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Carta del Editor

Tras las elecciones: Menos gasto y más inversión

Economía, todo, en el fondo, es economía. Hasta Stalin lo reconocía. Cerca ya de las elecciones, se discute en público sobre los programas económicos de los partidos. Bajada de impuestos versus subida, impuestos indirectos o directos (que podrían, y quizás deberían, desaparecer), pensiones versus creación de puestos de trabajo, salarios netos o brutos, cambiar radicalmente los sistemas de formación o mantener el actual desastre. Atraer inversiones e inversores, recomienda Daniel Lacalle, en nombre del PP. Bajar los impuestos, defiende Toni Roldán, ahora liberal y en nombre de Ciudadanos, aunque se le nota su pasado socialista. Sugiere políticas de penalización a los empresarios, si despiden, en vez de políticas de apoyo a los empresarios para que contraten y creen empleo. Economía, todo, en el fondo, es economía. Hasta Stalin lo reconocía. Cerca ya de las elecciones, se discute en público sobre los programas económicos de los partidos. Bajada de impuestos versus subida, impuestos indirectos o directos (que podrían, y quizás deberían, desaparecer), pensiones versus creación de puestos de trabajo, salarios netos o brutos, cambiar radicalmente los sistemas de formación o mantener el actual desastre. Atraer inversiones e inversores, recomienda Daniel Lacalle, en nombre del PP. Bajar los impuestos, defiende Toni Roldán, ahora liberal y en nombre de Ciudadanos, aunque se le nota su pasado socialista. Sugiere políticas de penalización a los empresarios, si despiden, en vez de políticas de apoyo a los empresarios para que contraten y creen empleo. Unidad del mercado español, ahora destrozada. Fomentar el teletrabajo, en vez de quejarse por la existencia de la España despoblada.

Progresismo o regresismo. Los que se declaran progresistas (comunistas y socialistas) son, como los hechos y los parados demuestran, en realidad regresistas. Menos gastar (menos administración pública) y más invertir (más empresarios y empresas). Un título universitario no garantiza, hoy, un puesto de trabajo. Más formación profesional y menos universitarios desempleados. Más acercar la universidad a la empresa (como ocurre en Estados Unidos, por ejemplo) y menos progres (tipo Pablo Iglesias) entre los profesores universitarios.

Los impuestos, indirectos -que son la mayoría, los que más suman- y directos -los más fácilmente politizables-, son una pesada carga para los ciudadanos y, en la mayoría de los casos, un abuso. ¿A quién votar el 28 de abril? Al que no sólo lo prometa sino al partido que se comprometa a la mayor reducción de impuestos, sería la respuesta lógica.

Pablo Casado, el líder del PP, promete ahorrar 16.100 millones de euros en impuestos a los españoles y, además, crear 482.000 empleos adicionales, algo que, digan lo que digan los socialistas-comunistas como Pedro Sánchez, es económicamente posible, como la reciente experiencia de Portugal e Irlanda demuestra. Lo que es imposible es que España se salve política y económicamente, si, como ahora auguran las encuestas, Sánchez logra gobernar.

Las encuestas de Tezanos, o sea, las encuestas de Pedro Sánchez. Serían indignantes, si no dieran tanta risa. Un ejemplo local: según el maltratado CIS de Tezanos, en Melilla el puesto de diputado se lo disputarían, muy igualados, el candidato del PP, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, y el del PSOE, Jaime Bustillo, algo que ningún melillense, por muy socialista que pudiera ser, llega siquiera a imaginar. Afortunadamente sólo faltan dos semanas para las elecciones. En este caso local, como en lo que ocurra en el resto de España tras las elecciones generales, me parece que nos vamos a reír mucho de Tezanos el mismo 28 de abril. Un Tezanos (CIS) tan brutalmente sectario y tan inconmensurablemente sumiso, que se asemeja cada vez más a cualquiera de los idolatradores de Stalin -Molótov, por ejemplo- que, por cierto, terminaron siendo fusilados por su ídolo.

Cualquier conversación que mantengo durante estos tiempos pre electorales termina siempre, y no inducido por mi, en un sentimiento que es también un lamento: Melilla necesita un cambio. Por eso me pareció muy importante el nombramiento, y la forma de producirse, de Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu como candidato del PP al Congreso. En la entrevista que le hicimos esta semana, a la pregunta “en este periódico venimos defendiendo, desde hace muchos años, que Melilla necesita políticamente un cambio profundo, ¿se considera usted el primer paso de ese cambio de personas en las listas del primer partido de nuestra ciudad?”, contestó “es un cambio el que se ha producido en el PP nacional, porque hacía falta en la política una revisión profunda…en el caso de Melilla, todo necesita ser revisado, porque la permanencia prolongada de los mismos esquemas de gestión durante muchos años provoca rutinas y la creencia de que no hay vías alternativas para resolver los problemas”.

Melilla tiene muchos problemas, pero también tiene un enorme potencial de crecimiento, que pasa, como reconocen todos los aspirantes locales al Congreso y al Senado que iniciaron oficialmente la campaña electoral el viernes a las 00,00 horas, pasa por el cambio. Un cambio que no puede quedarse en una aspiración, un cambio que debe empezar por la llegada a la política y a puestos de responsabilidad de nuevas personas, de hombres y mujeres nuevos. Un cambio interno que debería empezar en las listas de los dos primeros partidos de nuestra ciudad, que son los que parten con mayores posibilidades electorales el 26 de mayo, PP y CpM. Que, por cierto, no deberían ser enemigos, si cambian sus listas.

Posdata
Mi apelación al cambio es continua y antigua, pero conviene reconocer que hay cambios que empeorarían la situación. Por ejemplo, que un político que fuera durante unos 30 años del PP aspirando, sin conseguirlo, a que le nombraran algo, presidente del partido, por ejemplo, y fracasando siempre, ahora, en un partido nuevo como Vox, hable del cambio, del quítate tú que me quiero poner yo. Me refiero a Jesús Delgado. Es una catástrofe, para Vox, lo que este político traidor y ex presidente del Colegio Médico -la que le puede caer- está haciendo con ese partido en Melilla.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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