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Ventana abierta

ENDESA y cambio climático

La Ciudad Autónoma tendrá que obligar a la central de ENDESA a contaminar menos el aire en Melilla si quiere luchar contra el cambio climático. El Gobierno local que salga de las elecciones deberá resolver la Autorización Ambiental Integrada y obligar a la internacional italiana a instalar las Mejores Técnicas Disponibles, que no son quemar fueloil. La contaminación atmosférica afecta a la salud de los que trabajadores de Endesa, y a quienes trabajan en los alrededores de la central o residen en sus cercanías. Enchufar coches a una central que utiliza fueloil es quemar el dinero de las subvenciones del Estado al coche eléctrico. Es prioritario que Melilla desarrolle energías renovables.
Se nos acaba el tiempo para intentar poner freno a un cambio climático irreversible.

La lucha contra el cambio climático es el principal problema de la humanidad. Nuestros hijos no tienen futuro si no actuamos ahora y no podemos esperar más. El futuro es ya.

Al nuevo gobierno nacional y al nuevo gobierno que salga en las próximas elecciones locales, los ciudadanos tenemos que exigirles que sean capaces de defender el bien común aunque tengan que enfrentarse con los intereses de las grandes empresas privadas. Si los políticos no actúan tendremos que hacerlo los ciudadanos, y es hora de empezar a hablar de acciones concretas, en Melilla, en España, en Europa y a nivel mundial. Además de plantearnos cómo producimos la energía que necesitamos, hay que plantearse si somos eficientes con la energía. Las medidas de ahorro energético tienen que ser prioritarias.

La contaminación que la central eléctrica de Endesa está vertiendo a la atmósfera desde su ubicación en el centro de la ciudad se reglamenta desde la Autorización Ambiental Integrada (AAI), que concede la ciudad, y está en proceso de cambio tras denunciar Guelaya que se basaba en legislación de tiempos de Franco. Si la nueva AAI que debe aprobar la Ciudad Autónoma mantiene los actuales motores contaminantes de fuel oil, estará demostrando que defiende los intereses de una multinacional italiana antes que la salud de los melillenses y la lucha global contra el cambio climático.

La legislación es muy clara, Endesa tiene que producir electricidad utilizando las “Mejores Técnicas Disponibles”, así las llama la legislación europea y nacional. Y existen tecnologías adecuadas para que Endesa disminuya la contaminación atmosférica de forma drástica.

La nueva AAI considera a Endesa como una Instalación de Combustión Mediana, cuando debería ser considerada como una Gran Instalación de Combustión; la diferencia entre una y otra es clave: por normativa europea, en 2021 las Grandes instalaciones de Combustión sólo podrán expulsar por sus chimeneas un máximo de 625 miligramos por metro cúbico de óxidos de nitrógeno, mientras que las instalaciones medianas podrán expulsar 1850, casi el triple.

Tenemos que reducir sí o sí las emisiones de gases invernadero en todo el mundo, también en Melilla, y para ello Endesa tiene que cambiar urgentemente; en 2017 aumentó un 5,2% sus emisiones de óxidos de nitrógeno y un 1,3% las de CO2. Nos urge bajar en picado las emisiones de gases invernadero y Endesa-Melilla no hace más que aumentarlas. Si no se exige a Endesa que reduzca la contaminación en 2021 es porque no se quiere. Este es el momento de obligar a que la industria contaminante a reducir sus emisiones.

En lo que se refiere a gases invernadero en España, según el Observatorio de la Sostenibilidad, “Endesa es, y será el primer emisor durante muchos años, hasta que no realice una profunda transformación de sus métodos de generación eléctrica”. En 2018 Endesa emitió en España 30 millones de toneladas gases invernadero, lo que supone el 9,28% del total del país.

Hace tres años Endesa-Melilla obtuvo por parte de la Agencia Europea de la Energía, debido a su bajísima eficiencia energética, la calificación de séptima industria más contaminante de toda Europa: contamina una barbaridad para la electricidad que produce. Se nos acaba el tiempo para intentar poner freno a un cambio climático irreversible.

2030 es la fecha límite, según el IPCC (Panel Internacional de Cambio Climático) para conseguir que la temperatura media del planeta no aumenta más de 1,5 grados; sobrepasar esta cifra nos abocaría muy probablemente a lo que los científicos denominan “catástrofe global”. El futuro es ya.

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