica generada en torno a la pertinencia o no de derogar, cambiar o preservar la Ley de Violencia de Género como está planteada actualmente.
El juez decano, ante todo, quiso recordar que “excepto tres o cuatro energúmenos”, toda la sociedad española está de acuerdo en que el maltrato hacia una mujer por el mero hecho de serlo es una conducta punible y despreciable, si bien, a la hora de llevar el debate al plano jurídico, hay ciertos aspectos de la LVG que generan una “percepción de injusticia” en la ciudadanía, percepción que, según sostiene el juez decano, es perjudicial tanto para la causa de la igualdad como para los muchos éxitos y avances que introdujo la LVG.
Portillo señaló la “asimetría penal” como el aspecto que, en su experta opinión, más desentona de la LVG. La “asimetría penal” es la característica por la cual, por la comisión de los mismos delitos, se aplican diferentes penas en función de si el acusado pertenece o no a un colectivo determinado (por ejemplo, que ante una agresión de la misma índole se imponga una pena superior a un hombre por el mero hecho de serlo).
“Para mí nunca tuvo sentido que el Tribunal Constitucional estableciera esta asimetría; entiendo que el TC argumentó que era pertinente en un momento de oportunidad histórica y social en el que vieron justificado apostar por la asimetría, y determinaron que no era contraria al artículo 14 de la CE (igualdad de todos los españoles ante la Ley; N. del redactor), pero yo creo que es perjudicial, porque da la sensación de ser una Ley injusta, cuando en realidad tiene muchos aciertos”, argumentó el juez decano, quien se mostró convencido de la necesidad de eliminar esta asimetría penal; “choca mucho que un TC permita que, en función de quién cometa un delito, haya prevista una mayor o menor pena […] a pesar de que había informes del CGPJ que establecían que la distinción de sexos no procedía y era contraria a la Constitución”.
El juez decano considera que la Ley fue un acierto en su día para “visibilizar un problema de violencia contra la mujer”, pero cree que deberían haberse endurecido las penas de manera general, sin hacer distinciones entre sexos, y ve en la actual Ley -tal y como está planteada- una traba para la lucha por la igualdad, toda vez que “apoyarse en algo que se percibe como injusto” no favorece la lucha, sino que “da argumentos fáciles a todos aquellos que están en contra de la LVG”.
Como juez, el decano no entra a discutir las leyes y recuerda su pleno compromiso (y e de todo el colectivo) en su rigurosa aplicación en el día a día de la profesión judicial, sin embargo, mantiene su opinión personal de que la diferencia en la gravedad de las penas en función del sexo “es un error” que debería subsanarse.
“El error está en afirmar que con esta asimetría se protege mejor a las mujeres”, afirmó el decano, quien considera que, a la hora de aumentar la pena prevista para conductas “completamente reprobables” como el maltrato, debería haberse hecho para todos por igual; “después resulta que el 95% de los delitos los cometen los hombres, porque así lo indican las estadísticas… pues ellos serán los que reciban la pena, pero en nada protege a las mujeres el hecho de que, si una de cada 1.000 mujeres comete ese delito, no se la condene a la misma pena que si fuera hombre”, concluye el juez decano.
Portillo mantuvo en todo momento una postura de plena defensa de los avances logrados por la LVG, pese a considerar un grave error la citada asimetría penal, y consideró que “lo más triste” de todo el debate en torno a la LVG es, precisamente, que “no hay debate”, dado que el tema está tan polarizado que, “o eres de un bando o eres del otro, cuando esto no es una batalla de sexos”.
“Me da pena que estemos prácticamente incapacitados para llevar a cabo un debate serio y con datos sobre este tema… todos los extremos son malos, para hacer buena política y buenas leyes es importante el sosiego”, sentenció el decano de los jueces en Melilla.

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Fernando Lamas Moreno

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